El mercado que ha tenido que afrontar el Sevilla FC no ha sido sencillo. El cuadro hispalense ha visto como en las últimas temporadas su plantilla ha ido debilitándose progresivamente hasta encontrarse en una situación crítica, llegando a quedar a solo un punto del descenso. Una situación atípica para un equipo que, en los últimos años, se había acostumbrado a tocar metal ganando varias UEFA Europa League. Además, el Sevilla ha perdido en los últimos días de mercado a dos de sus máximos baluartes: Badé y Lukebakio. El panorama no invita al optimismo, pero la dirección deportiva de Antonio Cordón ha intentado reinventarse y aportar experiencia al vestuario con los fichajes de César Azpilicueta y Alexis Sánchez.

El chileno regresa a LaLiga 11 años después de abandonar el FC Barcelona en la temporada 2013/14. A sus 36 años (cumple 37 el próximo mes de diciembre), Alexis ha firmado por el club andaluz tras rescindir su contrato con el Udinese para que no existiese coste de traspaso. Además, cobrará considerablemente menos de lo que venía haciendo en otros clubes para hacer espacio en la masa salarial del equipo.

El tocopillano hereda el 10 que antes le perteneció a Dodi Lukebakio y se encuentra en buenas condiciones físicas para ayudar al club desde el comienzo de su nueva aventura, aportando además su experiencia y liderazgo. Además, debido al parón de selecciones, tendrá una semana extra para asimilar conceptos y perfilar su tono físico a las órdenes de su nuevo técnico, Matías Almeyda.

Alexis Sánchez, el “Niño Maravilla” que nunca dejó de luchar

Alexis Sánchez, conocido en todo el mundo como el “Niño Maravilla”, es mucho más que un delantero desequilibrante o un goleador decisivo. Su carrera, marcada por la humildad y el esfuerzo, es el reflejo de una historia personal que explica por qué, a los 36 años, sigue siendo un referente dentro y fuera de los terrenos de juego.

Nacido en Tocopilla, un pequeño puerto del norte de Chile, Alexis creció en un ambiente donde las oportunidades escaseaban. Su madre, trabajaba incansablemente para mantener a sus hijos, y fue en esas calles polvorientas donde Alexis comenzó a golpear sus primeros balones. Lo hizo descalzo hasta que el ayuntamiento le regaló unas botas gracias a que era el mejor jugador del equipo de la localidad. Su apodo, “Niño Maravilla”, no surgió de la nada: desde niño destacaba por una habilidad innata. Pero detrás del talento había un motor inagotable: la necesidad de salir adelante.

Su debut profesional llegó en Cobreloa con apenas 16 años, demostrando una madurez impropia de su edad. Rápidamente, llamó la atención del Udinese italiano, que invirtió 3 millones de euros en su fichaje para cederlo posteriormente a Colo-Colo y a River Plate. En 2008 dio el gran salto a Europa con el Udinese, un trampolín hacia la élite. Fue allí donde comenzó a brillar bajo los reflectores del Calcio, hasta que el FC Barcelona se fijó en él.

En el club catalán compartió vestuario con Lionel Messi, Xavi e Iniesta, y aunque muchas veces debió sacrificar protagonismo, su entrega y versatilidad lo hicieron fundamental. Sus años en el Barça le enseñaron lo que significa competir al más alto nivel. Después vino el Arsenal, donde quizás vivió su mejor etapa como futbolista: Alexis se convirtió en líder, ídolo de la afición y héroe en FA Cups. En el Manchester United, pese a que las expectativas fueron gigantes, las lesiones y el contexto no le permitieron brillar como se esperaba. Sin embargo, como buen luchador, nunca se rindió.

El Inter de Milán lo vio resurgir con un papel menos estelar pero igual de decisivo: goles claves en Europa League y Serie A. Y, por supuesto, su vínculo eterno con la selección chilena lo consagró como leyenda. Fue protagonista indiscutible de la Generación Dorada que conquistó las dos Copas América consecutivas (2015 y 2016), con aquel penalti decisivo contra Argentina que quedó grabado en la memoria de todo un país.

Fuera del césped, Alexis es un hombre reservado. Lejos de los focos mediáticos, prefiere el contacto con sus raíces. Ha invertido en proyectos en Tocopilla, colaborando con escuelas y apoyando a niños en situación vulnerable, consciente de que él mismo pudo ser uno de ellos. Alexis Sánchez no es solo un futbolista talentoso. Es un ejemplo de resiliencia, un hombre que nunca olvidó de dónde viene y que, con su entrega, ha marcado a generaciones enteras. El “Niño Maravilla” demostró que, con esfuerzo, disciplina y corazón, los sueños que nacen en un campo de tierra pueden conquistar al mundo.

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