Los premios individuales en el mundo del fútbol son una parte importante de la exitosa fórmula de este deporte. Las últimas jornadas del campeonato nacional no solo cuentan con la emoción de decidir el título, el descenso y los puestos europeos, también existe ese cosquilleo de saber quién ganará el 'Pichichi' y el 'Zamora'; los dos galardones individuales más importantes del fútbol español. En ocasiones, con la boca pequeña, los jugadores rehuyen de estos trofeos a no ser que a su equipo le vaya bien, pero en el fondo saben el prestigio que otorgan. Unos reconocimientos que ya cuentan con más de 70 años de historia y que son igual de icónicos que los futbolistas que les dieron nombre.
Pichichi, un delantero adelantado a su época
Todo aficionado al fútbol ha utilizado la palabra ‘Pichichi’ para referirse al máximo goleador ya sea de primera división o de los partidos entre clases en los colegios. Es un mote extremadamente popular en el deporte español, y no es para menos. El trofeo que lleva su nombre, el otorgado al que más goles marca en una temporada de LaLiga española, es uno de los más ansiados del balompié nacional.
Pichichi es sinónimo de prestigio, de delantero histórico, de esos nueves ‘zorros’ para los que saber desenvolverse en el área es igual de rutinario que cambiarse de ropa interior. Pichichi es… ¿exactamente qué es Pichichi? ¿o quién?
El 23 de mayo de 1892 nació Rafael Moreno Aranzadi. Familiar de Miguel de Unamuno e hijo de Joaquín Moreno, que llegó a ser alcalde de Bilbao, se saltaba las clases en el colegio para jugar pachangas contra los marineros británicos en la Campa de los Ingleses; un lugar a orillas de la ría de Bilbao que se utilizaba como campo de fútbol improvisado.
Fue en estos partidos donde tuvo origen el famoso apodo. Según cuenta Alberto López Echevarrieta en su libro ‘Pichichi: Historia y leyenda de un mito’, a Rafael le comenzaron a llamar así “en derivación de ‘pichón’ o ‘pichín’, terminología dedicada cariñosamente a personas allegadas de corta estatura".
La primera leyenda del Athletic Club de Bilbao
En 1910 llegó al Athletic Club, comenzando a destacar 3 años después y entrando por la puerta grande en la historia del club. En su debut oficial con el cuadro bilbaíno, le endosó dos goles en once minutos al Real Madrid en un encuentro de Copa, pero lo mejor estaba por llegar. El 21 de agosto de 1913, se inauguraba el estadio San Mamés con un partido entre el Athletic y el Racing de Irún. El autor del primer gol que se celebró en ‘la Catedral’ no podía ser otro que Pichichi.
Así fue el arranque de una carrera espectacular que tuvo de todo. Anotó 83 goles en 89 partidos con el Athletic Club y logró cuatro copas del Rey (1914,1915, 1916 y 1921) además de cinco campeonatos regionales.
Quiso ponerle fin a su carrera de forma prematura. A los 29 años decidió que no quería seguir perforando porterías rivales y se convirtió en árbitro, aunque la mala suerte hizo que falleciera sin llegar a cumplir los 30 años (se desconoce la causa de su muerte, pero se cree que fue por consumir ostras en mal estado).
Pocos años después, en 1926, el Athletic Club rindió homenaje a su primera leyenda con un busto de bronce que aún se encuentra en San Mamés (fue llevado al estadio nuevo cuando el antiguo fue demolido). Se ha convertido en tradición que en la primera visita de un club a ‘la Catedral’, se realice una ofrenda floral al busto.
En 1953, el diario deportivo ‘Marca’, creó el premio al máximo goleador de LaLiga y, a la hora de ponerle nombre, pensaron en Rafael Moreno Aranzadi. Así nació el trofeo Pichichi, un merecido reconocimiento a uno de los primeros referentes del fútbol español.

Ricardo Zamora, la divinidad de la portería
De la misma forma que el portero de fútbol es menos popular que el delantero, el trofeo Zamora está un peldaño por debajo del Pichichi. El Zamora es el galardón que se otorga al cancerbero menos goleado del campeonato nacional. Se dice que en este deporte lo que cuenta y da espectáculo son los goles, por lo que la persona encargada de evitarlos nunca estuvo muy bien vista. Aunque siempre hay excepciones.
Ricardo Zamora (Barcelona, 1901) se ganó a lo largo de su carrera el convertirse en el primer mito futbolístico en la historia de España. De forma prematura, comenzó jugando en el Real Club Deportivo Espanyol a los 15 años y pronto se ganó el apodo de ‘el Divino’ gracias a su habilidad en la portería. En 1920, cuando militaba en las filas del FC Barcelona, logró la plata olímpica con España en los Juegos de Amberes.
Fue nombrado mejor portero del torneo y significó el comienzo de una relación idílica con la selección española, defendiendo la portería de la roja durante 16 años. En la década de los 30 fichó por el Real Madrid y pasó a formar parte de la exclusiva lista de jugadores que han defendido la camiseta de los dos grandes del fútbol español.
Con el club blanco consiguió dos ligas y dejó actuaciones para la historia, como la de su último partido. Una despedida a la altura de su figura. El 21 de junio de 1936 se disputó la final de la copa del Rey de aquel año. Real Madrid y FC Barcelona se jugaban un título entre ellos por primera vez en la historia ante 22.000 espectadores que llenaron Mestalla. El partido terminó con victoria blanca por 2-1 tras una actuación estelar de Zamora. Se retiró como los grandes: en lo más alto para que solo él pudiera decidir cual es su final.
La primera estrella del fútbol español
La figura del mítico portero trascendió mas allá de los campos de fútbol. Se convirtió en un ídolo de masas durante su carrera, llegando a protagonizar películas. Estando en activo, fue actor principal en “Por fin se casa Zamora”, una comedia estrenada en 1927 y, ya retirado, volvió a probar suerte en la gran pantalla con la película “Campeones” de 1943. Falleció en 1978 a los 77 años, siendo todo un referente para guardametas no solo españoles, si no de cualquier parte del mundo.
En reconocimiento a la leyenda, el diario Marca le puso su nombre al premio que otorga al portero menos goleado de LaLiga española. De haber existido esta distinción en su época, Zamora lo hubiera ganado en tres ocasiones. Incluso en el presente, todavía se habla de ‘el Divino’. No es casualidad que aún se escuche la frase: “1-0 y Zamora de portero”.