No parece que estemos haciendo nada. Nada bueno, claro. Con respecto al cambio climático estamos hablando mucho, pero haciendo muy poco. Estamos cumpliendo las peores expectativas. Los números nos indican que vamos camino de una catástrofe anunciada.

Es lo que se denomina Senda Representativa de Concentración o RCP por las siglas de Representative Concentration Pathway. Se trata de una proyección científica que trata de mostrar los distintos caminos de futuro al que nos llevan distintos grados de emisiones

Según los Acuerdos de París, la senda debería ser de un RCP de 2,6. Este índice mide la cantidad global de emisiones de CO2 por año medido en miles de millones de toneladas métricas. Pues bien, estamos siguiendo casi de manera perfecta un camino muy distinto.

Es el camino que traza un RCP de 8,5. Es decir,  casi seis puntos por encima de lo que deberíamos. Y cada punto son mil millones de toneladas de dióxido de carbono a una atmósfera que empieza a dar claros síntomas de estar saturada. 

 

Uso intensivo de combustibles fósiles

Este RCP curiosamente coincide con las emisiones producidas por el consumo intensivo de combustibles fósiles en todos los órdenes de la actividad humana. Es decir, todos los esfuerzos que estamos haciendo para bajar las emisiones, o al menos declarando, y la aportación de las renovables no están cambiando la peor de las previsiones. 

Los 42.000 millones de toneladas métricas vertidas el pasado año parecen no estar muy lejos de las 38 que se había estipulado en los acuerdos de París. Pero es un mundo porque marca una tendencia en la que ambas curvas se separan dramáticamente. 

Algunos científicos quieren llamar a la calma. Aseguran que esas mediciones están realizadas siguiendo estrictamente los Acuerdos de París. Y que en la propia redacción se admite que las emisiones seguirán subiendo probablemente hasta 2030, antes de comenzar a bajar significativamente hasta 2050.