La histórica presentadora de televisión Marisol Galdón ha recordado en su cuenta personal de Twitter el mensaje que escribió hace un año en el que relataba la precaria situación en la que se encontraba. 


A través de un vídeo, Galdón rogó un trabajó y denunció la situación en la que se encuentran los profesionales de la comunicación a partir de los 50 años y la estigmatización que hay contra ellos: “Una detecta que, a partir de los 45, el trabajo comienza a escasear, ya no fluye como antes, y primero piensas que es casualidad, o quizá una mala racha; pero luego hablas con compañeras y ves que, si son profesionales que trabajan cara al público, están en una situación similar”, señaló.

365 días después, Galdón ha confesado que "todo sigue igual": "Hoy hace 1 año que me armé de valor y colgué este vídeo. Se hizo viral y ayudó a visualizar el maldito edadismo, el desempleo y la precariedad q sufrimos millones de personas, en especial mujeres. Ahora ya tengo 60 años y lamento comunicaros q todo sigue igual. Salvo alguna cosa", ha señalado.


¿Y qué ha cambiado?: "Esta semana, además, mi viejo portátil, el único ordenador que tengo, murió. Quedarme sin herramienta de trabajo ha sido duro. Si a alguien de por aquí le sobra alguno o sabe manera de conseguirlo, hacédmelo saber", ha explicado. Sin embargo y a pesar de que Twitter a veces es conocido por el mal ambiente que existe también hay buenas acciones. Y Galdón ha terminado por conseguir un portatil: "Pues parece que el asunto del portátil se resuelve en breve. Todavía no me lo creo. Gracias por vuestro interés real y auténtico, a pesar de hallarnos en el mundo virtual. Hoy me acostaré con mucha más esperanza de la que tenía al levantarme. Me siento nuevamente agradecida".

"Casi termino como Verónica Forqué"

En una entrevista con El País publicada en mayo, Galdón relató que estuvo a punto de quitarse la vida: "El año pasado por estas fechas casi termino como Verónica Forqué", ha expresado. Además, ha añadido que lo habría hecho "sin dramas porque siempre he pensado que la vida le pertenece a uno y a nadie le importa lo que hagas".

Sin embargo, gracias a una ayuda de 400 euros de la Sociedad de Gestión de Derechos de Imagen de Intérpretes no lo hizo: "Del Estado no he recibido nada. Esas ayudas a mí me salvaron la vida".