La Organización Mundial de la Salud ha decidido incluir en su lista de enfermedades el trastorno por adicción a los videojuegos para el próximo año tras una década analizando cómo esta forma de entretenimiento ya muy extendida entre todas las edades puede llegar a provocar una auténtica enfermedad mental.

La redacción de esta nueva patología, adelantada por la revista especializada New Scientist, aún no se ha finalizado, pero incluirá una variedad de criterios que los médicos podrían utilizar para determinar si los videojuegos se han convertido para una persona en una condición de salud grave. De acuerdo con este borrador, alguien tiene desorden por el uso de videojuegos si les da una mayor prioridad a estos “sobre otros intereses de la vida”. Este comportamiento se debe mantener durante al menos un año.

Las estimaciones de gamers que tienen un problema van del 0.2% al 20%, para la organización. Este desorden comprenderá un subconjunto en la Clasificación Internacional de Enfermedades, que se actualizó por última vez en 1990.

Por supuesto, “la mayoría de las personas que juegan videojuegos no tienen un problema, del mismo modo que no lo tiene la mayoría de las personas que beben alcohol. Sin embargo, en ciertas circunstancias, el uso excesivo puede generar efectos adversos”, como explica Vladimir Poznyak, del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS.

Los videojuegos se han convertido en pocos años en una industria que mueve más dinero que el cine pero este reconocimiento de la OMS, aunque importante, no supone algo negativo sino una llamada de atención, especialmente a los padres y en unas fechas como estas con la Navidad y los regalos de Reyes Magos. Los videojuegos son un entretenimiento más que, como cualquier, debe tomarse con moderación.