Repsol ha lanzado este lunes su estrategia integral de financiación sostenible, con el objetivo de acompañar a su proceso de transición energética. Con este lanzamiento, la compañía se convierte en pionera a nivel mundial, con la presentación de un marco integral que incorpora instrumentos destinados a la financiación de proyectos específicos -verdes y de transición- así como vinculados a compromisos sostenibles de compañía, los SustainabilityLinked Bonds o SLB, en sus siglas en inglés.

La presentación de la estrategia ha provocado un repunte de las acciones de la compañía en la sesión bursátil de este lunes, con un avance del 1,17% hasta los 11,37 euros, en máximos de enero de 2020. Con esta subida, Repsol se sitúa en niveles prepandemia tras el anuncio de su nueva estrategia.

El nuevo enfoque integral de Repsol ofrece flexibilidad y transparencia en la emisión de instrumentos financieros, dando un paso más para seguir avanzando en su compromiso de ser una compañía cero emisiones netas en 2050. La estrategia integral de financiación sostenible lanzada este lunes va en la línea del Plan Estratégico 2021-2025, presentado en noviembre de 2020.

Con la combinación de ambas herramientas estratégicas, Repsol permite el acceso a los recursos financieros necesarios para su avance en la transición energética, liderando el cambio dentro del sector energético. Este nuevo marco de financiación sostenible de Repsol cuenta con los principios de transparencia y buenas prácticas y ha sido verificado y certificado por la agencia de calificación ISS.

Tres tipos de instrumentos financieros

El nuevo marco cuenta con tres tipos de instrumentos financieros que se dividen en dos categorías. Por un lado, los bonos o instrumentos de financiación de uso dedicado, con bonos verdes y de transición sujetos a los Principios de Bonos Verdes de la Asociación Internacional de Mercados de Capital (ICMA). En este caso, los fondos obtenidos a través de estos bonos irán destinados a la financiación de proyectos de acuerdo con la Taxonomía de la Unión Europea, centrada en la energía renovable y el hidrógeno renovable, entre otros.

Además, los fondos procedentes de los instrumentos de transición serán asignables a actividades y proyectos adicionales de la compañía, que también contribuyen a los objetivos sostenibles y forman parte de la estrategia de transición energética.

Por otro lado, Repsol podrá lanzar bonos o instrumentos financieros cuyas condiciones económicas están ligadas al cumplimiento de objetivos clave de sostenibilidad. Estos bonos SLB están sujetos a los Principios de Bonos Vinculados a la Sostenibilidad de ICMA y para su seguimiento se fijará el Indicador de Intensidad de Carbono definido por la compañía como indicador verificable. El Indicador de Intensidad de Carbono mide las emisiones de CO2e por unidad de energía que Repsol pone al servicio de la sociedad (g CO2e/MJ).

Repsol se ha fijado una “exigente” hoja de ruta para llegar a ser una compañía cero emisiones netas en 2050, tal y como destacan desde la compañía, que incluye metas de reducción de emisiones con una disminución de la intensidad de carbono del 12% para 2025, del 25% para 2030 y del 50% para 2040. La compañía está acompañada por HSBC y Natixis, que han actuado como asesores. Así, la asignación de fondos y los avances ambientales asociados a los compromisos que se adquieran se reportarán anualmente después de ser auditados.

Pionera en el objetivo de alcanzar cero emisiones netas en 2050

Repsol está fuertemente comprometida con la transición energética y en diciembre de 2019 ya fue la primera compañía del sector en anunciar su compromiso de convertirse en una compañía cero emisiones netas en 2050, en línea con el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

A finales del año pasado, Repsol presentó su nuevo Plan Estratégico para el periodo 2021-2025, un plan que marcará la transformación de la compañía en los próximos años y que, sin duda, supondrá su aceleración en la transición energética. La nueva estrategia de Repsol establece así una exigente hoja de ruta, con metas intermedias de reducción de carbono para alcanzar el objetivo final: cero emisiones netas en 2050.

Para ello, el plan de la compañía contempla inversiones por 18.300 millones de euros a lo largo del periodo, de la que un 30% del total, 5.500 millones de euros, se destinará a iniciativas bajas en carbono. En su compromiso con la sostenibilidad, Repsol fue la primera compañía de su sector en 2017 en emitir bonos verdes certificados para reducir su huella de carbono, con una emisión de bonos a cinco años por importe de 500 millones de euros.

Los proyectos de eficiencia energética y de tecnologías de bajas emisiones implementados con estos fondos han ayudado a reducir emisiones por valor de 1,2 millones de toneladas de CO2e en tres años, según las cifras desveladas por Repsol. Además, a día de hoy el 34,1% del accionariado institucional de la compañía está alineado con los criterios ESG.

Las buenas prácticas de Repsol han sido reconocidas, entre otros, por la iniciativa Climate Action 100+, que en su Informe de Comunicación de Progreso de 2020 pone de ejemplo el diálogo con Repsol y su avance en la senda de transición energética, resaltando su ambición de ser cero emisiones netas en 2050, la adopción de escenarios de precios alineados con el Acuerdo de Paris, la incorporación de las recomendaciones del TCFD (Task Force on Climate-Related Financial Disclosures) en las comunicaciones y la revisión de las asociaciones industriales en las que la compañía participa.