Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) ha inaugurado el congreso de la banca europea celebrado en Frankfurt y ha aprovechado para presionar en favor de la unión de los mercados de capitales (UMC). “Es un proyecto indispensable en este contexto que hasta ahora no hemos logrado avanzar”, ha defendido la mandataria, que ha culpado de su retraso a la falta de un proyecto unitario y la estrategia de partir de lo regional y nacional a una unión internacional.

El cambio de este paradigma por uno que comience desde lo más amplio, la UMC europea, y se despliegue en lo local es lo que ha denominado un “giro kantiano” que sustituya la dirección de “abajo a arriba” por una decreciente de “arriba abajo”. "La supervisión permanece ampliamente a nivel nacional, lo que fragmenta la aplicación de la legislación de la UE", ha criticado Lagarde, contrariada con el entramado de reguladores nacionales que lastra la creación de un órgano superior.

Muchas lecciones de historias y críticas después, Lagarde ha dado lo que para ella son los “ingredientes del éxito”. Por un lado, “es crucial la determinación inquebrantable de todos los actores, tanto del sector público como del privado” y, por el otro, “una determinación compartida se materialice en un cambio de enfoque”. Estos dos ingredientes se transforman en una receta que, para la presidenta del único supervisor, podría ser la creación de una SEC a la europea. Lagarde quiere emular la Comisión de Bolsa y Valores estadounidense.

“La Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) hace algo de eso en la UE, pero no es verdaderamente única. La supervisión sigue siendo en gran medida a nivel nacional, lo que fragmenta la aplicación de las normas de la Unión Europea (UE). De hecho, los poderes de aplicación de la ley suelen estar divididos entre varios reguladores nacionales”, ha criticado la mandataria, que ha delimitado a grandes rasgos su propuesta.

“La solución podría ser crear una SEC europea, por ejemplo ampliando los poderes de la ESMA. Necesitaría un mandato amplio, incluida la supervisión directa, para mitigar los riesgos sistémicos que plantean las grandes empresas transfronterizas y las infraestructuras de mercado, como las contrapartes centrales de la UE”, ha desgranado. No obstante, esto no es suficiente y más allá de una institución fuerte, para Lagarde también es clave contar con un reglamento único que permita nivelar el campo de juego e impulsar la integración.

"Para mitigar la fragmentación en los mercados de capitales de la UE, un enfoque más ambicioso debería implicar la creación de un código normativo único aplicado por un supervisor unificado", ha planteado, asegurando que esto empoderaría a las entidades privadas de cara a la ampliación de sus ambiciones de fomentar inversiones privadas de alto crecimiento.

El desafío de las "tres D"

La presidenta del BCE también se ha mostrado preocupada por coyuntura y la incertidumbre que atraviesa la economía mundial y ha desgranado una serie de desafío que ha denominado como las “tres D”. Estos retos comunes a todos los países europeos no son otros que la desglobalización, la demografía y la descarbonización, que cobran importancia con el transcurso de los años.

“Hay cada vez más señales de que la economía global se está fragmentando en bloques competidores”, ha señalado Lagarde, que considera que Europa se acerca a un “punto de inflexión demográfico”. La población en edad de trabajar continúa disminuyendo y la perdida de calidad de vida propiciada por el liberalismo está hundiendo la natalidad. El inicio real de esta crisis, que en España es muy familiar, lo ha fechado en 2025.

Por otro lado, la progresión medioambiental también preocupa a la mandataria. “El impacto de los desastres climáticos aumenta cada año, al igual que la necesidad de tomar medidas climáticas”, ha sentenciado al respecto. “Abordar todos estos desafíos al mismo tiempo requerirá un esfuerzo generacional”, para ambos problemas, “y se necesita una inversión masiva en un corto espacio de tiempo”, ha relatado.

Para combatir estas situaciones, Lagarde a propuesto un camino a seguir: “a medida que aparezcan nuevas barreras comerciales, necesitaremos reevaluar las cadenas de suministro e invertir en otras nuevas que sean más seguras, más eficientes y cercanas a casa. A medida que nuestras sociedades envejecen, necesitaremos implementar nuevas tecnologías para poder producir una mayor producción con menos trabajadores. La digitalización ayudará. Y a medida que nuestro clima se calienta, necesitaremos avanzar en la transición verde sin más demoras”.