Veinticuatro horas después de que Kiko Rivera confirmara públicamente su separación de Irene Rosales, ha sido ella quien ha querido pronunciarse sobre el final de una relación que se ha prolongado durante más de una década. La sevillana ha compartido un comunicado a través de sus redes sociales en el que, con palabras breves pero claras, explica los motivos de la decisión y subraya la importancia de mantener la unidad familiar por sus hijas, Ana y Carlota.

Un mensaje conciso que confirma lo adelantado un día antes por el DJ en un comunicado más extenso. “Después de 11 años ha llegado el momento de que Kiko y yo tomemos caminos separados”, comienza el texto que Rosales publicó en sus historias de Instagram.  La pareja ha insistido en que se trata de una ruptura de mutuo acuerdo y que no hay terceras personas implicadas. “Ha sido una decisión dura, nada fácil, pero ambos necesitamos seguir nuestras vidas por caminos separados”, añade Irene, reconociendo la dificultad de dar este paso tras tantos años juntos.

La noticia supone un duro golpe para la familia, especialmente por las dos niñas que tienen en común. Irene ha querido destacar que, a pesar de la separación, el vínculo con Kiko Rivera seguirá intacto en lo esencial: “Hay mucho cariño, hay unión, y sobre todo mucho amor por la familia que hemos formado. Eso seguirá siendo así, porque aunque nuestra relación como pareja haya llegado a su fin, nuestro vínculo familiar siempre estará”.

La influencer subraya además que la prioridad para ambos seguirá siendo el bienestar de sus hijas: “Tenemos dos niñas preciosas que se merecen recibir todo el amor, cariño y cuidado de sus padres, y así será siempre”. Con estas palabras, Rosales ha intentado transmitir tranquilidad frente a la avalancha de rumores y especulaciones que rodean a cualquier ruptura mediática, y especialmente a una familia tan expuesta como la de Kiko Rivera, hijo de Isabel Pantoja.

El comunicado de Irene es más breve que el de su todavía marido, pero coincide en lo fundamental: no se trata de un enfrentamiento, sino de una separación consensuada y con la intención de preservar la buena relación personal y familiar. Mientras tanto, según informaba Espejo Público, el DJ ya habría iniciado la mudanza para comenzar una nueva etapa fuera del hogar familiar situado en Castilleja de la Cuesta (Sevilla). La intención de Rivera sería instalarse en el barrio sevillano de Triana, lo que marcaría el inicio de su nueva vida tras casi una década de matrimonio.

La ruptura ha sorprendido a muchos de sus seguidores, ya que durante el verano la pareja se mostró unida en redes sociales, compartiendo fotografías de sus vacaciones y planes familiares. Nada hacía presagiar un desenlace tan inminente. Sin embargo, la periodista Leticia Requejo aseguró que la decisión de separarse habría partido de Irene, y que desde hacía meses el matrimonio atravesaba momentos de gran dificultad.

El fin de esta historia de amor llega tras once años de relación y nueve de matrimonio. Durante este tiempo, la pareja ha atravesado momentos complicados, desde las desavenencias familiares con Isabel Pantoja hasta los problemas de salud de Kiko Rivera, que en varias ocasiones confesó haber tocado fondo. Irene Rosales, discreta y alejada del foco mediático pese a su paso por televisión, siempre se había mostrado como un pilar fundamental en la vida del DJ. Su apoyo incondicional fue clave en etapas especialmente duras, algo que el propio Kiko ha reconocido públicamente en numerosas ocasiones.

Ahora, ambos inician caminos separados, pero con el compromiso firme de mantener la estabilidad de sus hijas como prioridad absoluta. “Nuestro vínculo familiar siempre estará”, concluye Irene en un mensaje que busca poner fin a las especulaciones y dejar claro que, pese a la separación, la unión en torno a sus hijas seguirá siendo el eje central de sus vidas.

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