El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha vuelto a revisar a la baja su previsión de crecimiento mundial para 2019 por la persistencia de las incertidumbres, hasta situarla en el 3,2%, una décima menos de la prevista en abril, cuando la revisión a la baja ya fue de dos décimas, según la actualización de julio del informe 'Perspectivas Económicas Mundiales', publicada este martes.

De cara a 2020, el organismo presidido de manera interina por David Lipton, ya que Christine Lagarde se encuentra inmersa en el proceso de nominación para ser presidenta del Banco Central Europeo (BCE), también ha revisado el pronóstico a la baja en una décima, hasta el 3,5%. Este repunte es "precario" para la institución, ya que depende en gran parte de que se estabilicen las economías de países emergentes y en desarrollo y haya cierto progreso en la resolución de las disputas comerciales.

"En medio de una coyuntura difícil, que incluyó el incremento de las disputas comerciales entre Estados Unidos y China, las tensiones tecnológicas y la prolongada incertidumbre del Brexit, el ímpetu de la actividad global siguió siendo moderado en el primer semestre de 2019", ha explicado el FMI en su informe, tras señalar que, aunque se han producido sorpresas al alza en el crecimiento del PIB de algunos países avanzados, también ha habido una actividad menor de lo esperado en las economías en desarrollo.

Asimismo, en la primera mitad del año se ha producido una caída en el comercio mundial, una ralentización en la actividad manufacturera, un descenso en la demanda final y una moderación en las presiones inflacionistas. El FMI ha alertado de que las acciones políticas han jugado un papel "importante" en estos hechos, que han lastrado la confianza del mercado y de los inversores.

La previsión del FMI del crecimiento de la economía mundial en 2019 ha sido revisada por el incremento de los aranceles por parte de Estados Unidos y China, así como por las revisiones a la baja de las perspectivas de crecimiento por parte de Pekín.

De cara 2020, el repunte en el crecimiento depende de que la confianza de los mercados siga siendo de apoyo, que desaparezcan los impactos negativos temporales en la zona euro, que se estabilicen las economías emergentes, especialmente Argentina y Turquía y que se eviten colapsos mayores en países ya en crisis profundas, como Irán o Venezuela.

Crecimiento en economías avanzadas

Por grupos de países, el conjunto de las economías avanzadas crecerá un 1,9% en 2019, una décima más, mientras que mantendrá el pronóstico anterior del 1,7% para 2020.

La revisión al alza para este año se corresponde con el crecimiento de Estados Unidos, que será del 2,6%, tres décimas más de lo pronosticado en abril por el FMI, por un rendimiento mejor de lo esperado en el primer trimestre, por el apoyo de las exportaciones y por la acumulación de inventarios.

De su lado, el PIB de la zona euro avanzará un 1,3% en 2019, la misma cifra que la pronosticada anteriormente, y un 1,6% en 2020, una décima más. Por países, la revisión al alza de España en dos décimas para 2019, hasta el 2,3%, compensará el crecimiento de Alemania, que será del 0,7%, una décima menos que lo estimado en abril.

En lo que respecta al resto de economías avanzadas, el FMI ha revisado a la baja el aumento del PIB de Japón para 2019 y 2020 hasta el 0,9% y el 0,4%, una décima menos en ambos casos. Reino Unido, de su lado, verá crecer su economía un 1,3% en 2019, una décima más, y un 1,4% en 2020, el mismo incremento que el previsto en abril. No obstante, la estimación del FMI tiene en cuenta que se produzca un Brexit "ordenado" con un periodo de transición gradual hacia el nuevo régimen.

Países emergentes

Con respecto a los países en desarrollo y economías emergentes, el FMI espera que su PIB aumente un 4,1% en 2019, tres décimas menos, y un 4,7% en 2020, una décima menos, por las revisiones a la baja en todas las regiones.

Los países emergentes de Asia se espera que crezcan un 6,2% tanto para 2019 como 2020, en ambos casos una décima menos que en abril. Gran parte de la rebaja se corresponde con la revisión de China, que crecerá un 6,2% en 2019 y un 6% en 2020, una décima menos.

El FMI ha explicado que prevé un menor crecimiento de Pekín porque el impacto negativo de los aranceles y el debilitamiento de la demanda externa han añadido "más presión" a una economía que ya estaba inmersa en una ralentización estructural.

India, el otro gran país asiático, ha visto reducirse sus perspectivas de crecimiento para este año y el que viene en tres décimas en ambos casos, hasta el 7% y el 7,2%, respectivamente.

Con respecto a los países emergentes de Europa, la previsión de crecimiento del PIB para 2019 ha pasado a ser del 1%, dos décimas más, y del 2,3% para 2020, medio punto porcentual menos, por la mayor desaceleración de Turquía.

En Latinoamérica, una corrección a la baja de 1,3 puntos para el pronóstico de Brasil, que pasa de una estimación de crecimiento del 2,1% para 2019 hasta el 0,8%, así como una revisión de siete décimas para México, hasta el 0,9%, han lastrado a su entorno. Así, el FMI ha reducido en ocho décimas el pronóstico de crecimiento del PIB de la región para este año, hasta el 0,6%.

Riesgos a la baja

El organismo internacional radicado en Washington ha alertado de que los riesgos a la baja se han intensificado desde el mes de abril, incluyendo la posibilidad de que un episodio de aversión al riesgo exponga las vulnerabilidades acumuladas por los años de bajos tipos de interés.

Asimismo, la persistencia de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, la "prolongada" incertidumbre sobre cómo se articulará el Brexit o un deterioro renovado de las economías de Argentina y Turquía se mantienen como los principales riesgos a la baja para este año y el que viene.

Ante esto, el FMI ha recomendado a los países que no empleen los aranceles para equilibrar balances comerciales bilaterales, así como a que cooperen para fortalecer el sistema de comercio multilateral a través de la reforma de la Organización Mundial de Comercio (OMC), para evitar que se produzcan evasiones fiscales transfronterizas o para impedir que se deshagan las reformas financieras que se pusieron en marcha tras la crisis de 2008.