En muchas ocasiones, parece que nos quieren vender que el emprendimiento es básicamente tener una idea y hala, ya está, éxito garantizado y rápido. Pero no es así.

Josep M. Serra y Sergi Grau, fundadores de Neureka LAB

Parece que nos quieren vender que el emprendimiento es básicamente tener una idea y el éxito está garantizado y rápido

Hemos hablado con Sergi Grau, doctor en Ciencias de la Computación, experto en inteligencia artificial y cofundador junto a Josep M. Serra [doctor en Psicología] de Neureka LAB, otro de los proyectos finalistas de los premios a la Innovación Social de la Fundación MAPFRE, de los que te venimos hablando en las últimas semanas. Juntos, llevan más de 11 años trabajando para utilizar la tecnología para acabar con el fracaso escolar.

Nuestro objetivo es ayudar a todos los niños para reducir al máximo el fracaso escolar

Contra el fracaso escolar

“Nuestro objetivo es ayudar a todos los niños en su aprendizaje para reducir al máximo el fracaso escolar”, me dice. Porque, según explica, “una de las causas más grandes en España y en otros países son las dificultades de aprendizaje o incluso las altas capacidades no acompañadas de forma correcta”.

Y parece que van por el buen camino, porque, según sus datos, los niños llegan a aumentar su rendimiento hasta 3 veces, con un seguimiento de 4 a 6 meses. Pero, para llegar a este punto, lleva más de 11 años, entre investigación y puesta en marcha del proyecto.

Mantener la energía

Cuando le pregunto qué hace que se pueda aguantar tanto tiempo para sacar adelante una idea, responde: “Es el objetivo, el impacto que vas a tener. Hay días que te levantas y la energía está abajo. Pero, acompaño a mi hijo a la escuela y veo a todos los niños y digo, vale ya sé por qué estoy en esto”.

Eso sí, sabían lo que se iban a encontrar: “Es nuestra primera experiencia como emprendedores, pero hemos tenido diferentes cargos en las universidades y la relación con ayuntamientos y otras entidades la conocemos bien”.

Grau me explica que era el decano de la universidad de Vic “y ya sé los tiempos. Hay que saber trabajar a medio plazo, sin buscar la inmediatez. Es muy diferente”. Sobre todo, porque se trata de “un sector que es más lento, pero también es normal, porque no puedes intentar meter algo en las escuelas sin saber qué hay detrás”.

Seguir adelante

Uno de los motivos de ese esfuerzo a largo plazo, es que nunca se han dado por satisfechos: “Teníamos una solución para los profesionales. Pero, al ir a enseñarla a las escuelas, nos dimos cuenta de que había que adaptarla a sus necesidades. Que nuestra herramienta se adapte a su metodología y no al revés. La tecnología nos ha permitido meternos en su día a día”.

Por eso, aconseja: “Ten muy claro cuál es el propósito para emprender. Busca una necesidad, no te la inventes. Encuentra una que realmente te la creas, porque es un trabajo a largo plazo. Hay gente que crece muy rápido, pero no es el estándar. Y esa energía que necesitas por la mañana, te la da tener muy claro cuál es el propósito, para qué lo estás haciendo y si puede tener un impacto social, te ayuda mucho más, te da más energía. A partir de ahí, ya encontrarás la manera de cómo emprender, quién te va a acompañar…”.

Ahora, “nuestro objetivo principal es llegar al máximo de escuelas”. Pero siguen buscando mejoras; “Hemos creado también una versión para las familias que ven que no tienen el acompañamiento de las escuelas”.

Estigma

Para Grau, eliminar las barreras en el mundo de la educación va más allá de la etapa escolar: “Nuestro objetivo final es cambiar las dinámicas que se van adquiriendo, de que una dificultad de aprendizaje es un estigma. Te ponen etiquetas. Las dificultades de aprendizaje son como necesitar gafas: te las ponen y ya está. Por eso hay que reducir el impacto emocional al mínimo”.

Por eso, consideran que “se trata de conocer bien a cada alumno y saber qué dificultades tiene para ponernos a trabajar desde el principio. Pero que sea inclusivo”.

La clave está en que pase inadvertido: “Hemos conseguido poder hacer ese proceso dentro del aula, sin que realmente sean conscientes de que están siendo evaluados o acompañados de forma individualizada”.

“Nos dimos cuenta de que el 80% de los alumnos no llegan al psicólogo o llegan muy tarde. Lo que decidimos fue ir a las escuelas, hacer una evaluación de todo el alumnado y poder hacer intervención preventiva”, recuerda.

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