El afamado director manchego Pedro Almodóvar se ha sincerado en una entrevista en El País con motivo de la publicación de El último sueño, una antología de su narrativa entre 1967 y 2023. A lo largo de la publicación se compilan una serie de relatos que transcurren entre su lugar de origen y Madrid.

En la conversación, el cineasta confiesa que, a pesar de haber escrito este libro, él no es escritor. "No me da vergüenza y creo que tiene el interés suficiente para ser leído, pero escribir es algo más que esto. La gran literatura es otra cosa. Yo solo pretendo que la gente se entretenga leyéndome", ha señalado.

Del mismo modo, ha hablado de su infancia y de cómo fue crecer en un pueblo manchego. "De no haber salido de allí, hubiera acabado en la cárcel o suicidándome. Con 17 años, les dije a mis padres que me iba a Madrid. Fue la única gran discusión que tuvimos. Mi padre me dijo que me mandaría a la Guardia Civil, porque era menor. Le dije que lo hiciera si quería, pero que yo me iba a ir. Debieron de ver tal determinación que se acojonaron", ha confesado.

Para él, "ser niño en un pueblo en plena posguerra era como vivir en el salvaje Oeste". Además, ha afirmado ser "un urbanita recalcitrante" y ha asegurado que no volvería nunca a vivir en el medio rural. En este contexto ha destacado qué suponía ser homosexual en un contesto así: "Cuando en 'Dolor y Gloria' digo que no soy el hijo que mi madre esperaba y que siento haber sido una decepción, en realidad no estoy hablando de mi madre, sino del pueblo, del modo en que te mira el pueblo cuando eres un niño gay. Tú aún no sabes que lo eres, pero entiendes muy bien lo que te están diciendo. Es muy duro vivir ese rechazo cuando eres niño. Te deja una marca brutal".

Otra de las cuestiones abordadas en la entrevista ha sido la religión. "Quise ser creyente, intenté denodadamente creer en Dios y en la piedad, pero no funcionó. En realidad, los curas me convirtieron en ateo", ha narrado Almodóvar. 

En esta línea ha dicho que en su obra La mala educación se le ve "rabioso" y "anticlerical" y lo justifica así: "Es una venganza contra mi colegio y contra los abusos que tuvieron lugar en él. Si no hay millones de demandas en España es porque somos muy pudorosos y nos da mucha vergüenza reconocerlo".

Melancólico e inseguro 

El cineasta ha hablado de la muerte de su madre precisando que, a raíz de esto, su cine se ha vuelto más austero. En las últimas películas, además, ha renunciado a sus señas de identidad "como las canciones y los elementos que alegraban la narración". En este punto el creador Madres Paralelas ha reconocido que se ha "convertido en alguien más sombrío y melancólico, más inseguro y miedoso". 

Por último, Almodóvar ha reflexionado sobre la muerte y ha dicho que es "algo que todavía no he asimilado ni he entendido. Y eso es un problema grande, porque el tiempo pasa, pero yo no he madurado mucho respecto a la cuestión del paso del tiempo. Sigo sintiéndome como un niño, y no lo digo como algo positivo". "En este tema, soy de una tremenda inmadurez", ha zanjado.