España tiene que integrar su industria militar en la estrategia europea de defensa y seguridad si quiere mantener los máximos niveles de soberanía en todo los escenarios geopolíticos actuales y de futuro y su peso específico como cuarta potencia de UE. No puede haber una disociación entre las estrategias de defensa y seguridad y la definición, estructura y desarrollo de la industria militar. Ésta es la conclusión de un seminario organizado por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada y recogido en el 'Estudio Coraza II sobre el Futuro de la Industria de Defensa'.

Señalan que ambas cuestiones -estrategias de defensa y seguridad- tienen que ir "de la mano, en perfecta coordinación y con compromiso claro por parte de la Administración por liderar esta puesta en común de objetivos y de aplicación de programas de defensa que constituyen desafíos a medio y largo plazo. "El modelo a seguir es el de Francia", señala el estudio. Es, añade, el más claro exponente de "simbiosis entre estrategia de seguridad e industria militar de toda Europa".

Este trabajo es la continuación de un primero sobre la necesidad de disponer de una industria de defensa sólida para poner en marcha una estrategia eficiente de seguridad. El Instituto prepara un tercer Estudio, fruto de otro seminario especializado sobre las decisiones esenciales para consolidar una industria de defensa con dimensión suficiente para afrontar los retos que se avecinan en materia de seguridad en el marco de la Política Común de Defensa y en su pertenencia a los compromisos atlantistas.

Así, subrayan que la industria de defensa y los planes estratégicos de defensa y seguridad no pueden ir cada uno por su lado. "Hacerlo así es la forma más rápida para acabar con nuestras empresas dedicadas a la defensa, señala denle sus conclusiones el Instituto", recoge el estudio.

Señala también que una industria de defensa bien conformada, con financiación y tecnología es "esencial para disponer de un modelo propio de defensa y seguridad a medio y largo plazo, como se señaló en el trabajo anterior, "Coraza I sobre el Futuro de la Industria de Defensa" ya generado por el Instituto.

El siguiente paso es unir planes de seguridad con proyectos empresariales como "la única forma de garantizar el futuro de las empresas de defensa, sobre todo de las más tecnológicas. Aquí, el protagonismo corresponde al Gobierno, que debe involucrarse de forma clara en el objetivo de que los planes estratégicos deben ir seguidos de planes empresariales".

Cuando se habla de industria de defensa, señala el Instituto, no se trata de cuestiones de mercado, sino de "cuestiones del interés general nacional". El único comprador de sistemas de defensa es el Estado, lo que le convierte "en el factor decisorio clave y le obliga a asumir un papel de máximo liderazgo en la configuración del entramado empresarial de defensa. No se puede dilatar más tiempo una decisión contundente por parte del Gobierno de asumir este papel de liderazgo corporativo, señala el Instituto Coordenadas.

Francia, "modelo a seguir"

Considera que Francia ya ha marcado el modelo a seguir. "La industria de defensa francesa sigue milimétricamente los planes estratégicos de defensa y seguridad diseñados por el Estado. Hay apoyo institucional, fondos públicos, programas de I+D, promoción de la exportación y toda una batería de medidas que de forma directa e indirecta potencian a las empresas locales de defensa. El Gobierno francés participa directamente como accionista en grandes consorcios industriales de defensa, Thales, Safran, Naval Group, Airbus".

Enfatizan que el Presidente de la República, Enmanuel Macron, lleva meses impulsando una nueva estrategia de defensa esencialmente europea para superar la crónica dependencia de Estados Unidos, "lo que implicará cambios radicales en los sistemas de armamento y defensa del futuro".

Inciden en que en los cuarteles generales de las empresas francesas de defensa "ya hay grupos de trabajo que están diseñando lo que eso supondrá para el desarrollo de la industria.

Coordenadas apunta que la industria de defensa necesita integrarse en los planes estratégicos nacionales y también en los europeos, si busca su viabilidad a futuro. "Europa camina hacia una autonomía en materia de seguridad y tiene que vertebrar una industria europea de defensa. Los retos en el horizonte de 2020 son importantes. A partir de esa fecha se van a producir cambios decisivos en el desarrollo de la tecnología militar sobre la base de diversos programas como EDAP, el Plan de Acción Europeo de la Defensa que define las bases tecnológicas de las industrias militares; PESCO, que establece las bases de la cooperación permanente y estructurada entre las diferentes fuerzas armadas europeas; MALE, el programa que diseña la incorporación de naves no tripuladas en los sistemas de defensa o FCAS, el proyecto para definir los cazas de combate de nueva generación".

En todos esos programas debe haber, afirman, una presencia de empresas españolas de defensa "en proporción a nuestra relevancia política y económica, y a nuestra posición geoestratégica". Es la forma, aseguran, de no perder ninguna oportunidad tecnológica y es responsabilidad del Gobierno impulsar y promover esa presencia industrial española.

"Lo que resulta inadmisible -destacan-, señalan los responsables del Instituto, es que el Gobierno, como ha pasado en alguno de esos programas europeos, delegue la presencia española en grandes consorcios industriales europeos en los que España tiene una participación y una influencia mínima y están controlados por Francia, Alemania o Gran Bretaña, dispuestas a primar los intereses de sus respectivas industrias de defensa. Por carecer de esa visión se han perdido oportunidades relevantes de crecimiento de la industria de defensa española".

Peligros para España

España, concluyen, necesita un sector industrial de defensa que sea capaz de afrontar estos programas, y otros muchos que se van a implementar, nacionales, europeos y atlánticos. "Si no lo consigue verá comprometida gravemente su soberanía, su seguridad, sus capacidades de defensa y pondrá en peligro a buena parte de la industria militar, que quedara obsoleta, con pérdidas de millones de euros en inversión y de miles de puestos de trabajo directos e indirectos".

Jesús Sánchez Lambas, Vicepresidente Ejecutivo del Instituto Coordenadas asegura que "el Gobierno tiene que asumir su responsabilidad directa en la estructuración de una industria de defensa ligada estrechamente a los planes estratégicos de defensa españoles, europeos y de la OTAN. El Gobierno paga y es el que manda y de ninguna manera puede eludir ese liderazgo sin grave quebranto de nuestra soberanía".