Las autoridades han mandado un mensaje claro que han repetido en varias ocasiones: el coronavirus no entiende de clases sociales y afecta a ricos y pobres. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, explicó en una rueda de prensa el 18 de marzo: “El virus no distingue entre ideologías ni clases ni territorios: nos golpea a todos”. Sin embargo, sí que hay una diferencia en el hecho de frenar su propagación y es que existan las condiciones materiales para hacerlo o no.

Un ejemplo es la distancia que se mantiene en el propio domicilio ya que no es lo mismo que una familia de cuatro personas viva en un piso de 60 metros cuadrados que lo haga en una de 120 de metros cuadrados con jardín. Igualmente, si un miembro del hogar cae enfermo no es lo mismo que tenga un baño o una habitación exclusiva para él o que tenga que compartir estos espacios con el resto de la familia.

En la misma línea, la opción del teletrabajo no es para todos los empleados, sino que algunos sectores se ven obligados a trabajar de forma física por razones técnicas, a pesar de no disponer el material de prevención necesario.

Por la excepcionalidad de la crisis y el desconocimiento de datos de algunas comunidades autónomas, no se puede establecer un vínculo claro entre estos aspectos. Sin embargo, la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) ha publicado una información donde se muestra una primera relación entre ambas variables.

Carme Borrel, la gerente de la ASPB y médico especialista en medicina preventiva y salud pública, asegura que tanto la edad como la renta son factores decisivos en el impacto del Covid-19. Según la investigación, la incidencia del coronavirus es menor en los hogares con rentas más altas, con 500 casos por cada 100.000 habitantes, frente a la tasa de entre 600 y 750 positivos en los demás quintiles de renta.

Aunque aún no hay pruebas sólidas que indiquen la relación entre renta e incidencia del virus, todo apunta a que las rentas más pobres serán quienes sufran las peores consecuencias. La precariedad, la falta de empleo, los bajos niveles de ingresos y las viviendas y barrios de menor calidad afectan, sin duda, a la incidencia del coronavirus.