Durante décadas, Silicon Valley, Nueva York y otros grandes polos urbanos han acaparado la atención mediática y el capital de riesgo como epicentros de innovación.

El emprendimiento tecnológico se está dispersando hacia zonas rurales menos pobladas

Sin embargo, un reciente artículo del Fondo Monetario Internacional (FMI), The Shifting Geography of Start-ups (El cambio en la geografía de las startups), plantea una transformación profunda: el emprendimiento tecnológico se está dispersando hacia zonas rurales, estados del interior y regiones menos densamente pobladas.

El auge de la IA, el teletrabajo y las políticas de ayudas han cambiado la geografía del emprendimiento

Por qué

Esta tendencia no es anecdótica. En Estados Unidos, en algunos estados tradicionalmente poco protagonistas como Wyoming, Georgia o Idaho, el número de startups ha crecido con fuerza en la última década. El informe señala que en Wyoming (el estado con menor población de EE. UU.) el número de este tipo de empresas “ha crecido un 50 % en los últimos 10 años”.

La combinación de la tecnología de inteligencia artificial (IA), el auge del trabajo remoto y políticas favorables ha provocado un cambio en la geografía del emprendimiento.

IA, datos y descentralización

Según Swati Bhatt, autora de la investigación y profesora de Economía en la universidad de Princeton, uno de los motores principales de esta dispersión es la adopción de tecnologías de IA que permiten a los emprendedores contar con una mayor independencia en términos de ubicación.

 “Los avances en IA permiten que las nuevas empresas realicen tareas que antes requerían grandes infraestructuras corporativas, como analizar grandes volúmenes de datos o automatizar procesos complejos”, explica Bhatt.

Además, la proliferación de centros de datos estratégicamente ubicados en regiones con abundancia de terreno, electricidad y regulación amigable actúa como catalizador local del ecosistema startup.

Por ejemplo, el informe menciona inversiones multimillonarias en nuevos centros de datos por parte de empresas como Amazon, Meta y Google en zonas del interior de Estados Unidos.

El teletrabajo también aparece como variable crucial: al reducirse la necesidad de estar en zonas urbanas caras, los emprendedores pueden optar por lugares con menor coste de vida y costes operativos reducidos.

Esto, sumado a incentivos como exenciones fiscales, costes bajos de constitución y regulaciones laxas, crea un entorno atractivo fuera de los centros tradicionales de emprendimiento.

Climas locales y cultura emprendedora

Una lección central del artículo del FMI es que no basta con descentralizar físicamente las startups; hace falta fomentar una cultura local de emprendimiento. La proximidad geográfica entre empresas del ecosistema tecnológico ayuda a generar aprendizaje, inspiración mutua y tolerancia al riesgo.

Bhatt señala que “la mentalidad sociocultural derivada de la proximidad geográfica a empresas en la cadena de suministro de IA estimula a los emprendedores a experimentar e innovar con rapidez”.

En otras palabras, cuando los emprendedores pueden observar de cerca fallos y éxitos de sus vecinos, resulta más fácil asumir riesgos calculados.

Más startups, pero no más empleo

Aun así, Bhatt advierte contra una visión optimista automática: no todas las nuevas empresas generarán empleo masivo. Cita un estudio de la Reserva Federal que indica que las startups orientadas a IA son intensivas en capital y habilidades, pero muchas emplean pocos trabajadores debido a automatización.

Los datos hablan por sí solos: “Las startups jóvenes de alto crecimiento representaban menos del 6% del empleo en 2024, frente al casi 10% en 1985.”

Por tanto, el valor económico podría venir menos de los empleos directos y más de efectos indirectos: aumento de productividad y mejoras tecnológicas.

Desafíos y condiciones

Aunque la dispersión geográfica del emprendimiento presenta oportunidades significativas, también suponoe retos. Entre ellos, Bhatt señala en primer lugar la necesidad de contar con una infraestructura energética y recursos: los centros de datos y operaciones tecnológicas demandan electricidad, agua y conexiones de alta calidad. No todas las regiones cuentan con esos recursos.

También es necesaria una combinación de capital de riesgo y financiación local. En zonas alejadas, el acceso a inversores con experiencia puede ser escaso. Las startups podrían depender de capital remoto o inversiones de etapa inicial menos frecuentes.

Otro punto importante es el de la regulación y políticas públicas. Según Bhattv, los marcos normativos locales pueden obstaculizar iniciativas tecnológicas. Es esencial adoptar políticas proinnovación: exenciones fiscales, incentivos a I+D, simplificación administrativa y alianzas público-privadas.

Un “activo” que puede ser escaso es el talento especializado. Atraer profesionales cualificados hacia zonas rurales o menos pobladas puede ser más difícil, especialmente en sectores tecnológicos de alta especialización.

Bhatt sostiene que las regiones pueden “adaptarse su ecosistema emprendedor, invertir en infraestructura, educación y marcos regulatorios que fomenten la innovación y reduzcan las barreras de entrada”.