Tras la Semana Europea de la Movilidad y todas las actividades que se han realizado en muchas ciudades, el gusanillo de seguir pedaleando se ha quedado ya casi para siempre. Las bicicletas no son sólo para el verano, son también para el otoño y hay que aprovechar todas esas rutas que hay y recorrerlas en los puentes que nos quedan hasta Navidad, haciéndonos con unas bicicletas de montaña a buen precio, una mochila y disfrutar del olor a los días más cortos y a las chimeneas.

La bicicleta cada vez está adquiriendo más importancia en el día a día de las ciudades. Por un lado, por la necesidad de estacionar el vehículo privado y bajar los niveles de contaminación, por otro, porque se está convirtiendo en un estilo de vida.

Existen muchos movimientos, asociaciones y organizaciones que fomentan el uso de la bici y también las empresas, de hecho ya algunas han pagado más a sus empleados por ir al trabajo en bici, una iniciativa que se escuchó por primera vez en París y que favorece, tanto a empresarios, porque los trabajadores llegan al centro más felices, sin el estrés del tráfico de las horas punta, como a los empleados, que realizan también ejercicio físico.

La revolución de la bici es imparable. Es imparable y con ella se han consolidado una serie de valores asociados a este estilo de vida y respeto al medio ambiente. En este contexto, el concepto de turismo sostenible ha tomado mucho más impulso, fomentando los mercados de proximidad, la economía en zonas rurales y el slow food.

La bici, fundamentalmente de montaña, da la oportunidad de hacer rutas otoñales en caminos rurales, descubriendo lugares que no se conocían, saboreando la gastronomía del lugar, saliendo en grupo y compartiendo experiencias.

El cicloturismo conlleva, por ende, la creación de puestos de trabajo indirectos alrededor de estas rutas. En España existe una multitud de rutas que se pueden hacer, la casi más famosa es la del Camino Santiago que conecta con EuroVelo, un recorrido de 45.000 km por toda Europa.

Made in Spain tenemos las Vías Verdes, un proyecto consistente en la transformación de las antiguas vías de ferrocarriles no utilizados en rutas ciclables. En ese sentido, la más larga es la llamada Vía Verde del Aceite, de más de 100 km alrededor de Córdoba y Jaén, donde se pueden contemplar parajes naturales inigualables, con sabor a aceitunas y a Sur.

Aparte de estas rutas más rurales, ya existen muchos hoteles de ciudad que cuentan con servicios de alquiler de bicicletas para que puedan visitar lugares emblemáticos de manera sostenible. Asimismo, la creación de acuerdos y convenios con locales asociados ayuda a fomentar el consumo de local y, sobre todo, vivir la experiencia de ser parte activa del lugar que se está visitando.

Este último aspecto es importante ya que el concepto de turismo sostenible ha podido consolidarse gracias a esta nueva tendencia de los turistas de querer mezclarse en la ciudad, absorber sus pequeñas costumbres, participar en sus tradiciones, hablar con sus gentes, degustar sus platos típicos...en pocas palabras, conocer el lugar desde dentro.