"Me llamó la atención que mi madre, que tenía 69 años, había sido maestra y acababa de hacer dos cursos de informática, me hacía preguntas de informática muy básica, del tipo “cómo subir un documento a una web”. Pensé: “Aquí hay tema”. No les estábamos enseñando bien y eso les estaba dejando fuera de juego". Esta añécdota sirvió a Leopoldo Abad, especialista en derecho de la información, para hacer una investigación sobre alfabetización mediática de los mayores y colaborar con la Obra Social ”la Caixa” en diversas iniciativas vinculadas a mayores y nuevas tecnologías. De esta investigación ha surgido el libro Brecha digital y personas mayores. Entrevistado en Alma, el portal social social de la Fundación "la Caixa", explica la ecuación tecnología-mayores.

Leopoldo rechaza el estereotipo consumisata de la juventud y la belleza. "Lo importante no es tanto ser como parecer, mostrar un perfil feliz, y ese estereotipo se aleja mucho de lo que son los mayores. Al final, concluimos que no son guais, no molan. Pero, en realidad, nos pueden orientar en tantísimas cosas… ¡Tienen la experiencia de toda una vida!", lamenta.

Tecnología al alcance de los mayores

En su investigación concluye que las personas mayores necesitan repetir mucho para aprender. "Luego está la diversidad de nivel en las clases, que se soluciona haciendo que los más avanzados hagan de mentores de los demás. Y claro, hay otros temas, como el tamaño de la letra, a menudo demasiado pequeño, o el ratón del portátil, que les pide una precisión táctil que no siempre tienen. Pero bueno, al final la clave es la empatía. Entender al que tiene pocos estudios, o no ha visto un ordenador en su vida, o tiene en su casa un ordenador más viejo y en clase no reconoce los iconos…"

La tecnología, asegura, permite a los mayores acceder a una serie de servicios que el resto no necesita tanto, pro ejemplo hacer la compra por internet o relacionarse con la Administración de forma on-line para ahorrarse visitas a diferentes centros para hacer papeles. Incluso les sirve para paliar la soledad dado que pueden ponerse en contacto con familiares, antiguos amigos, etc.

"En el 2020, una de cada cuatro personas tendrá más de 65 años. Ellos son el futuro de nuestra sociedad"

Una sociedad con los mayores integrados en el mundo tecnológico, concluye, facilitaría la comunicación intergeneracional. Pero, además, habría "menos soledad, una asistencia médica más fácil, un debate político más rico (dado que la discusión política hoy está en Twitter, Facebook, blogs, etc.)… Y luego están los intangibles, como que nuestros mayores estarían más satisfechos con una vida más activa, o que yo podría pasarle chistes del Barça a mi padre —que también es muy culé pero no usa WhatsApp— y sería genial poder integrarlo al grupo de fútbol y compartir más con él. Si queremos una sociedad plena y digna, integremos y dejemos participar a las personas mayores. Recordemos que en el 2020, una de cada cuatro personas tendrá más de 65 años. Ellos son el futuro de nuestra sociedad"