Los bares que enaltecen la figura de Franco, hacen apología de la Dictadura y muestran y venden sin rubor y total placidez merchandising fascista, han existido desde siempre en España pero al calor del proces de Cataluña, la exhumación de los restos de Franco y del advenimiento de VOX a la política, han crecido exponencialmente en sus ventas así como se han creado nuevos establecimientos. Esta pervivencia intolerable de museos fascistas es incomprensible si se tiene en cuenta que contraviene claramente la Ley de Memoria Histórica que prohíbe taxativamente la exposición pública de “escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva del levantamiento militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura”. La propia norma dicta que ''estos elementos deberán ser retiradas de los edificios y espacios públicos”.

Si hasta el momento no se ha aplicado la ley a este tipo de bares (en algún caso amparados en la laguna jurídica de inexistencia de una legislación de Memoria Histórica en sus respectivas comunidades autónomas), esta situación podrá cambiar y los bares deberán ser transformados y eliminar toda su decoración franquista y venta de elementos de la dictadura, cuando se apruebe la reforma del Código Penal que va a tener muy en cuenta recoger claramente el delito de apología y exaltación del franquismo.

Esta prohibición de la exaltación franquista por el propio Código Penal, ley de leyes de los delitos, obligaría a la desaparición de los bares de la “Ruta del 36” y España se asimilaría en este asunto a países como Alemania en el que la exaltación del nazismo con simbología hitleriana está prohibida y constituye un grave delito. Por tanto este tipo de establecimientos que exhiben todo tipo de insignias preconstitucionales y reliquias de otra época para rendir tributo al dictador, están llamados a desaparecer o transformarse en bares o restaurantes “normales”.

También afectará al ‘merchandising’ fascista

También afectará la modificación del Código Penal a la venta de objetos y productos vinculados al franquismo. Este ilegal comercio se produce en tiendas, mercadillos, internet y en los propios bares citados. Por tanto el ‘merchandising’ fascista también está en vías de extinción con la nueva norma.  

 Algunos de los bares franquistas

Repasamos cuatro de los establecimientos más polémicos que han permanecido impasibles a la Ley de Memoria Histórica. “El cangrejo”, de La Solana (Ciudad Real) donde responden al teléfono con un “Arriba España, dígame” para reservar los menús dedicados a Francisco Franco y a José Antonio Primo de Rivera.

El clásico de siempre es “Casa Pepe” en Despeñaperros, en el límite entre Andalucía y Castilla La Mancha, en Almuradiel, local que luce con orgullo su condición de bar/restaurante/tienda fascista. Constituye el Álamo' franquista, el museo franquista orientado 'cara al sol'. Todo un alarde de la apología franquista en el que se puede encontrar desde un pedestal en honor a José Antonio Primo de Rivera, hasta botellas de vino con el rostro del Caudillo en la etiqueta, jamones con la bandera preconstitucional, boinas de la legión, llaveros y demás parafernalia franquista.

Casa Eladio, en Ávila, tiene un lugar privilegiado con vistas a la muralla medieval, junto al río Adaja. Desde su fachada, presume precisamente de formar parte de la Ruta del 36 y en la pizarra exterior, donde hace gala de su oferta culinaria, ofrece "chorizos rojos" "revolcona amargadas del 36" o "huevos rotos fusilados". Su mayor momento de gloria lo consiguió con el vídeo del torero Fran Rivera, grabando el interior del local, con especial detalle de la bandera franquista, mientras le decía a los destinatarios de su vídeo: "Toros, España, Viva España. Casa Eladio, en Ávila, una maravilla. ¡Viva España! ¡Anda que no!". El torero, después, comentó su vídeo en Espejo Público, donde es tertuliano, aunque sin llegar a disculparse: “Está totalmente sacado de contexto”. 

Olga, la prima de la “Señora franquista” mantiene vivo su espíritu en su marisquería donde tiene un altar dedicado a Francisco Franco y al Partido Popular, así como fotografías en las que aparecen destacados exdirigentes y miembros de la formación. Casa Olga, otro “clásico” de la casposidad ubicado en la sierra oeste de Madrid.