El Euríbor, principal índice al que se referencian la mayoría de hipotecas variables, ha comenzado el 2024 manteniendo su senda descendente. La media de enero se cierra en el 3,61%, levemente por debajo del 3,679% registrado en diciembre. El valor se está adelantando a la decisión de bajada de tipos del Banco Central Europeo (BCE) y los hipotecados comienza a ver la luz al final del túnel. No obstante, no será en este inicio de curso cuando las cuotas variables que se enfrente a revisión, dado que la comparativa con el mes de enero de 2023 (3,337%) sigue siendo desfavorable.

La tasa cierra enero 27 puntos básicos por encima de su valor de hace un año, lo que acarreará subidas en las hipotecas que se enfrenten a revisión. Esto significa que una hipoteca a tipo variable por un valor de 150.000, un plazo residual de 30 años y un diferencial del 0,99% más Euribor sufrirá un encarecimiento de 24 euros en su cuota mensual, que se traduce en 288 euros al año. Lejos quedan las subidas de cientos de euros al mes, que muchas ya han sufrido, pero las rebajas tendrán que esperar y la aproximación de las hipotecas a los valores previos al estallido del alza parece inalcanzable.

Febrero podría ser el mes marcado en el calendario. El valor marcó una media del 3,524% en el segundo mes del pasado curso, por lo que, si el Euríbor mantiene su tendencia bajista, podría ubicarse a cierre de febrero por debajo del porcentaje que registraba hace un año. De producirse esta situación, los hipotecados a tipo variable que se enfrentasen a una revisión el mes que viene, se beneficiarían de una bajada muy pequeña. Si bien es el primer paso de posteriores bajadas, ni de lejos compensaría las subidas sufridas durante estos dos últimos años.

La senda descendente parece consolidada y si la colocación del Euríbor por debajo de los valores de hace un año no llegase en febrero, lo haría en marzo. El principal de los problemas para los hipotecados variables es que la reducción será muy paulatina y la afectación a su cuota será apenas palpable. Las hipotecas de nueva constitución, en mayor medida las de tipo fijo, seguirán siendo ofertadas con cuotas elevadas, pero la competencia bancaria comienza a notarse. Las entidades se preparan para la previsible bajada de tipos y las condiciones de los préstamos están mejorando poco a poco para atraer cliente.

El Euríbor alcanzó su valor máximo el pasado octubre, momento en el que situó su media a 12 meses en el 4,16%. Desde ese momento cambió la tendencia y los meses consecutivos se han sucedido con caídas, llegando a desplomarse en casi cuatro décimas en diciembre. Los niveles de 2022 todavía quedan lejos, pero el ascenso meteórico hacia el 5% se ha capeado. Mientras tanto, el BCE no tiene prisa y emplaza la bajada de los tipos de interés a primavera, pese a que la presión en favor de la reducción es cada vez mayor.

El supervisor único continúa persiguiendo el objetivo del 2% de inflación para el conjunto de la zona euro. Por el momento, el conjunto de veinte países que comparten el euro como moneda se sitúan en el 2,9% y el miedo a la coyuntura internacional frena la decisión del BCE. El organismo presidido por Christine Lagarde teme que se cumplan las previsiones de Bruselas y que exista un leve repunte de los precios en Europa, por lo que ha preferido mantener los tipos de interés en el valor más alto de su historia.

“La información recibida ha confirmado en términos generales su evaluación anterior sobre las perspectivas de inflación a medio plazo”, explicaba el BCE su decisión en su comunicado. Las perspectivas a las que alude apuntan a un “repunte temporal a corto plazo”. No obstante, el organismo ha reconocido la tendencia a la baja de la tasa subyacente y la fuerte transmisión de su política a las condiciones de financiación. “Las estrictas condiciones están frenando la demanda y esto está contribuyendo a reducir la inflación”, aseguran.

“Es prematuro discutir sobre bajadas de tipos”, zanjaba el debate Lagarde, que confirmaba que los tipos se mantendrán en valores elevados un tiempo “suficientemente largo” para alcanzar el objetivo de inflación que el BCE está “decidido a garantizar”. “Las futuras decisiones del Consejo de Gobierno garantizarán que sus tipos oficiales se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario”. El Euríbor se ha adelantado al supervisor, pero habrá que esperar para que el empujón del BCE termine por reducir el índice.

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