Desde la petición, hecha de forma oficial en un comunicado, de dejar de incluirla entre los tertulianos de diferentes espacios de análisis de actualidad, a cuestionar su inteligencia y llegando hasta concebirla como una "prostituta" pagada por el ente público. Así ha sido el camino que, en estos últimos días, el Partido Popular ha recorrido cargando con enorme fuerza contra la analista política Sarah Santaolalla, muy crítica con diferentes estrategias y acciones de la formación dirigida por Alberto Núñez Feijóo. Un intento de acallar a la colaboradora habitual en diferentes programas televisivos de estos espacios en canales nacionales y, especialmente, en aquellos en los que participa en TVE, como son Mañaneros 360 o Malas Lenguas

Una intensa campaña para intentar silenciar a un rostro que suele evidenciar, en muchas ocasiones, fallas en el argumentario de los populares, contradicciones o incoherencias respecto a acciones de su pasado e, incluso, resaltar malas praxis de sus políticos a las que no se están dando la importancia que deberían. Una estrategia con la que conseguir un veto a una voz crítica que ya han intentado llevar a cabo desde esta formación política con otros rostros de la prensa que no han aplaudido las palabras del Partido Popular, como ya ocurriera con Silvia Intxaurrondo, Javier Ruiz, Jesús Cintora, Xabier Fortes o David Broncano. Una pretensión de censura que choca con determinados rostros que pueden encontrarse en las televisiones públicas de las comunidades autónomas gobernadas por el PP y que poseen un perfil muy crítico con el gobierno nacional y que hacen uso de unos discursos que bien pueden definirse como agresivos, como podría ser el caso de Antonio Naranjo en TeleMadrid.

En los casos previos, los intentos de veto ocurrirían, por ejemplo, por una entrevista de Silvia Intxaurrondo a Núñez Feijóo previa a las elecciones generales del 2023, en la que evidenció que el político estaba dando datos erróneos, o porque Xabier Fortes hablara sobre el novio de Isabel Díaz Ayuso como "defraudador confeso", después de que este reconociera en un documento remitido a la Fiscalía que se habían cometido dos delitos contra la Hacienda Pública. Tras estos actos, y otros que también se dieron, en esta ocasión, la polémica ha surgido en torno a unas declaraciones que Sarah Santaolalla realizó en Mañaneros 360, en las que apuntó que "hay que ser muy idiota o tener muy poca información para seguir creyéndote al Partido Popular o a Vox", en relación a determinados argumentarios de estas formaciones políticas que no terminan de ser precisos o veraces y que son usados para alimentar una crispación de la que obtener rédito en las urnas. 

Estas palabras de la analista política hicieron que, desde Génova, la pasada semana se emitiera un comunicado en el que el Partido Popular reclamaba el cese de Santaolalla al considerar que hubo un insulto "de manera gratuita" a más de once millones de españoles. No solo hubo críticas en ese comunicado para la analista, sino que incidieron en otro de los argumentos que suelen usar y calificaron como "el remate a la manipulación" en RTVE, al observar que Javier Ruiz no le pidió que rectificara. En este sentido, afirmaron que “Sarah Santaolalla recibe una remuneración sufragada con dinero público por su colaboración en RTVE, y esto es incompatible con el insulto a millones de españoles”, por lo que exigían “a la Corporación que rescindan de inmediato cualquier colaboración con esta analista”

El Grupo Popular ha registrado en el Congreso de los Diputados más de una decena de preguntas dirigidas a la dirección de RTVE para aclarar la relación contractual de Sarah Santaolalla, así como las cantidades que ha percibido en este año y las medidas que se prevén para evitar que se repitan expresiones ofensivas. Esta era una petición que se producía solo unas horas después de que Ester Muñoz, portavoz del PP en el Congreso, hiciera en su perfil de 'X' un ejercicio de ironía con la inteligencia de la colaboradora y Javier Ruiz, tratando de ridiculizarlos a través de redes sociales y afirmando que la intervención de Santaolalla en el programa junto al presentador era un diálogo entre Socrátes y Platón. 

