El plan del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, necesita al menos 217 votos a favor, de los 435 totales, para conseguir aprobar su iniciativa e impedir el impago del sector público estadounidense. La fecha límite es el próximo martes, cuando se prevé que empiecen a dejar de pagarse algunas facturas.

Recorte del gasto cercano al billón de dólares
El plan de Boehner condiciona el alza del límite de endeudamiento a un recorte de gastos de cerca de un billón de dólares en la próxiima década. Los republicanos más próximos a las tesis del Tea Party consideran el plan demasiado suave.

Un plan asumible por el presidente
Boehner reconocía esta mañana que aún no había logrado el número de votos necesario para aprobar la medida, pero afirmó que estaban "moviéndose en la dirección correcta". Asimismo, indicó que su plan, que permitiría la subida del tope de endeudamiento actual de 14,3 billones de dólares, no era "perfecto", pero que era "factible y firmable" por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Control de las cámaras
No obstante, antes de llegar a la mesa de Obama, en el caso de que la Cámara de Representantes apruebe el plan republicano, éste debería pasar por el Senado, donde la mayoría demócrata ha asegurado que lo rechazaría.

Bloqueo politico en Washington
La división del Congreso ha desembocado en un peligroso bloqueo político en Washington que amenaza con causar la suspensión de pagos del país, la primera en su historia reciente, y podría ocasionar "catastróficas" consecuencias económicas, en palabras de Obama.

El tiempo se agota
Mientras el tiempo se agota, los máximos ejecutivos de los principales bancos de negocios estadounidenses enviaron una carta al Congreso de Estados Unidos en la que advierten de los graves problemas que la falta de acuerdo entre republicanos y demócratas está causando a la economía del país. “Un incumplimiento de las obligaciones de nuestro país, o una rebaja en la calificación de crédito de EE UU, sería un duro golpe a la confianza de las empresas y de los inversores”, escriben.

Aumento de los tipos
La carta explica que puede producirse “un incremento de los tipos de interés para todo tipo de deudas, una caída del dólar y turbulencias en la Bolsa y en el mercado de deuda”. Las consecuencias son muy graves para la economía por el “empeoramiento dramático de la situación”.

Pérdidas en la Bolsa
Esta semana, la Bolsa de Nueva York ha cerrado con pérdidas todos los días y los inversores volvieron a refugiarse en el oro y el franco suizo. El dólar y la deuda pública estadounidense y alemana no se vieron afectadas, pero la crisis política en Washington puede pasar factura muy deprisa. Los seguros de impago de deuda, llamados CDS sí reflejaron la tensión. De momento, los bonos de la deuda estadounidense se sitúan un poco por debajo del 3%, más o menos el nivel de Gran Bretaña y solo un poco más que Alemania.

Los efectos del 'default'
Según los expertos de Crédit Suisse, en el caso "poco probable" de que EEUU haga default, la economía podría contraerse hasta 5% y la renta variable caería en torno al 30%.

Difícil acuerdo
De momento, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Garner, ha declarado que la ley de Boehner no es una opción realista porque no tiene posibilidades de pasar en el Senado. El líder demócrata, Harry Reid, tiene que presentar algo a votación. Tiene varias opciones: presentar por separado la ley Boehner y la que él mismo ha elaborado para elevar el techo de deuda hasta finales de 2012, intentar una fusión de ambos textos o renunciar a su iniciativa y someter a votación únicamente la ley de la Cámara con enmiendas pactadas con los senadores republicanos.

Encrucijada
Ninguna de esas opciones se antoja válida para evitar la suspensión de pagos. El rechazo de la ley Boehner y la aprobación de la ley Reid, sin más, no parece una solución porque esta última no tiene ninguna posibilidad de pasar en la Cámara de Representantes, a menos que el liderazgo republicano rompiera con el Tea Party, lo que no parece probable. La reforma del texto de Boehner, a su vez, supone que esa nueva versión debería otra vez ser votada por la Cámara de Representantes, donde probablemente moriría.