Uno de los efectos de la crisis sanitaria que azota a nuestro país es el cierre de oficinas debido a los cambios en los hábitos de vida, consumo y trabajo, que han impactado en nuestras vidas. Además, hay que tener en cuenta que el teletrabajo, que permanecerá al menos hasta el final del proceso de vacunación, y el mantenimiento de las restricciones respecto a las distancias físicas ha favorecido este hecho.

Concretamente uno de los sectores que más oficinas ha cerrado en nuestro territorio es el de la banca. ¿Por qué? El desarrollo de la banca digital en el mercado ha generado una reducción de los ingresos en las entidades más tradicionales. Una tendencia que lleva produciéndose durante los últimos 13 años, según el Banco de España. Una brecha en el tiempo que coincide con la crisis financiera -La Gran Recesión- tras el desplome de Lehman Brothers y la entrada de nuevos activos en el negocio bancario. Desde entonces, según datos del Banco de España, se han cerrado un total de 26.000 oficinas bancarias.

No obstante, la propagación del coronavirus y sus variantes ha acelerado este proceso. Durante este periodo, el 16% de los españoles ha utilizado la banca online por primera vez, mientras que el 14% ha probado el uso del móvil para sus gestiones, según un estudio publicado por Chase. Además, tanto los millenials como la generación Z confían plenamente en las aplicaciones móviles para realizar cualquier tipo de transacción financiera.

Por otro lado, según un informe de Global Retail Banking 2020, el 75% de los consumidores encuestados prefiere el banco online a las sucursales físicas por lo que la banca ha optado por la reducción de plantilla y el cierre de oficinas físicas para ahorrar costes en estos delicados momentos.

Sin embargo, los bancos no son los únicos que se han visto abocados al cierre. Desde la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), aseguran encontrarse con serias dificultades para que muchas empresas continúen con su negocio abierto. “Hay 300.000 autónomos que prevén cerrar a lo largo de este 2021”, afirma la asociación. Es por ello que la digitalización se ha convertido en la palanca que impulse a las pymes que prevén echar el cierre de sus oficinas físicas, pero esto requiere de una gran inversión y adquisición de conocimientos.

Específicamente en España, según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), se registraron en 2020 133.155 incidentes graves relacionados con ciberataques. Durante este último año el incremento ha sido de un 24%.

“Los autónomos y pequeños empresarios son los grandes afectados por la pandemia y por sus consecuencias más directas, como las derivadas de los ciberataques. El coste económico para los pequeños negocios afectados se calcula entre 35 000 euros y 75 000 euros al año”, aseguran desde ATA. Unas cifras inasumibles por la mayoría de los negocios.

Una perspectiva positiva

Sin embargo, según la consultora de BNP Paribas Real Estate, durante el segundo trimestre, especialmente en Madrid y Barcelona, la demanda de espacios de oficinas está recuperándose debido a la disminución de las restricciones de movilidad y al retorno de la actividad económica. También debido a las fuertes inversiones que las entidades han tenido que hacer frente al proceso de digitalización.

Concretamente en Madrid, la demanda de espacios de coworking y oficinas ha crecido levemente durante el segundo semestre del año en las zonas situadas fuera de la M-30 -más baratas- como son: Campo de las Naciones, Las Tablas, Manoteras o Julián Camarrillo.

Sin embargo, como hemos mencionado anteriormente, son costes muy elevados los derivados de la digitalización y ciberseguridad. por lo que “en promedio se espera que 1 de cada 3 bancos reduzca los presupuestos de TI o posponga los grandes proyectos de transformación digital”, según un informe del World Retail Banking Report 2021.