La violencia en Cataluña tendrá consecuencias económicas negativas para el conjunto de España y en especial para la región. Los disturbios violentos de los últimos días, transmitieron al mundo entero una imagen poco confiable, que impactará sobre el sector empresarial y el turístico. 

La patronal regional, Foment del Treball, ha alertado a través de un comunicado del riesgo que supone esta situación de inestabilidad y violencia para la actividad económica de la autonomía y en particular, para “la actividad económica y la proyección internacional de Barcelona”. 

La primera consecuencia, es que los viajes del Imserso han quedado paralizados. Los jubilados optan por pasar sus vacaciones en otros destinos más apacibles y con menor riesgo, debido a la inseguridad generada en las últimas horas, las huelgas previstas para las próximas semanas y  la oleada de robos violentos de los últimos meses en la Ciudad Condal. Aunque sin duda, son las amenazas de sabotaje a las redes de transporte, como la irrupción violenta en El Prat o los cortes de la red de carreteras, lo que ha supuesto un punto y a parte. 
 
Según la Alianza para la Excelencia Turística, Exceltur, desde que tuviera lugar el 1-O, en el año 2017, hasta febrero de 2018, se perdieron 320 millones de euros. Durante esos 5 meses hasta 185.000 turistas extranjeros dejaron de viajar a Cataluña. Cifra que se suma a las pérdidas generadas por la quiebra de Thomas Cook y los efectos negativos del Brexit, que ya golpeaban duramente el sector servicios. 

Además, la entrada de capital extranjero ha caído un 12 por ciento. Esto conlleva al freno en el consumo. El PIB catalán suma ya tres décimas menos que la media española durante siete trimestres consecutivos, es decir, la economía catalana, que crecía de medias tres décimas más que el conjunto territorial, se está ralentizando.  

El tejido empresarial

En dos años, Cataluña ha visto menguar su red empresarial. Hasta 5.500 compañías han trasladado su sede social fuera de la comunidad autónoma y 228 la abandonaron en el tercer trimestre de este año, frente a las 121 que regresaron. De hecho, el Colegio de Registradores especifica que entre 2017 y mediados de 2019 han sido 5.454 el número de empresas que han abandonado la región. 

Pero, si se calcula la diferencia entre las empresas que se han ido y las que han regresado, en conjunto, desde que tuviera lugar el intento de referéndum y los consecuentes disturbios del 1 de Octubre, la región sigue aportando un saldo negativo: ha perdido más de 4.000 empresas, muchas de ellas grandes cotizadas como Caixabank, Sabadell, Gas Natural o Cellnex

Según el Instituto de Estadística de Cataluña, la inversión extranjera en la región cayó un 89 por ciento coincidiendo con el 1-O, una situación que no ha logrado remontar la Generalitat. Además, según el BBVA Research, Cataluña ha dejado de crear 30.000 puestos de empleo en los últimos dos años y en el mes de agosto 12.500 personas se sumaron a las listas del paro. 

Medidas urgentes

La Asociación Empresaris de Catalunya ha pedido hoy al Gobierno restaurar la seguridad en Cataluña. Carlos Rivadulla, su presidente, ha solicitado al Ejecutivo medidas urgentes: “Que lo haga como vea oportuno, pero que actúe porque cuando la calle está revuelta y hay cierto descontrol puede pasar cualquier cosa y eso no lo podemos aceptar y no se puede pensar que como son unos días va a ser un mal menor, así que esto se tiene que parar cuanto antes". 

De hecho, durante esta semana tiene lugar el Barcelona Meeting Point (BMP), que arrancó ayer y congrega a empresas del sector inmobiliario de todo el territorio. Desde la organización señalan que, este año, ha acudido a la apertura del congreso la mitad de asistentes que en ediciones anteriores y muchos de los asistentes extranjeros han cancelado sus vuelos. Los promotores inmobiliarios temen que la inestabilidad política y social afecte al sector, como ya ocurrió en el mes de octubre del año 2017, en el que la venta y alquiler de pisos se desplomó.