El Banco de España había guardado hasta ahora un discreto silencio acerca de la crisis creada en el BBVA tras desvelarse que el excomisario Villarejo espió al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero​, presuntamente por encargo del entonces presidente del BBVA, Francisco González, que temía una maniobra gubernamental para desalojarle de la presidencia en la que le situó su amigo personal José María Aznar. Y oficialmente el silencio del Banco de España se mantiene, aunque ayer, en la última edición del Spain's Investors Day, el gobernador del banco central hizo alusión en discurso a la situación del BBVA sin nombrarlo. 

En un discurso dedicado a hacer balance de la situación económica de España y advertir sobre riesgos futuros, Pablo Hernández de Cos enumeró dentro de esos riesgos a la mala reputación de los bancos españoles, a los que encargó "un particular esfuerzo" para mejorarla y añadió que han de introducirse "medidas que mitiguen el riesgo de comisión de conductas inapropiadas". E insistió en que uno de los retos pendientes de la banca era "el fortalecimiento de su reputación". Y es que los ecos del escándalo del tándem Villarejo-FG, pese a no tener reflejo aún en la cotización de las acciones del BBVA (que lleva un mes orbitando de cerca alrededor de los 5 euros por acción), despierta preocupación en bancos centrales y reguladores, como es el caso de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que también fue espiada y se encuentra en pleno proceso de revisión de sus procedimientos y de la seguridad de sus comunicaciones. E incluso, según informa hoy El Confidencial, la preocupación también se ha instalado en Fráncfort, donde el Banco Central Europeo observaría "con sorpresa" los acontecimientos y estaría esperando alguna acción del Consejo de Administración del BBVA, aunque no haya hecho ninguna ninguna declaración pública, ni haya transmitido mensaje alguno al Gobierno. 

En lo que respecta al Ejecutivo español, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero declaró el pasado martes 15 a la Cadena SER que consideraba las escuchas encargadas supuestamente por Francisco González como: "Una situación gravísima. Habrá que ver la veracidad de esas grabaciones que se han producido e imagino que las autoridades judiciales tomarán buena nota después de las investigaciones que se están haciendo a Villarejo" y añadió que consideraba "inconcebible para una democracia que se puedan producir fisuras y situaciones de este tipo que alarman a gran parte de los políticos, de los periodistas y del conjunto de la sociedad".

Aunque los delitos derivados de esas escuchas pudieran estar prescritos, los afectados están estudiando acciones penales contra Villarejo y González. A su vez, González sigue siendo el presidente de honor del BBVA, con derecho a coche, despacho, secretaria, seguridad y una de las jubilaciones más caras de la banca europea, con una pensión de 79,7 millones de euros.