Escribano era, hasta este lunes, una empresa casi desconocida para las grandes cúpulas empresariales. Una realidad que se ha revertido con la adquisición del 3% del capital de Indra por parte de la compañía industrial española, con una inversión de alrededor de 65 millones de euros. Pero Escribano no es un gran fondo de inversión extranjero ni nada por el estilo. Es una pequeña empresa española nacida en una mercería en la localidad madrileña de Coslada en 1989, que ahora se ha convertido en una de las partes importantes de Indra, el gigante nacional de Defensa con amplia presencia a nivel internacional.

El propio presidente de Indra, Marc Murtra, celebraba este movimiento empresarial y la entrada de una compañía española en su accionariado, en un momento especialmente clave, ya que parece que la estrategia de internacionalización prima en el resto de compañías, como ha quedado patente con el caso Ferrovial. Murtra ha dado la bienvenida públicamente al nuevo inversor en una entrevista celebrada este martes en el Canal 24 Horas de RTVE, reforzando precisamente el carácter español de Indra.

Escribano, dedicada al negocio industrial desde su nacimiento en 1989, cuenta con amplia experiencia y una fuerte evolución en los últimos años. Un camino que le ha llevado a entrar en el capital de la empresa española de defensa por excelencia, y una de las principales a nivel mundial, y en el que todavía pretende aumentar la participación. Según ha asegurado el propio CEO de la compañía, Ángel Escribano, en varios medios de comunicación económicos, el objetivo de la compañía pasa ahora por alcanzar el 10% de la participación en Indra, convirtiéndose así en socio de referencia junto a la SEPI, en representación del Estado.

“Para Indra es muy buena noticia que aparezca una empresa con interés en comprar acciones de la compañía. Somos una empresa con vocación industrial a largo plazo y todo lo que sean accionistas comprando acciones de Indra a largo plazo es una buena noticia. Tanto Escribano como cualquier otro inversor es muy bienvenido a Indra”, ha celebrado el presidente de la compañía tras conocer la noticia.

¿Cómo nació Escribano?

Escribano nació en 1989 en una pequeña mercería en Coslada. Al menos la idea inicial. La empresa dedicada al sector de la defensa nació en el seno de un matrimonio en el que ella regentaba la mercería, protagonista de la historia, y él era tornero en paro. Una empresa familiar que ahora regentan los dos hijos del matrimonio, Ángel y Javier Escribano, con el 100% del capital de la empresa en sus manos, y que, a día de hoy, ocupan la cúpula directiva de la rebautizada Escribano Mechanicals & Engineering como presidente y CEO respectivamente.

Para llegar hasta aquí la familia Escribano tuvo que tomar decisiones claves para el presente y futuro de la compañía. La madre de los gestores actuales decidió vender la mercería y convertir el espacio en un taller para su marido. Un taller que se convirtió en el primer éxito de una empresa dedicada a la defensa que, a día de hoy, factura hasta 140 millones de euros y despliega sus ventas hasta en una veintena de mercados por todo el mundo.

Escribano no fabrica ahora sus piezas en ese pequeño de taller sino que, gracias a su expansión, se trasladó a una sede más grande situada en Alcalá de Henares (Madrid). Un terreno donde la compañía cuenta con cinco naves diferentes y un amplio terreno donde probar sus diseños. Pero la compañía no se dedica solo a fabricar elementos para el negocio de defensa, sino que Escribano también tiene un fuerte carácter tecnológico.

En el ámbito laboral, la empresa madrileña ha pasado de emplear de 80 a 700 trabajadores en apenas una década. Trabajadores dedicados a diferentes sectores, no solo la defensa, y donde además, un 40% son mujeres, y la edad media se sitúa entre los 30 y 35 años. A día de hoy, la empresa cuenta con varios contratos adjudicados por el Ministerio de Defensa y entre sus previsiones se encuentra alcanzar una facturación de 140 millones de euros este mismo año. Según las cifras oficiales de la compañía, las ventas se han disparado por cuatro en los últimos cinco años.

La compañía defiende en su web oficial que “el secreto de su éxito” se basa en “una apuesta por la integración vertical de sus capacidad de fabricación, la mejora constante de sus instalaciones, la innovación, el compromiso con el cliente y por ser, hoy por hoy, un referente en tecnología puntera”.

¿Cómo se reparte el capital de Indra?

La entrada de Escribano en el capital de Indra, con la adquisición de un 3% de participación, le sitúa como tercer máximo accionista, por detrás del Estado -representado por la SEPI con el 25,16% del capital de la compañía- y por detrás de la empresa vasca SAPA Plasencia, con el 5%. La empresa familiar dedicada a la defensa entra en el capital estrenándose en el top 3 de máximos accionistas de Indra.

El resto del pastel de la empresa dedicada a la defensa y a la tecnología de la información, entre otras de sus actividades clave, se reparte entre otros accionistas relevantes como fondos extranjeros, con una participación de entre el 3% y el 10%, entre los que se encuentran Fidelity o Amber Capital, este último liderado por el presidente del Grupo Prisa, Joseph Oughorlian.