“Con menos de diez años por delante, se necesitan medidas políticas más fuertes para cumplir con la Agenda 2030”. Así lo afirma la OCDE en su informe El corto y sinuoso camino hacia la Agenda 2030: Midiendo la distancia hacia las metas de los ODS [los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas].

Según sus datos, el conjunto de la OCDE ha cumplido 10 de los 112 objetivos y está cerca de conseguirlo con 18 más, la mayoría de ellos relacionados con asegurar las necesidades básicas e implementar herramientas y marcos legislativos. “Pero queda mucho por hacer”, afirma el texto.

La institución considera que 21 de esas metas “parecen estar lejos de cumplirse”. Además, marca como áreas con mayor necesidad de mejora las relacionadas con asegurar que ninguna persona es dejada atrás, restaurar la confianza en las instituciones y limitar las presiones sobre el entorno natural. Y añade: “Aunque la Agenda 2030 es esencialmente global, los países de la OCDE deberían extender sus esfuerzos incluso más allá de sus fronteras”.

Uno de cada ocho personas residentes en la OCDE es pobre de ingresos

Segmentos vulnerables

También realiza un llamamiento al fomento de la inclusión: “Uno de cada ocho personas residentes en la OCDE es pobre de ingresos” y a lo largo de las pasadas décadas, la mayoría de los países que pertenecen a esta organización “no han progresado en relación a la reducción de la pobreza”.

Entre los segmentos más vulnerables, el informe señala a las mujeres, jóvenes adultos y migrantes, que “afrontan mayores retos que el resto de la población”. Aunque reconoce que se han producido progresos, “los derechos y oportunidades de las mujeres siguen estando limitados, tanto en la esfera privada, como en la pública”.

Otro de los puntos sobre los que llama la atención, apunta a los “comportamientos no saludables, como la desnutrición y el consumo de tabaco, que parecen ser más comunes entre los grupos de bajo nivel socio-económico”, así como “las disparidades en educación” que “tienden a exacerbar otras desigualdades”.

Muchos materiales muy valiosos siguen siendo tirados a la basura

Medioambiente

Por otro lado, la presión sobre el medioambiente sigue creciendo, a pesar de que se ha producido algún progreso en algunas áreas de la OCDE: “Sin embargo, el uso de recursos materiales para apoyar el crecimiento económico se mantiene alto y muchos materiales muy valiosos siguen siendo tirados a la basura”.

En cuanto al clima, “las emisiones siguen creciendo en algunas naciones” y la petición del G20 de abandonar los subsidios a combustibles fósiles ineficientes, “las economías principales todavía apoyan su producción y consumo”.

El informe también reconoce que se han producido algunos desarrollos en la protección de ecosistemas, pero “las amenazas a la biodiversidad terrestre y marina han seguido creciendo y ninguno de los 21 objetivos de biodiversidad Aichi -que deberían haberse alcanzado en 2020- se ha cumplido en todos los países de la OCDE”.

Los datos reflejan un descenso en la confianza en las instituciones en los países desarrollados

Impacto de la pandemia

El documento también analiza el impacto de la pandemia de Covid-19 que “ha subrayado la importancia de la confianza para las democracias”. Sin embargo, los países de la organización “siguen lejos de conseguir los objetivos relacionados con ella”.

Un aspecto que es clave, porque “la confianza y la transparencia son críticas para la capacidad de una sociedad para absorber y rebotar de shocks”. Sin embargo, “los datos disponibles reflejan un descenso a largo plazo en la confianza de las personas en las instituciones en los países desarrollados”.

Según los datos de la organización, las naciones que pertenecen a ella han visto frenado significativamente el avance hacia los objetivos de la Agenda 2030 por la pandemia: “En noviembre de 2021, las naciones de la OCDE informaron de más de 2,3 millones de muertes por Covid-19. Más allá del gran número de fallecimientos, la crisis inducida por la pandemia en muchos aspectos no tiene precedentes”.

Una crisis que “la mayoría de los gobiernos no estaban preparados para afrontar”, a pesar de haber puesto lo mejor de sí mismos para darle respuesta. Otra de las consecuencias es que se han “exacerbado algunas debilidades estructurales duraderas de los países de la OCDE y ha puesto a prueba a las instituciones y ha presionado las fuentes de financiación pública”.

Aun así, la pandemia ha traído también “algunos desarrollos positivos”. La reducción de actividad económica, “llevó a una mejora temporal de las condiciones medioambientales”. También ha provocado que “los gobiernos revisiten asunciones de larga duración sobre el papel de las políticas macroeconómicas, lo que ha generado respuestas fiscales a una escala no observada durante los últimos 50 años”.

Por otro lado, las medidas de recuperación puestas en práctica por los gobiernos “ofrecen una oportunidad para reconstruir mejor y reforzar la resiliencia sistémica para responder a futuros shocks”.

El documento concluye que “asegurar que todos los países tienen capacidad para medir el progreso hacia los ODS es crítico para el éxito global de la Agenda 2030”. Uno de los retos que todavía afrontamos es dar respuesta a “los muchos puntos ciegos en nuestro entendimiento de hasta dónde hemos progresado con respecto a los ODS y el aspecto que tiene el camino hacia 2030”.