La actividad en la red deja un rastro que, aunque en la mayoría de los casos es beneficioso para el usuario, puede poner en peligro la privacidad e incluso abrir la puerta a los ciberdelincuentes. Es la conocida como huella digital. Saber la información que dejamos en nuestro paso por Internet es fundamental para conocer las amenazas a las que estamos expuestos.

“Muchas veces tendemos a pensar que la información que dejamos no es relevante. Si no soy nadie, ¿quién va a estar interesado en espiarme? La verdad es que no podemos estar más equivocados”, señalan los especialistas en ciberseguridad de Banco Santander en un artículo titulado ¿Sabes qué información generas en Internet? En su opinión, muchas veces subestimamos el valor y la cantidad de datos que generamos, muchos de ellos de manera involuntaria.

Con el simple hecho de utilizar un ordenador, un móvil o cualquier otro dispositivo conectado a la red compartimos información constantemente: ubicación, navegador, sistema operativo, idioma, información financiera e incluso datos personales sensibles.  “Cuando navegamos, estamos continuamente bajo seguimiento (web tracking). Aún sin autenticarnos ni introducir un solo dato manualmente, los sitios web son capaces de identificarnos como un perfil único con numerosas y diferentes técnicas”, explican desde el banco. 

Según el informe sobre tendencias digitales, Digital 2022, realizado por We Are Social  y Hootsuite, el número de usuarios de Internet roza ya los 5.000 millones de personas, lo que representa mas del 62% de la población mundial. Facebook, Youtube, Whatsapp y Tiktok son, por este orden, los canales sociales más populares. En el caso de nuestro país, nueve de cada diez españoles -cerca de 41 millones- usan las redes sociales y pasan en ellas una media diaria de casi horas. 

Y es en las redes cuando la información que generamos se multiplica, esta vez de forma intencionada. Todos estos datos personales que introducimos en nuestros dispositivos o compartimos con amigos y contactos se almacenan en servidores gigantes y, empaquetados con la ayuda del big data, crean la huella digital de cada usuario. Se trata de perfiles que pueden convertirse en un producto de compra venta muy jugoso para hacer publicidad dirigida. De hecho, no es casualidad que cuando buscamos cualquier cosa a través de internet nos aparezcan al poco tiempo anuncios sobre este tema. 

Cuanta más información, más crece nuestra huella digital y mayores son los riesgos de que caiga en manos de los ciberdelincuentes. Por eso, desde el Santander recuerdan la importancia de “no exponer cualquier dato personal que pueda ser susceptible de ser usado en un ataque de ingeniería social. Cuando publiques algo en Internet piensa antes si puede tener cualquier repercusión o consecuencia no deseados”.

Una vez que asumimos que no podemos controlar completamente la privacidad, está en nuestras manos mejorar la seguridad de nuestros perfiles. El banco ofrece nueve consejos imprescindibles:

1. Ante todo, sentido común: algo que siempre debe prevalecer. Al crear una nueva cuenta debemos facilitar sólo aquella información que sea estrictamente necesaria y nunca datos sensibles adicionales como la cuenta bancaria, sitios cercanos, afiliación política, etc. Lo mismo al hacer una publicación.

2. Una buena contraseña hace más de lo que imaginas: es de vital importancia que sea fuerte y segura, no derivada de nuestros datos personales (ej. fecha de cumpleaños), cambiarla con frecuencia y no reutilizarla en otros sitios ni redes sociales. Siempre que esté disponible usa un segundo factor de autenticación. 

3. Ten cuidado con acceder desde medios no confiables: acceder a las redes desde un ordenador público o compartido y/o a través de una red Wi-Fi no confiable nunca es una buena idea. 

4. Las fotos y vídeos que publicas a veces dicen… más de la cuenta: dicen que muchas veces una imagen vale más que mil palabras y así es… Cuando subas cualquier contenido audiovisual míralo antes con lupa porque podrías estar revelando más información de la deseada. Por ejemplo, una foto pública de tus vacaciones en la playa será una valiosa señal de que tu casa puede estar más desprotegida.    

5. Saber dónde te estás metiendo (de forma literal): repasa la configuración y todas las opciones disponibles. Al publicar tu primer mensaje ten claro quién lo podrá ver antes de que sea demasiado tarde y ten en cuenta lo que muchos aseguran: que lo que se sube al ciber espacio nunca desaparece por completo. 

6. Procura tener contactos que realmente conozcas (y si no… por lo menos stalkea antes): no tenemos ninguna obligación de aceptar una solicitud de “amigo o seguidor” en ninguna red social, especialmente de aquellos que no conocemos. Si lo haces, investiga antes un poco (stalkea). 

7. ¿Quién quieres que conozca tu ubicación? Si no es estrictamente necesario por la naturaleza de la aplicación, no le des permiso para que acceda a tu ubicación. Y si se lo concedes, recuerda volver a quitarlo cuando termines. De esa manera evitaremos dar pistas de los lugares que visitamos con frecuencia.  

8. Leer (y entender) los Términos de Privacidad: solemos dar al botón de aceptar las condiciones de uso de una app del tirón y, así, aceptamos compartir nuestra información. Muchos sitios ofrecen la posibilidad de realizar ajustes, por lo que depende de nosotros bucear y desactivar ciertas opciones disponibles para minimizar la exposición.

9. Revisa todos estos consejos y las configuraciones disponibles con cierta frecuencia.

Los expertos del Santander insisten en la importancia de “usar navegadores seguros, regularmente limpiar el historial y las cookies, revisar periódicamente las opciones de privacidad, los cambios en los términos y condiciones, etc. No es un trabajo de un solo día. Permanece siempre alerta y añade a tu rutina buenas prácticas”.