Dos grandes conquistas de la clase trabajadora y sustento fundamental del Estado de Bienestar, entre otras muchas, son el Sistema Público de Salud y el Sistema Público de Pensiones, otras evidentemente también lo son como la Dependencia, la enseñanza pública o el impulso de políticas sociales.

Todas ellas obtienen en términos generales avances importantes cuando al frente del ejecutivo se encuentran fuerzas políticas de marcado carácter progresista. De la misma forma todas ellas tienen grandes retrocesos, recortes en materia de inversión, cuando al frente del ejecutivo se encuentra un partido de la derecha, si hablamos del Sistema Público de Salud, solo tenemos que observar el retroceso que ha sufrido el mismo en la Comunidad Autónoma de Madrid, gobernada con mayoría absoluta del PP, los recortes presupuestarios nos han llevado en la práctica a la desaparición de la Atención Primaria, la escasez de medios humanos, técnicos o farmacológicos son una realidad presente en el día a día de la sanidad madrileña, sin duda, este es el programa que aplicaría Feijóo si llega al gobierno de la nación, la privatización del servicio público de salud.

La Dependencia ha sufrido carencias inversoras durante los años de gobierno del PP y estas se mantienen en los gobiernos autónomos gobernados por la derecha, incrementando el llamado “limbo de la dependencia”, es decir el número de personas desatendidas, solo un gobierno de progreso ha sido capaz de incrementar el presupuesto en Dependencia, devolver la posibilidad de cotizar a los cuidadores familiares o disminuir el “limbo de la dependencia”.

Hoy conocemos el programa electoral del PP y vemos a través de su lectura un regreso al pasado, un recuerdo de los peores, un retroceso a los peores años de políticas neoliberales, de programas plenos de recortes, una vuelta a las políticas antisociales más reaccionarias, en definitiva, un nuevo ataque a las conquistas logradas por los más desfavorecidos.

Ya Rajoy como presidente del gobierno nos dejó una herencia diabólica: incremento de la pobreza y la desigualdad social, precariedad, bajos salarios, una deuda pública disparada, una reforma de las pensiones que nos llevaban directamente a su desaparición y por tanto a su privatización y una pobre transición energética y digital, en definitiva, más pobreza para los de siempre: la clase trabajadora e incremento de los beneficios empresariales, nada nuevo bajo el sol.

Ahora, el PP regresa con sus viejas propuestas, alejadas del contexto actual, carentes de sensibilidad social y con un desprecio absoluto hacia los más desfavorecidos, propuestas que solo tienen una función, desaparición de la inversión en políticas sociales, desmantelamiento del Estado de Bienestar.

A nuestro colectivo, las personas mayores, nos preocupa de este programa electoral algunas cuestiones, la primera es que el mismo no habla de pensiones públicas, simplemente se refiere a las pensiones de forma genérica, ¿es un guiño al lobby privatizador?, ¿es el inicio de un proceso de privatización del sistema público de pensiones? Es una apuesta, en definitiva, a los sistemas privados de pensiones, el propio programa nos lo aclara posteriormente cuando indican que su propuesta en materia laboral y de pensiones es implantar la mochila austriaca, la mochila azul ya dije yo en su momento, apoyada por toda la derecha europea.

Volver a resucitar la mochila austriaca, es acabar definitivamente con los ejes aprobados en la última reforma del sistema público de pensiones: la solidaridad del sistema, su sostenibilidad apostando por los ingresos, las aportaciones del estado o el desarrollo de un programa de lucha contra la pobreza, es negar la mirada hacia el futuro y hacia las generaciones más jóvenes, con que se ha querido dotar a esta reforma progresista del sistema público de pensiones.

La mochila austriaca es bueno que recordemos, que consiste en un modelo de cambio en las relaciones laborales que se inicia en 2003 en Austria y que ha gozado de las simpatías y apoyo de algunos partidos políticos españoles y de asesores expertos del Estado. Es un fondo que se establece para cada trabajador asalariado en función del sueldo que percibe y se va acumulando durante el tiempo que está trabajando en una empresa, cuando el trabajador se va de la empresa, o es despedido, es importante resaltar que ya no existen diferencias entre las tipologías de despido, se la lleva consigo, puede disponer de ella o llevarla a la siguiente empresa. La mochila es un extrasalarial que el trabajador acumula y que, al final de su vida laboral, si no la ha utilizado antes, se queda con ella y la puede utilizar con fondo de pensiones, si es que aún le queda algo en la misma. 

La mochila austriaca, nos engaña acerca de nuestra verdadera situación. La mochila austriaca es muy negativa para las indemnizaciones de despido y particularmente negativa para la privatización de las pensiones.

Esta propuesta tiene otro problema grave: su financiación. La pagarán los empresarios, estos se han opuesto a la actual reforma de las pensiones porque a su juicio incrementa los costes laborales, por tanto dudamos que financien el sistema propuesto por la derecha del PP, que recaería sobre sus ingresos. Si le toca financiarla al trabajador se incrementará la precariedad, al disminuir los salarios percibidos y finalmente queda la posibilidad que la financie el gobierno, si el Estado garantiza el nominal de las mochilas con garantías públicas, como señalan algunos expertos que asesoran al PP, sería obsceno, escandaloso.

Claro está que ni el propio PP se ha atrevido a denominarla por su propio nombre, mochila austriaca, que cobardía, y en su programa electoral se refiere a la misma como: "cuentas individuales para los trabajadores, portables, que puedan usar ante diversas contingencias de su vida laboral”, esto es retorcer el lenguaje para indicarnos que apuestan por el despido libre y gratuito y la privatización futura de nuestro sistema público de pensiones. Sus posibles socios, en un hipotético gobierno, la extrema derecha post franquista, tienen menos rubor y hablan con mayor claridad, su apuesta es privatizar definitivamente las pensiones públicas.

Por tanto, solo queda un camino una decisión, volver al pasado, a las políticas neoliberales, a los recortes a la falta de sensibilidad en políticas sociales, en definitiva, dinamitar definitivamente nuestro Estado de Bienestar, o bien como siempre hemos hecho la clase trabajadora, seguir luchando por mantener nuestras conquistas, sociales, políticas y económicas.

Pero también tenemos otra opción aparte de luchar que sin duda lo haremos y es que el día 23 de julio, vayamos a votar por la única opción posible que nos permita mantener todas estas conquistas sociales y nos alejen de la precariedad y la pobreza a los mayores y esta no es otra que votar por el único partido que nos permita mantener el gobierno de progreso.