El reciente expediente disciplinario abierto por el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) contra Javier Tebas podría tener un impacto más profundo de lo que parece, gracias al precedente de Ángel María Villar. El caso del histórico dirigente federativo vuelve a resonar como una sombra que amenaza la permanencia de Tebas al frente de LaLiga.
El origen del escándalo
La denuncia que motivó la apertura del expediente parte de Miguel Ángel Galán, presidente de la Asociación Transparencia y Democracia en el Deporte. Galán acusa a Tebas de haber vulnerado el deber de confidencialidad tras hacer públicos datos sensibles del FC Barcelona. En concreto, LaLiga publicó un comunicado el 2 de abril de 2025 en el que apuntaba que el Barça no había registrado 100 millones de euros generados por la venta de palcos VIP, lo que, según Tebas, incumplía la normativa de fair play financiero.
Ese mensaje fue borrado de la web y redes de LaLiga, pero ya había generado un fuerte revuelo. Para Galán, esto no es un error menor: es, en sus palabras, un reconocimiento tácito de irregularidad.
En su escrito ante el Consejo Superior de Deportes (CSD), Galán detalla cinco infracciones muy graves de Tebas, entre ellas:
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Revelación de datos financieros del Barça.
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Divulgación de operaciones corporativas y auditorías internas.
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Exposición del estado patrimonial del club.
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Difusión de comunicaciones privadas con el CSD.
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Interferencia en negociaciones externas (como el caso de Nico Williams) tras compartir información con terceros
Galán pide, en última instancia, el cese de Tebas por abuso de autoridad, falta de transparencia y censura.
El paralelismo con Villar
Aquí es donde entra en juego el precedente Villar. Ángel María Villar dirigió la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) durante casi 30 años, hasta que fue inhabilitado en 2017 tras una denuncia del mismo Galán debido a infracciones consideradas muy graves por el TAD.
En el caso de Villar, su destitución vino tras detectar una violación del deber de neutralidad: aprovechó su posición para favorecer su candidatura. Este caso ha continuado su curso judicial tiempo después. La Fiscalía Anticorrupción ha pedido 15 años y medio de cárcel para él, por delitos como corrupción, administración desleal, malversación y falsedad documental. Se le acusa de favorecer económicamente a su hijo, Gorka Villar, mediante contratos opacos desde la RFEF, lo que habría provocado un perjuicio multimillonario a la federación.
Para Galán, no hay duda. Los mismos criterios deben aplicarse con Tebas. Ya lo ha afirmado públicamente: la resolución de inhabilitación que se impuso a Villar debe servir de guía para dictar también una sanción drástica contra el presidente de LaLiga.
La reincidencia puede ser clave para la resolución final
Un punto clave a favor de la denuncia: la reincidencia. En septiembre de 2024, el TAD ya sancionó a Tebas con una amonestación pública por haber revelado el voto del Real Madrid en una Asamblea de LaLiga, incumpliendo el deber de secreto. La normativa deportiva contempla que repetir infracciones graves o muy graves puede desencadenar sanciones más severas, como la inhabilitación temporal o incluso una destitución definitiva.
El TAD tiene un plazo máximo de tres meses para resolver el expediente, lo que sitúa la resolución prevista para el primer trimestre de 2026.
Las posibles sanciones oscilan entre una nueva amonestación pública, una inhabilitación de entre dos meses y un año, o incluso la destitución de Tebas si los hechos se consideran especialmente graves. Desde LaLiga ya han anunciado que están preparados para recurrir cualquier decisión adversa, como hicieron en 2024 tras la amonestación previa.