En 1995, el capitán general del ejército chino Wang Pufeng, considerado como el precursor de la guerra de información de China, escribía: “A la vista de la presente situación, podemos ver que la fuerza y equipamiento, estrategia, tácticas y teoría militar del ejército chino son básicamente los productos de la era industrial y están lejos de satisfacer las necesidades de la guerra de la información”.

El militar expresaba así el objetivo de la superpotencia asiática de convertirse en el ejército mejor preparado para la ciberguerra: “Tenemos mucho trabajo que hacer para reducir esta brecha”, afirmaba, “la guerra de alta tecnología ya ha evolucionado desde el énfasis en los misiles guiados, hasta el énfasis en la información”.

La superioridad en la potencia de fuego dependen de la superioridad en la información

Tecnología como arma
La tecnología se ha convertido, desde entonces, en una obsesión para el alto mando. “La superioridad en la potencia de fuego dependen de la superioridad en la información”, razonaba Pufeng, quien llamaba a una “modernización del ejército y la defensa nacional china”.

El militar anticipaba: “Cuando entremos en guerra con enemigos fuertes en el futuro, afrontaremos una completa y potente supresión de la información”. 

La información controlará la forma y futuro de la guerra

Preparación para el combate
Y no creía que fuese algo que tardase mucho en llegar: “En el futuro cercano, la guerra de la información controlará la forma y futuro de la guerra. Reconocemos esta tendencia de desarrollo y la vemos como una fuerza para la modernización del ejército chino y su preparación para el combate. Esta tendencia será altamente crítica para conseguir la victoria en guerras futuras”, dictaminaba Pufeng.

Han pasado 25 años y hoy en día, nadie pone en duda que China está entre los países punteros en guerra de la información. Y lo hace, no solo con militares, sino con el apoyo de las compañías nacionales que -recordemos- son propiedad del Estado y están controladas por el gobierno chino.

Alibaba es una de las que están bajo sospecha de servir a intereses ocultos del gobierno

Control de las empresas
Y si no, que se lo cuenten a Jack Ma, CEO de Alibaba. Ma ha estado desaparecido de la luz pública durante meses y muchas voces apuntan a un arresto domiciliario por sus constantes declaraciones que suenan demasiado capitalistas para el régimen de Pekín.

Hace apenas cuatro días, el que hasta hace poco era el hombre más rico del país anunció su renuncia como máximo responsable de su escuela de negocios para la élite del país, Hupan, que quería convertir en la referencia para el emprendimiento en todo el mundo.

Alibaba, la compañía que fundó en su apartamento, es una de las que están bajo sospecha de servir a intereses ocultos del gobierno. Este mes de mayo, las autoridades belgas alertaban sobre sus temores de que el enorme centro logístico que la empresa está construyendo -y que estará operativo a final de año- a las afueras de Lieja pueda convertirse en una oportunidad para los servicios secretos chinos.

El ministro de Justicia belga, Vincent Van Quickenborne afirmó en respuesta a una pregunta formulada en una comisión parlamentaria que “las compañías como Alibaba son obligadas a abrir puestos de trabajo para los agentes”, en referencia a la colaboración de las empresas con los servicios secretos chinos.

Según Van Quickenborne, estos “en la práctica podrían tener acceso a áreas seguras y sensibles del aeropuerto o a datos comerciales y personales guardados por Alibaba”. Además, reconoció que la Surete de l'Etat, la agencia de inteligencia belga, ha advertido de los peligros del uso que China hace de su potencia económica con objetivos políticos.

LOGINK está siendo vigilada estrechamente por el resto de potencias

Arma logística
De hecho, la logística es uno de los puntos en los que China apoya su guerra de la información. En especial, a través de su Plataforma Nacional de Información Pública sobre Transporte y Logística [LOGINK].

Esta red está siendo vigilada estrechamente por el resto de potencias. A través de ellas, se comparte y se agrega información sobre las relaciones comerciales de China con terceras partes.

Aun así, la plataforma ha seguido creciendo. Por ejemplo, a través de acuerdos con la Asociación Internacional de Sistemas para la Comunidad de Puertos [IPCSA]. Eso hace que LOGINK esté presente, por ejemplo, en el Puerto de Barcelona, además de en los de Abu Dhabi, Rotterdam, Bremen y Hamburgo, entre otros.

LOGINK es responsabilidad del Centro Chino de Transportes, Telecomunicaciones e Información [CTTIC]. Esta entidad tiene el mandato específico de promover la cooperación y el intercambio con otros países.

El software de compartición de datos ha atraído a cientos de miles de usuarios

Teoría y realidad
El objetivo teórico de la plataforma es promover el flujo de información logística entre China y sus muchos socios. El software de compartición de datos ha atraído a cientos de miles de usuarios y se calcula que los intercambios de información se cuentan por millones al día.

Pero su uso no se limita al sector logístico. Al permitir la comunicación y la interacción en una única plataforma, se han incorporado a ella vendedores, compañías de transporte, bancos e incluso desarrolladores de software de planificación empresarial [los denominados ERP].

Esta situación pone en manos del gobierno chino grandes cantidades de información, además de otorgarle el control sobre gran parte de la distribución mundial.

Aunque en El Telescopio no nos gustan las teorías conspiranoides, no es descabellado pensar que el ejército chino pueda utilizar ese poder para coaccionar a un país cuando le interese.

Y, desde luego, supone un arma excelente en su afán de ganar la guerra de la información.

Como explicaba Pufeng, “la importación a larga escala de tecnología de la información en el campo de la guerra supondrá, inevitablemente, una revolución en los ejércitos. Esta revolución ya ha empezado. Quienes lo perciban antes, ascenderán con rapidez a lo más alto. Quienes lo perciban tarde, quedarán atrapados ineludiblemente en el vórtex de esta revolución”.