Fnatic es uno de esos clubes que por mucho que parezcan estar muertos nunca puedes darlos por completo. El Clásico de este Split entre G2 Esports y Fnatic ha roto por completo las apuestas de los fans que veían como Bwipo y compañía complicaba las cosas a Jankos y el resto en un partido donde los samuráis se deshacían en las jugadas de Nisqy y Upset.

El morbo de este encuentro (más allá de que no deja de ser el partido más importante de la primera vuelta) fue el reencuentro de Rekkles con sus excompañeros tras el fichaje de este verano por el eterno rival. El tirador nunca se terminó de pronunciar ante los rumores que había sobre su fichaje por G2 y cuando por fin se hizo realidad prácticamente salió por la puerta de atrás del club dejando a una afición molesta tanto con la entidad como el jugador.

Por esto, entre otras razones, el Fnatic contra G2 se encendía días atrás en redes sociales y más aún a sabiendas de que los samuráis necesitaban ganar el partido a toda costa. Sin embargo, los pronósticos y valoraciones del aficionado se quedan en meras cábalas y el transcurso del encuentro es lo único tangible que determina el resultado.

El choque entre ambos se caracterizó por un early de control y sin entrar al enfrentamiento entre unos y otros. Las teamfights no entrarían en juego por el momento dejando que el farmeo y leveleo fuese la nota dominante. Durante esta fase del partido se tuvo que pausar durante unos minutos ya que los fallos de conexión en la sede de G2 complicaron su transcurso.

Tras él, ya se empezaban a ver las primeras sangres por la calle central donde Nisqy se sacaba una doble kill abriendo espacios para sus minions y tirar las torres de los samuráis. Además, el midlaner acabó siendo de gran ayuda para los suyos y es que supo cubrir bien parte del río sumando almas de dragón y defendiendo a su roster.

Por su parte, Upset se encargó de la faceta ofensiva haciendo, sobre todo, olvidar a Rekkles y lo que es mejor borrándolo de la partida incluso. Este mid game provocó que las cifras del marcador de Fnatic fueran creciendo mientras que G2 se arrinconaba más en su zona y apenas podía salir a la contra. El tercer dragón que se llevaron Bwipo y compañía terminó de poner de cara el partido boosteando sus fuerzas para ir a por el Nashor y feedearse unas cuantas kills ante un G2 irreconocible pecando de impreciso y buscando una teamfight que por poco no acabó en ACE.

Fnatic superaba en todas las líneas a G2 lo que hizo que los samuráis acabasen sin ideas y regalando la victoria en uno de los partidos que peor manejaron en lo que llevan de temporada.

Con esta victoria de Fnatic se igualan las cosas de la sexta a la primera plaza donde G2 y Schalke 04 empatan a victorias y derrotas mientras que a Rogue le han hecho un gran favor. La derrota de los samuráis les coloca líder en solitario una semana más. Pese a las dificultades por las que pasaron contra los mineros, recuperan la posesión del puesto. No obstante, Fnatic no es ningún sicario a sueldo y la victoria hace más ilusión en sus oficinas que en las del líder.

Esta victoria deja a un resbalón más de G2 para que empaten a puntos y bien podría suceder ya que Rogue cerrará la semana que viene contra ellos y el ritmo de Hans Sama y compañía no parece tener límite, aunque antes de G2 tienen enfrente a MAD Lions que se coloca cuarto junto a Excel y Fnatic.

Las cosas no podrían estar más apretadas tras 7 partidos de competición. El ecuador de ésta llega la próxima semana y si se cumplen la predicciones de los fans, Rogue ganaría la vuelta a la espera de lo que puedan hacer los pícaros a la vuelta.

Las cinco posiciones siguientes nadie es capaz de decidir quién entraría en podio o al menos quién sería capaz de cerrarlo. La grada da por hecho que G2 será segundo, pero las cuatro victorias consecutivas de Schalke hacen dudar a muchos escépticos que aún no termina de ver a Rekkles en sintonía con los suyos. Los altibajos del tirador ponen en tela de juicio si de verdad es capaz de ser esa máquina letal de llevarse kills en los partidos importantes o tan sólo lucirse ante los colistas o equipos sin regularidad.