Pilar Eyre está de enhorabuena. Su último libro 'Yo, el Rey' (La esfera de los libros) se ha convertido en un éxito de ventas, agotando los 200.000 ejemplares de la primera edición en apenas una semana. Inmersa en la promoción del libro, la periodista responde a las preguntas de ElPlural.com.
PREGUNTA: ¿Esta conversación telefónica es segura? ¿Tienes los teléfonos pinchados en este momento?
RESPUESTA: Creo que lo tengo pinchado. En otras épocas de mi vida sé que lo he tenido, pero es algo que no puedo afirmar con toda rotundidad, porque no he usado un método científico para comprobarlo. Es igual, tampoco digo grandes cosas, no creo que nos pase nada.
P: Has dicho que es tu obra cumbre y que para escribirla no has tenido ningún tipo de censura o autocensura. ¿Con qué se había autocensurado Pilar Eyre?
R: Esto de decir que es mi obra cumbre es una estrategia bastante pretenciosa que me da mucha vergüenza leerla. No me considero Cervantes, soy una escritora muy trabajadora que siente mucho respeto por el oficio. Sí es cierto que he tenido mucha libertad para escribir el libro, aunque haya pasado hasta por tres despachos de abogados distintos. Ha habido algunas objeciones que hemos hecho caso y otras que no, pero de momento no ha existido ningún tipo de demanda ni protesta. Pienso que la gente que lo ha leído ha visto que todo lo que cuento es verdad.
Los lectores me dicen que ya entienden el por qué hizo lo que hizo.
Yo tampoco soy ninguna kamikaze, nadie tiene que censurarme porque yo sé hasta qué punto tengo que llegar pero realmente me he callado muy pocas cosas. Estoy contenta por cómo me ha ido por ello.
P: El público está apoyando mucho al libro. Es un exitazo.
R: Estoy muy contenta. Me encantaría que el año que publico libros el resto de escritores se tomara un año sabático y el único libro que estuviera en las estanterías fuera el mío, y el escritor que niegue esto miente como un bellaco. Estoy muy contenta porque según el medidor que tienen las editoriales estaba en alta posición. Mi editorial es una editorial pequeña, tiene pocos trabajadores, con mucha voluntad, mucho prestigio y con una gran editora como Ymelda Navajo. Han hecho un gran trabajo y los lectores se han dado cuenta de que he contado cosas que no se habían contado nunca.
Es una persona que puede tirar un teléfono contra el suelo y romperlo o tirar un pisapapeles por la ventana y romper el cristal.
Esta mañana hablaba con un periodista muy conocido amigo mío y me decía "si te pones a pensar, muchas de estas cosas ya se sabía, pero verlas todas juntas te hace ver que el retrato del Rey es demoledor, es algo que no ha salido nunca en ningún sitio". Creo que he cumplido mi propósito porque los lectores me dicen que ya entienden el por qué hizo lo que hizo.
P: ¿Cómo vivió Juan Carlos la muerte de su hermano?
R: Fue devastadora para él y su familia. Ninguno volvió a ser el mismo. Juan Carlos, que tenía 18 años, sigue teniendo un peso de culpa porque él era el encargado de la pistola. En el libro cuento muy bien cómo fue el momento porque me lo ha contado la única persona que estaba presente que no era de la familia. Es una versión más completa que una que había publicado antes.
Un gran amigo de Don Juan Carlos entró en el despacho cuando él era Rey hace diez o quince años y se lo encontró llorando y le dijo "a nadie he querido como a él".
A Juan Carlos lo tenían que llevar prácticamente en silla de ruedas a los sitios.
P: Le marcó, entonces.
R: A Juan Carlos le vemos como una persona cercana, campechana, que cuenta chistes pero una persona atormentada. Ha sufrido grandes episodios de depresión, angustia, tristeza e incluso ira. Es una persona que puede tirar un teléfono contra el suelo y romperlo o tirar un pisapapeles por la ventana y romper el cristal. Ese carácter complicado tiene sus raíces en la infancia.