Una serie de comunicados, declaraciones y peticiones en el Congreso que alcanzaban su punto culmen con Jaime de los Santos, diputado del PP en el Congreso de los Diputados y vicesecretario de Educación e Igualdad del partido y que antes también fuera personal shopper de la mujer de Mariano Rajoy, Elvira Fernández. Sus palabras resonaron más que las del resto de su formación, ya que, a la hora de hablar sobre el asunto en declaraciones a medios, llegó a afirmar que "lo cierto es que en el Gobierno de Pedro Sánchez estamos acostumbrados incluso a que a mujeres prostituidas se les pague del erario público". 

 

El incremento constante del tono durante las últimas jornadas en relación a la analista política ha llevado a que hayan surgido numerosos mensajes de apoyo hacia ella tanto por parte de periodistas como de políticos. Por ejemplo, la secretaria de Organización del PSOE, Rebeca Torró, apuntó que “la violencia verbal permanente de De los Santos da asco, pero no es la cuestión de fondo. El problema es que Feijóo lo consiente, lo incentiva y lo premia. Con Feijóo la suciedad se ha convertido en la regla”. También se puso de su parte la directora de Relaciones Institucionales del diario Público, Ana Pardo de Vera, quien expuso en un artículo que "las declaraciones de Santaolalla fueron manipuladas y retorcidas por el Partido Popular hasta la náusea, además y a sabiendas de que una opinión argumentada en el contexto de un análisis político -siempre sin datos falsos- es libertad de expresión aquí y en cualquier otra democracia que se precie".

Una defensa de la analista política a la que también se sumo, por ejemplo, Euprepio Padula, quien mostraba sus sorpresa afirmando que "no me puedo creer el odio, el machismo y los insultos que han salido de la boca de Jaime de los Santos. Desde una perspectiva de respeto y convivencia democrática, el uso de términos tan despectivos y cargados de connotación sexual —como insinuar que una mujer analista es “prostituta” fichada con dinero público— no solo rebasa los límites del debate político civilizado, sino que además perpetúa estereotipos y violencia simbólica muy dañinos".

También aparecía en escena el presidente de RTVE, José Pablo López, quien ya se ha visto obligado recientemente a salir en defensa de periodistas del grupo debido a ataques sufridos. En esta ocasión señaló que "RTVE no puede negociar con el ataque a los Derechos Humanos más básicos, debe estar a la vanguardia de su defensa. Hay quienes sólo toleran los medios públicos mientras que no sean molestos. Pero la libertad de expresión cómoda no afianza la democracia, únicamente la anestesia frente a los bulos y desinformación de aquellos que sí quieren acabar con ella... ".

Toda esta situación ha derivado también en respuestas de la propia Sarah Santolalla, quien exponía en un primer momento en sus redes sociales, tras el comunicado del PP, que posee "más respeto por la ciudadanía que algunos partidos que aspiran a gobernarla. No me utilicen para sus campañas. No manipulen mis palabras. No acosen a la prensa independiente". Palabras a las que se sumaron, posteriormente, las que pronunció en Malas Lenguas para contestar a las declaraciones de Jaime de los Santos, en las que explicaba que le hubiese gustado "no tenerlas que escuchar nunca, estoy profundamente dolida y muy sorprendida. No sé hasta qué punto vamos a llegar. Te reconozco que estoy asustada con que la principal fuerza política en nuestro país, que lidera la oposición, se dedique no solo a llamar a una profesional, a una analista o a una periodista prostituta, sino a una ciudadana, y se dediquen a insinuar o a llamarla 'señorita de Sánchez puta' y todas estas cosas que ha dicho este dirigente político al cual pagamos el sueldo”. En este sentido, Santaolalla tenía muy claro cuáles eran las intenciones de sus palabras y exponía que estas no pasaban por cuestionar a los ciudadanos que apoyan al PP o a Vox.

En ningún momento he intentado llamar tonto, idiota o todo lo que quiera malinterpretar un partido político. Respeto mucho a la ciudadanía de mi país y respeto mucho lo que votan otros. Hablé de una forma de hacer política y reitero lo mismo

 

Esta no ha sido la primera ocasión que Santaolalla ha debido de confrontar a la clase política; sin embargo, esta vez ha atisbado que se ha ido un paso más allá. Es por ello que cuestionaba dónde estará el límite de lo que tendrá que soportar por no mostrarse de acuerdo con las líneas de un partido y discrepar de ciertos comportamientos que no encuentre acertados.

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