Tras 18 meses de teletrabajo, la vuelta a las oficinas en muchos sectores se hace ardua. Los madrugones para coger puntualmente el medio de transporte o los atascos que ya parecían olvidados, vuelven a formar parte de nuestra rutina. Además, trabajar con mascarilla se hace incómodo, reconozcámoslo. No obstante hay algo que sobre todo se echa de menos: la ropa cómoda.

Según un estudio realizado por IWGel 55% de los encuestados, trabajan mejor cuando tienen la libertad de vestirse como quieren, y el 40% afirma que son más creativos.

El mismo estudio, además, asegura que los millennials y la generación Z son especialmente conscientes de la importancia de expresarse en el trabajo a través de su vestuario. Con esto, más de la mitad -51 por ciento- de los jóvenes de 18 a 24 años afirma que su vestuario refleja su personalidad. Además, el 51 por ciento de los ciudadanos de 25 a 34 años confirma que su atuendo de oficina está relacionado con su creatividad.

Cada vez más personas prefieren optar por los beneficios que ofrece vivir y trabajar cómo y dónde cada uno quiera.

De hecho, en muchos países europeos, en los que ya se ha optado por una forma de trabajo híbrida, a caballo entre el hogar y la oficina, la cuestión de qué ropa ponerse ha estado en el primer plano de la mente de muchos trabajadores, la gran mayoría -64%- opta por la ropa cómoda en lugar de la vestimenta formal. Por otro lado, más de la mitad - 59%- afirma que los días de la vestimenta formal de negocios han terminado, mientras que el 39% cree que será más aceptable llevar ropa menos formal en la oficina como resultado de los cambios de hábito en nuestras vidas, secuela de la pandemia.

Una investigación realizada por IWG entre los líderes empresariales del FTSE 100 y el FTSE 250, realizada a principios de este año, reveló que el número de empresas que desean utilizar un modelo de oficina híbrido es tres veces mayor que el de las que pretenden continuar de la misma manera que antes de la pandemia.

Evolución hacia modelos híbridos de trabajo

Ya existen claros indicios de que el futuro del trabajo es el modelo híbrido. Este año, IWG, por ejemplo, ha observado un aumento significativo de la demanda de espacios de oficina tanto suburbanos -32%- como rurales -20%- esto significa que las empresas comienzan a operar en lo que se denomina un modelo hub and spoke, es decir, los empleados dividen el tiempo entre el hogar y su sede laboral.

No obstante, la oficina va a seguir  desempeñando un papel clave en la vida laboral  de los trabajadores en una etapa en posterior a la pandemia. ¿Por qué? Los datos de acceso al Wi-Fi de IWG muestran que las visitas a la oficina en sus centros han aumentado un 58 por ciento desde principios de enero. Hay quienes extrañan su escritorio o que prefieren trabajar lejos del jaleo familiar.

Los nuevos outfits

No obstante, es irremediable. La moda evoluciona, al igual que lo hacen las nuevas tecnologías. Casi dos tercios de los trabajadores -64%- siguen estando de acuerdo en que lo que visten ahora está ligado a la edad, y un tercio -32%- afirma sentirse mejor consigo mismo cuando lleva ropa más elegante.

La  evolución en digitalización que se ha producido en este último año tiene su parte de culpa en este proceso. Las nuevas tecnologías están transformando nuestros hábitos de consumo y trabajo y por ello cada vez más personas prefieren optar por los beneficios que ofrece vivir y trabajar cómo y dónde cada uno quiera.

Por su parte, las empresas se benefician de los efectos financieros y estratégicos que esta elección conlleva. Aprovechar el trabajo flexible, aumentar la productividad y agilidad así como una mayor proximidad al mercado son, sin lugar a dudas algunos de los pocos beneficios que esta crisis sanitaria ha producido en las “nuevas sociedades”.