He decidido que voy a empezar mis streaming de canto tirolés con una cabra al lado y una bolsa en la cabeza con gas de helio, espero que Twitch decida crear una categoría que sea algo como “Goats & Yodel show time” y no me cancele. Considero que debería tener las mismas oportunidades y en caso de que no triunfe como los streamers grandes no se me bannee por ningún tipo de política restrictiva que tenga la plataforma de Amazon.

Evidentemente esto es una ironía, ni voy a abrir un canal (que quizás en algún momento sí) ni voy a hacer semejante contenido burdo. Pero lo que me inflama bastante es esa incondicional forma que tiene Twitch de juzgar qué está permitido y qué no lo está o que está prohibido para emitirse.

 

Twitch y la justicia más ciega posible

Quizás este artículo vaya a estar lleno de una crítica ácida, pero lo visto con Kimmikka ya roza lo absurdo. La streamer estuvo teniendo sexo durante su stream y aunque no se viera explícitamente, en el reflejo de la ventana que sale en pantalla se puede intuir perfectamente que es innegable. Bajo este contexto, Twitch tomó las medidas oportunas y banneó el canal. Hasta ahí todo correcto. El problema llega cuando tan sólo una semana después se levanta “el castigo” y la streamer puede emitir de nuevo. Entonces Twitch ¿cuál es la vara de medir? ¿Qué termómetro hay que respetar para no subir la febrícula y quién está exento de un contenido particular?

Si ya el año pasado fue ridículo que finalmente se aceptase la categoría de Hot Tubs y que el contenido ASMR esté rozando unos límites más de otro tipo de páginas web, ahora llega este momento histórico para ellos y dejan correr un tupido velo.

Ahora bien, cuidado streamers de todo tipo no se os cuele por accidente o trolleo de algún personajillo de la comunidad ningún contenido sexual o se os ocurra hacer apología de nada por muy irónicamente que se esté haciendo porque os pueden poner un veto de un día, semanal, mensual o permanente (como ya pasó con Misterjagger cuando se puso la bolsa en la cabeza sabiendo de sobra la performance que sigue el creador de contenido).

La pena que más me da de todo esto es que si fuera sólo Twitch la faena se arreglaría cambiando de plataforma y punto, pero es que su rival directa, YouTube, tampoco está para tirar cohetes y la calificación del contenido +18 lo rige con una vara de medir que sólo ellos entienden (véase el subreddit de IlloJuan enseñando memes de Karmaland ¿por qué es +18? Ellos sabrán).

Pero claro, lo que de verdad crispa es el hecho de que para X personas se bannean cosas y para otros no. Aun así, se puede rozar más lo esperpéntico, el propio Twitch ha llegado a bannear el canal de Amazon Prime por emitir contenido con copyright y yo me pregunto ¿quién está al volante de todo esto? Porque no es normal que haya tan poca credibilidad para saber si lo que uno está emitiendo le va a parecer bien o mal o si voy a liarla poniendo de fondo una música ambiente que sé a ciencia cierta que está libre de derechos, pero ¿y si creen que no lo está?

Si todo esto ya hace que se le quiten las ganas incluso a los Rubius, AuronPlay, Cristinini, Arigameplays o Ibai de cerrar el chiringuito imaginaos a los streamer emergentes o los que sobreviven con 20 viewers todos los días.

 

Twitch prepara novedades y siempre asustan, aunque sean buenas

Por otro lado, qué decir de las novedades que se van incluyendo imprevisiblemente a la plataforma. La última noticia es que va a desaparecer el host (otra forma de decir, crece por tu cuenta que mientras no seas relevante me interesa bien poco ayudarte a que tú tengas más visibilidad), pero claro, hagamos un Twitch Rivals o una Twitch Con a bombo y platillo haciendo ver a todos que somos la divina papaya y la plataforma reina de todo internet.

Hay que decir que sí, es la reina, pero huele un poco que creadores como MrBeast, Ludwig o, sin irse al continente americano, DjMaRiiO estén en YouTube y sin intención de hacer el check out o que incluso, Ninja haya decidido desaparecer de Twitch con un mensaje que confirma casi del todo que no está bien: "Necesito una pausa. No sé cuando ni dónde volveré". Es absolutamente normal y claro que está pasando factura en muchas cabezas y que la misma salud mental está bastante perjudicada en muchos sin necesidad de entrar en el tema de las raids de odio, los Borja Escalona y demás figurantes que incitan a comportamientos "poco adecuados" (siendo politicamente correcto).

Por último, la esperanza parece que pasa por “el aperturismo” de la de Amazon pudiendo emitir en otras plataformas (cosa que también veo sospechoso y que algo a cambio van a acabar reclamando). Tengo la sensación de que la respuesta de los streamers es de estar cabizbajos, cansados y resignados a lo que tenga que ocurrir ocurrirá porque pasar por el aro de Twitch parece que es la única vía (actual) de crecer profesionalmente como comunicador, creador de contenido o lo que se quiera hacer. No obstante, mientras se siga teniendo un termómetro para unas cosas y otras y la vara de medir no tenga un criterio claro vamos a tener que seguir tragando la pantomima del mundo maravilloso que te vende Twitch y a modo la película “No mires arriba” estar trabajando en silencio y lo que tenga que venir vendrá.