Hace años que está en el aire la posibilidad de cobrar un peaje en las autovías y finalmente esta idea podría convertise en realidad. El Gobierno de España se ha comprometido con la Comisión Europea a poner en marcha un sistema de pago en la red de vías de alta capacidad para financiar su conservación, que tiene un coste anual de 1.200 millones de euros.

La propuesta está recogida en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno, en el que se indica que "es preciso desarrollar un sistema de pago por uso de la red de vías de alta capacidad que permita cubrir los costes de mantenimiento e integrar las externalidades negativas del transporte por carretera como sucede en el resto de infraestructuras".

Se apunta, no obstante, que la iniciativa sea llevada a cabo "a medio plazo", y "siempre buscando el consenso y la forma de que los transportistas no soporten el cargo".

Según recoge el texto, "se revisará la financiación de las vías de alta capacidad y se establecerá un sistema de ingresos que garantice los fondos necesarios para la conservación de la red viaria estatal”.

La idea contempla el abono de una cantidad muy reducida que asumirían solo los conductores de tránsito, turistas extranjeros y viajeros nacionales. Estaría exentos del mismo camioneros, autocares y particulares que circulen por la vía para acudir a su puesto de trabajo.

Sin embargo, este punto es complejo, ya que esta diferencia de trato podría no ser compatible con las normas comunitarias. 

No es la primera vez que el Gobierno abre la puerta a la posibilidad del pago por el uso de las autovías, una medida frecuente en muchos otros países europeos. El ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, se ha referido en más de una ocasión a ello, aunque no se han dado más pasos en este sentido.  

En 2019, el entonces ministro de Fomento en funciones propuso un peaje público de dos céntimos por kilómetro, de manera que un trayecto corto, como podría ser Madrid-Toledo, tendría un coste de 1,40 euros, y un trayecto más largo, como un viaje de Madrid a Barcelona, alcanzaría los 12 euros. Para un vehículo, supongamos, con un consumo de 5 o 6 litros cada 100 kilómetros, el coste del viaje se incrementaría entre un 20% y un 30%. Para un trailer que consume entre 30 y 40 litros de combustible cada 100 kilómetros, el coste añadido se reduciría hasta un 5%.

La reacciones a sus palabras no tardaron en llegar. Tanto patronales del transporte como agrupaciones de conductores mostraron su postura contraria a la idea, al igual que lo hizo la oposición, que tachó la medida de “voracidad recaudatoria”.