La pandemia mundial trajo consecuencias para todos los aspectos socioeconómicos de la vida diaria. Uno de los más claros fue la popularización del comercio electrónico y, por tanto, el pago a través de medios electrónicos, frente a los métodos tradicionales como es el pago en efectivo. Tanto el confinamiento domiciliario durante las primeras semanas de la pandemia como el miedo al contagio a través de monedas y billetes ha provocado una aceleración de una tendencia que ya venía reflejándose en los últimos años.

Se trata de la caída del uso del dinero en efectivo entre los ciudadanos españoles. Según las cifras desveladas por el Banco de España en la Encuesta nacional sobre el uso del efectivo, el uso de monedas y billetes a la hora de pagar como primera opción se desplomó del 53% al 35,8% en 2020, un año fuertemente marcado por la pandemia. Además, la caída es mucho mayor si se compara con cifras de 2014, cuando el porcentaje de españoles que reconocía el pago en efectivo como su opción favorita era del 80%.

En el lado opuesto, el 54,1% de los encuestados reconoce que su medio de pago favorito es la tarjeta de débito, basándose en criterios de rapidez y comodidad. Unas cifras que revelan el cambio en las formas de pago de los últimos años, con un rápido avance de la digitalización como consecuencia directa de la irrupción de la pandemia en marzo de 2020.

De hecho, el miedo al contagio de coronavirus a través de monedas y billetes provocó que un 2,5% de la población dejase de usar dinero en efectivo por motivos de higiene, según la encuesta. "El hábito del pago con efectivo ha caído especialmente desde el periodo de confinamiento por el Covid-19, en gran parte por el estímulo a favor de otros medios de pago ejercido por casi la mitad de los comercios, así como por las medidas higiénicas derivadas de la alerta sanitaria, como lo manifiesta el 61,2% de la población".

De aquellos ciudadanos que cambiaron sus hábitos de pago en la crisis del coronavirus quedarán muchos que seguirán optando por el pago con tarjeta, en detrimento del uso de monedas y billetes. En cifras, un 69,1% de los ciudadanos y un 61,3% de los establecimientos y locales que ya han modificado sus hábitos aseguran que los mantendrán en el futuro próximo. Pero no solo eso, el 40% de los encuestados prevé utilizar o bien aumentar las nuevas formas de pago, vinculadas a las nuevas tecnologías, frente al 24% que anticipaba hacerlo en 2019.

El efectivo solo para pagos por debajo de los 50 euros

Esta es una de las principales conclusiones del estudio del Banco de España pero no es la única que desvela un cambio en los hábitos de los ciudadanos. La encuesta asegura también que cada vez pagamos cantidades más bajas a través del dinero en efectivo. Tanto que el umbral de preferencia de la tarjeta ante el efectivo ha pasado de los 106 euros de antes de 2020 a la mitad, en los 52 euros. Es decir, cuando el pago es superior a los 52 euros los españoles prefieren tirar de tarjeta.

A estas circunstancias también ayudan los procesos de digitalización de las empresas, especialmente en el sector del comercio. Según las cifras, el 84% de los establecimientos comerciales ya no cuenta con restricciones para pagar con tarjeta y el 16% cuenta con un pago mínimo establecido, situado de media en los 11 euros.

A pesar del aumento del uso de la tarjeta y, por consiguiente, la menor utilización del dinero en efectivo, los españoles creen que las monedas y billetes siguen siendo útiles, “fundamentalmente para mantener los precios ajustados”, según la encuesta. Sin embargo, sus declaraciones en la encuesta no parecen coincidir a la hora de la práctica y qué llevan en la cartera.

Del total, un 88,5% lleva como máximo cinco billetes en la cartera, de los que el 70,6% lleva una cantidad máxima de 50 euros en total. Por otro lado, el 72,7% de la población reconoce que no lleva más de 5 monedas, que no suelen superar los 5 euros de importe total. Con respecto a los grandes billetes, el 89,4% de los encuestados asegura que no ha tenido un billete superior a 200 euros en sus manos en el último año, mientras que un 56,2% de los comerciantes rechaza el cobro a partir de 100 euros, por falta de cambio como motivo principal.