En lo que llevamos de 2022, en el plano tecnológico ha habido un protagonista o, por lo menos, un sector que se ha movido mucho más de lo que cabía esperar: el mundo cripto. Y ya lo llamamos así, porque casi es un universo en sí mismo.

Por un lado, están las criptodivisas, que siguen “levantando pasiones”, tanto entre quienes las defienden, como entre quienes las cuestionan. Uno de los proyectos que se encuentra en medio de este debate es la creación del euro digital.

El euro digital puede suponer más problemas de los que podría parecer en un principio

Euro digital

El Banco Central Europeo (BCE) lleva trabajando en él desde hace años. Sin embargo, su introducción puede suponer más problemas de los que podría parecer en un principio, como informábamos en El Telescopio en el pasado mes de abril, en base al informe Estudio sobre los nuevos métodos de pago digitales, que la institución acababa de publicar.

La investigación ponía de manifiesto las barreras que existen para la creación de esta moneda digital. La primera de ellas es la necesidad de que se produzca una “aceptación universal” en toda el área euro, para lo que “este método deberá ofrecer ventajas significativas sobre las opciones actuales o nuevos beneficios que simplifiquen la vida diaria”, según los expertos del BCE.

El mundo hacker cada vez opera con más comodidad en el dominio de los criptoactivos

Criptocrimen

Otro de los problemas asociados a las criptomonedas es que su desarrollo para uso legal impulsa también las prácticas criminales.

“Las recientes innovaciones están transformando el espacio de los criptoactivos” advertía también en abril el informe Preventing Financial Crime in Cryptoassets [Prevención del crimen financiero en criptoactivos],  publicado por Elliptic, una compañía especializada en el análisis y la certificación de empresas del sector.

Según sus conclusiones, “las finanzas descentralizadas [Decentralized finance o DeFi], los NFT [non-fungible- tokens], las monedas estables [stablecoins] y otras nuevas facetas del ecosistema, están proporcionando mecanismos alternativos para que los consumidores se enganchen a los criptoactivos”.

“Hackers y otros cibercriminales -como los autores de robos por cambio y ataques ransomware- son la categoría de actores ilícitos con mayor probabilidad de operar cómodamente en el dominio de los criptoactivos”, añadía.

Además, en la Dark Web es común utilizar estas monedas como forma de pago. El informe señalaba su uso en narcóticos, “con un creciente énfasis en la disponibilidad de drogas altamente peligrosas, como el fentanyl”; información robada de tarjetas de débito y crédito, “disponible en tiendas establecidas en Tor como Joker’s Stash, que también permite a los tarjeteros comprar y vender datos”; armas y munición; y modelos de crime-as-a-service, que proporcionan kits de malware y apoyo en la conversión de criptomonedas procedentes de actividades criminales.

Bitcoin ha perdido un 70% de su valor desde noviembre

Inestabilidad y pérdidas

Por otro lado, Jon Cunliffe, gobernador adjunto de estabilidad financiera del Banco de Inglaterra, en una intervención llevada a cabo el pasado día 12 de julio, destacaba las lecciones aprendidas de la reciente inestabilidad y pérdidas en los criptomercados.

Según sus palabras, en los últimos meses se ha producido “un amplio derrumbamiento de la valoración de los criptoactivos” en todo el ecosistema, lo que ha provocado “el fracaso de un número de empresas de alto perfil”. Como referencia, cita la pérdida de un 70% del valor de Bitcoin desde noviembre.

Los cuatro aprendizajes más importantes desde su punto de vista son:

  • La tecnología no cambia los riesgos subyacentes de la economía y las finanzas
  • Los reguladores deberían continuar y acelerar su trabajo para poner en práctica normativas eficacesz en el uso de criptotecnologías en el sector financiero
  • Las criptotecnologías ofrecen perspectivas de innovación y mejora sustancial del sector financiero. Pero para que tenga éxito y sea sostenible, la innovación tiene que producirse en un marco en el que los riesgos se puedan gestionar. Como él mismo señala, “la gente no vuela durante mucho tiempo en aviones poco seguros”.
  • Los activos financieros sin un valor intrínseco solo valen lo que el siguiente comprador esté dispuesto a pagar

Tecnología con riesgos

Con respecto a la primera de ellas, indica que “la tecnología puede cambiar la forma en que gestionamos y distribuimos los riesgos [del mundo financiero], pero no los puede eliminar”.

Cunliffe explica que “obviamente, los activos financieros sin un valor intrínseco -es decir, que no están respaldados por activos económicos reales ni medios para generar ingresos- solo valen lo que el siguiente comprador esté dispuesto a pagar por ellos”. Eso explica que sean “inherentemente volátiles, muy vulnerables a las opiniones y con tendencia a derrumbarse”.

En su opinión, “la mayoría de los criptoactivos en circulación hoy en día, caen en esta categoría y han demostrado cambios muy erráticos en valor -en ambas direcciones- como muestran las evidencias de los últimos meses”. 

Su análisis concluye que, a pesar de las afirmaciones de sus creadores de que las monedas como Bitcoin han sido diseñados para convertirlos en una alternativa contra la volatilidad y la inflación, “la realidad, sin embargo, es que se comportan como activos muy especulativos y con un alto riesgo”.

Por tanto, “sería poco sabio por parte de los innovadores y las autoridades olvidar que, para tener éxito y ser sostenible, la innovación impulsada por la tecnología necesita regulación”.