No hace muchos meses que la firma creada por Amancio Ortega, Inditex, competía con el Banco Santander en los primeros puestos de valor bursátil. Ese prurito entre los mandamases del índice Ibex 35 de ser el más grande. En este estreno de mes de mayo, la noticia es bien distinta: Inditex vale lo mismo que todo el sector bancario incluido en este selectivo indicador de las compañías más líquidas y capitalizadas de la Bolsa española.

La dueña de Zara vale en Bolsa 69.049 millones de euros con una caída cercana al 30% y eso que en buena parte de los mercados mundiales ha tenido que cerrar sus tiendas por los confinamientos que ha impuesto el Covid-19. Los bancos que con gran sacrificio han abierto sus puertas estos días, aunque reduciendo el número de sucursales, se sitúan entre los valores más afectados en sus precios. Los gigantes Santander y BBVA superan el 40% de retroceso, de venir de niveles ya muy ajustados. Ayer Santander volvía a perder los 2 euros de valor bursátil, mientras que BBVA se movía en los 2,82 euros. La diversificación de sus ingresos en otros puntos del mundo no ha tenido un efecto benéfico como ha ocurrido en otras crisis donde España era la protagonista.

Santander capitaliza en Bolsa 32.725 millones de euros, BBVA 18.794 y Caixabank 9.541 millones. Estos tres grandes nunca estuvieron tan baratos en Bolsa. Ya a muy larga distancia la banca mediana con Bankinter (3.236 millones), Bankia (2.775 millones) y Sabadell (1.999 millones). Bankinter tocó niveles inferiores en 2012 en plena crisis de la banca y del euro y Bankia se encuentra a los precios mínimos que marcó durante su intervención por parte del Estado. Por último, Sabadell, con un precio por acción de 0,357 euros se encuentra también marcando en estos días sus mínimos históricos.

Son numerosas las voces, y con razón, que apuntan que la banca está mucho más saneada que durante la pasada crisis financiera que se abrió con Lehman Brothers. Ya no hay el exceso en el ladrillo, aunque aún queden restos tóxicos de aquellas épocas. Están gestionados con mayor sensatez, mirando mucho más los riesgos que asumen, aunque perjudicados por el escenario de tipos bajos que se prolonga ad aeternum. Han hecho en estos últimos años un importante esfuerzo por reducir su tamaño con cierre de oficinas y recortes laborales más o menos pactados.

Pero el mercado de acciones no está valorando estas mejorías, sino que indica una situación de la banca peor aún de la que tenía hace una década. Puede que en ello, haya un exceso de ventas con un sector bancario considerado maldito y, por tanto, a medio y largo plazo, resulten una inversión interesante. Y cabe también la posibilidad de que los inversores estén mandando una señal de que vienen tiempos aún peores a los vividos durante la crisis financiera.

La reacción de la banca ha sido distinta a la de la pasada crisis con planes de moratoria para las hipotecas e, incluso, en créditos al consumo. No quieren meter fallidos en su balance y prefieren esperar a una recuperación que permita a su cliente volver a atender sus pagos. Hay mucha más imaginación entre las entidades financieras, después de numerosas sentencias que destacaron abusos en la legislación española. Pero también, esta prudencia puede ser beneficiosa para la entidad en un entorno de dinero barato y sin límites por parte de los bancos centrales.

El mercado, por ahora, está indicando que los bancos del Ibex viven su peor momento histórico como lo reflejan sus precios. Con estos valores bursátiles podrían ser objeto de operaciones de compra que el Gobierno ha impedido si vienen de fuera de nuestras fronteras. Aunque algunos opinen que esta medida es perjudicial para la banca, no lo creo. En la pasada crisis se evidenció el nulo interés extranjero por las entidades españolas. La única salvedad fue  Abanca –antiguas cajas gallegas- por la que el empresario venezolano Juan Carlos Escottet pagó al Estado mil millones de euros. Un gran negocio, por cierto.