El glaciar más alto del Everest, el Col Sur [SCG, por sus siglas en inglés], a 8.020 metros sobre el nivel del mar, se derrite. Y, como consecuencia de esa pérdida de volumen, corre el peligro de aceleración del proceso. Es decir: cada vez tiene menos hielo y el que tiene, se convierte en agua o vapor a más velocidad. 

Así lo demuestra una investigación publicada en Nature que concluye que el fenómeno es un reflejo del incremento de la rapidez en la pérdida de hielo en todo el planeta. Y advierte de que, a este ritmo, se superará el punto de equilibrio al desaparecer la nieve y dejar expuesto el hielo, lo que hará que el glaciar “pierda masa a gran velocidad”. 

El fenómeno es tan acusado que, de mantenerse estas condiciones, “incluso los glaciares como el SCG que están por encima de los 8.000 metros, podrían desaparecer a mediados de siglo”.  

La retirada de los glaciares tiene un impacto directo en las vidas de 250 millones de personas

Conocimiento con lagunas

“La retirada de los glaciares de todo el mundo en las décadas recientes está bien documentado y la resultante pérdida de capacidad de almacenamiento de agua para agricultura, generación de energía y consumo tanto humano como del ecosistema, tiene un impacto significativo en los 250 millones de personas que viven cerca de los glaciares de montaña”, explica la investigación. 

Además, otros 1.600 millones de seres humanos reciben agua de regiones montañosas y la mitad de la biodiversidad de la Tierra se concentra en estas zonas, según datos del estudio. 

A pesar de esa importancia en la Humanidad, el comportamiento de la naturaleza en las cumbres [por encima de los 5.000 metros sobre el nivel del mar] “ha recibido relativamente poca atención científica, lo que ha generado lagunas en el conocimiento relativo a los elementos principales que influyen en la circulación atmosférica, los cambios experimentados por la nieve y el hielo a lo largo del tiempo”. 

Una carencia que ha intentado paliar esta investigación, en base a los datos aportados por las estaciones meteorológicas instaladas por la National Geographic and Rolex’s Perpetual Planet Everest Expedition del año 2019, además de un trozo de hielo extraído a 10 metros de profundidad.

La velocidad del deshielo se puede llegar a multiplicar por 20

Conclusiones

El estudio concluye que “más allá de ilustrar que el cambio climático puede haber provocado una pérdida dramática de masa en el SCG en las últimas décadas”, las simulaciones realizadas “también subrayan mecanismos de la retirada de los glaciares en el Himalaya que pueden ser más significativos”. 

El primero de ellos es que “el aislamiento extremo de la región supone que la velocidad del proceso se puede multiplicar hasta por 20” a medida que la desaparición de la nieve deja al descubierto el hielo del glaciar. 

“Esto es particularmente crítico para glaciares como el SCG, que tienen tasas bajas de acumulación de nieve”, advierte el equipo de investigación.

El descenso de la humedad relativa y los vientos más fuertes han potenciado la sublimación del hielo

Sublimación

Otra de sus conclusiones es que “las tendencias climáticas han provocado un adelgazamiento de la nieve acumulada a alta altitud desde 1950, principalmente por sublimación”. 

Algo que, de acuerdo con el estudio, también es “significativo, porque nuestros resultados indican que, aunque ha sido el incremento de las temperaturas del aire lo que ha provocado la mayor sublimación, el descenso de la humedad relativa y los vientos más fuertes también han tenido un papel, lo que habría actuado como supresor del derretimiento”. 

Es decir, el hielo y la nieve no se convierte en agua que desciende y riegan terrenos a menor altura, sino que directamente se evapora y pasa a la atmósfera. Este hallazgo puede significar una nueva forma de anticipar el comportamiento futuro de la nieve y el hielo en las cumbres. 

En todos los niveles

Los cambios experimentados por el Everest se dejarán sentir, no solo en la cumbre, sino también a lo largo de todo el camino de subida. “La pérdida de nieve y hielo en zonas elevadas expone cada vez más el suelo rocoso; el aire más cálido y denso incrementa la disponibilidad de oxígeno; los movimientos de bloques de hielo y las avalanchas se hacen incluso más dinámicas; y el derretimiento del glaciar desestabiliza el campamento base de Khumbu, que acoge a 1.000 equipos de escalada y logísticos durante la temporada de ascensos”, indica la investigación. 

El estudio finaliza con una conclusión muy poco halagüeña: “El glaciar más alto del Everest ha servido como centinela para este delicado equilibrio y ha demostrado que incluso el techo de la Tierra sufre el impacto del calentamiento antropogénico [provocado por los seres humanos]”.