P: ¿Cuántas mujeres han podido pasar por la vida del Rey?
R: De tanto entrevistar a uno de sus grandes amigos personales, de esas pocas personas que entran en Zarzuela sin avisar, nos hicimos amigos. Y le preguntaba al respecto. Yo le decía que 100 e iba subiendo. Cuando llegué a 1.000 me dijo "pon 1.500 y te acercas". Este dato, que lo desvelé en 'La soledad de la Reina' le gustó a Juan Carlos. El Rey, que no creo que lea mucho, decía que le dijeran el número. "¿Con cuantas mujeres dice Pilar que me he acostado?", "Con 1.500, majestad" y le hacía mucha gracia.
P: ¿Cuándo comenzó su declive?
R: Hubo unos años en el que el declive no lo veíamos. Cuando se casaron Felipe y Letizia todos los dardos iban contra ella. Casa Real no lo entendía porque a Juan Carlos lo tenían que llevar prácticamente en silla de ruedas a los sitios, tropezaba, cuando hablaba tartamudeaba... Estaban alucinados porque esperaban que la prensa reflejara las carencias del Rey, hablaban del último modelito de Letizia o de lo delgada que estaba. Letizia llegó a sospechar que esas informaciones las filtraba Casa Real para que no se hablara del Rey.
No va a regresar a España.
Cuando no se pudo disimular fue cuando el accidente de Bostwana. Las mentiras que nos contaban y que fuimos averiguando pusieron al Rey en el camino de la abdicación. Cuando se derrama el agua de una taza no se puede recoger. Si hubo aciertos después del accidente, que creo que no los hubo, tampoco los hubiéramos jaleado porque estaba en su tiempo de descuento.
P: En el libro hablas de que el Rey tiene tres teléfonos con tarjetas extranjeras para evitar ser escuchado por el CNI. ¿Se olía algo?
R: Si yo he tenido los teléfonos pinchados el Rey los tiene pinchadísimos y es consciente de ello porque los jefes del CNI han sido sus grandes valedores. El fondo de las escuchas es protegerlo. Sin embargo, cuando quiere tener una conversación que no quiere que se escuche utiliza estos teléfonos con estas tarjetas para que no puedan rastrearlo.
El Rey era mayorcito y si tuvo un mal camino fue porque quiso.
Yo he escuchado conversaciones del Rey en la clínica en la que falleció su padre y tenía escuchas hasta en esa habitación de hospital. Todas sus conversaciones con Bárbara Rey también están grabadas. Lo primero que hicieron al llegar a Zarzuela fue instalar un sistema de seguridad, que además era muy rudimentario porque se veían los cables por las lámparas. Incluso tenían un micrófono debajo de la cama para saber cuándo cumplían con el débito conyugal.
Si querían tener una conversación privada salían al jardín, y ni eso porque los jardineros también eran del servicio de seguridad.
P: ¿Cómo se recordará a Juan Carlos?
R: En sus últimos años las últimas informaciones han eclipsado su reinado y no podemos tener una visión objetiva de él. Como dicen en 'Sálvame', cuando pasen los años le daremos su lugar y creo que hablaremos de sus aciertos. Abrió mucho este país.
No va a regresar a España, por si me lo preguntas. Su entorno me ha asegurado que no quiere volver porque cree que ha hecho su último servicio a la patria: irse. También es un regalo que ha hecho a su hijo.
P: En el libro hablas de su relación con Corinna. ¿Es la culpable que ha hecho caer al Rey como insinúa tanta gente?
R: No. El Rey era mayorcito y si tuvo un mal camino fue porque quiso. Corinna fue un gran amor, como cuento en el libro. En el 2019, Juan Carlos fue a Londres, se entrevistó con Corinna y estuvo en su casa. Eso solo se hace cuando alguien ocupa algo en tu corazón. Creo que sigue enamorado de ella.
