El Congreso de los Diputados ha aprobado la senda de déficit del Gobierno de Pedro Sánchez con 168 síes, 19 abstenciones y 150 noes. La abstención de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y EH Bildu han decantado la balanza hacia un bloque que ha sumado dos diputados con los que no contó en la investidura: José María Mazón, del PRC; y Ana Oramas, de Coalición Canaria.

Además del PSOE, Unidas Podemos, Coalición Canarya y el PRC, han votado a favor el PNV, Más País, Compromís, Nueva Canarias y Teruel Existe. El BNG se ha abstenido; mientras que el PP, Vox, JxCat, Ciudadanos, la CUP, UPN y Foro Asturias han votado en contra. El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ha votado telemáticamente dado que la amigdalitis no le ha permitido acudir al pleno.

¿Qué es el techo de gasto? 

Es el límite de gasto no financiero al que pueden llegar las administraciones públicas: Estado central -excluída la Seguridad Social-, CCAA y Ayuntamientos. Hasta 2012, primer año de gobierno de Rajoy, sólo se aplicaba a la Administración central pero desde ese año se amplió al resto de administraciones.

No es lo mismo que la regla de gasto, dado que ésta es un instrumento fiscal  para controlar también el gasto público pero vinculada a la recaudación de impuestos. Sólo se permite aumentar el gasto si el incremento de recaudación por reformas tributarias de carácter permanente permiten un aumento del gasto por encima de dicho límite.

Flexibilización de los objetivos de déficit

 

En la senda de estabilidad aprobada por el Consejo de Ministros del pasado 11 de febrero y por el Congreso, el Gobierno flexibilizó los objetivos de déficit, y elevó el margen de desfase de las cuentas públicas hasta el 1,8% del PIB en 2018, del 1,5% en 2021, del 1,2% de 2020 y del 0,9% en 2023.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha argumentado durante su intervención la necesidad de adaptar el objetivo de déficit a la realidad. La actual senda permanece en vigor desde julio de 2017. Conviene recordar, además, que el Banco de España y la AIReF la tildaron de “irreal”.

Esta baza ha sido explotada por Montero, quien ha insistido en que se debía renovar la senda no solo “para empezar a trabajar en los Presupuestos”, sino porque “ninguna Administración se puede permitir el lujo de trabajar con cuentas que no se adecuan a la realidad".