El Gobierno se ha visto obligado a realizar una serie de concesiones a Junts per Catalunya para conseguir sacar adelante el paquete de medidas anticrisis y una de ellas ha sido la eliminación del IVA del aceite. Este gravamen había sido reducido del 10% al 5%, pero ahora se rebajará hasta el 0%. El oro líquido está haciendo honor a su apodo más que nunca y ninguna medida consigue frenar su encarecimiento. Reducción del IVA, desplome de la demanda, nada vale y muchos señalan a los supermercados como culpables.

Mientras, el campo se excusa y prepara a los consumidores para una nueva subida. “Con la campaña tan mala que hay, los precios no van a bajar, es imposible que bajen. Si hacen algo, es subir, pero no creo que sea mucho”, ha asegurado Gregorio Gómez, portavoz de Aceite de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, a La Tribuna. Las malas cosechas propiciadas por las inclemencias climáticas han generado escasez y los propietarios agrarios aseguran que es inevitable subir los precios.

¿Notará el consumidor el IVA 0%?

Sobre el papel, es ilegal que los supermercados suban los precios para compensar la bajada del IVA y engrosar aún más sus beneficios, absorbiendo la bonificación. Sin embargo, múltiples informes de asociaciones de consumidores han presentado pruebas que evidencian que esto ha sucedido. Los Ministerios de Consumo, en el que Pablo Bustinduy a sustituido a Alberto Garzón, y Agricultura, liderado por Luis Planas, aún no ha hecho nada al respecto.

El último estudio de Facua – Consumidores en Acción expone esta práctica. Los precios se han elevado en origen, pero los supermercados han multiplicado los incrementos, llegando a ser las subidas hasta 2,54 euros por litro más que en origen. “Nos parece más populismo fiscal. La solución al problema no es bajar más el IVA, es intervenir los precios. Los márgenes están intervenidos con un bloqueo a las subidas desde el 1 de enero de 2023, lo que ocurre es que nadie ha controlado que no suban”, ha denunciado Rubén Sánchez, secretario general de la organización, a ElPlural.

Las patronales lo ven de otra manera. “En estos momentos de dificultades, donde los dos eslabones más débiles de la cadena, que somos los olivareros y los consumidores, soportamos las mayores tensiones de los mercados siempre son positivas medidas que beneficien a uno u otro de esos dos eslabones más débiles”, ha celebrado Cristóbal Cano en Radio Jaén.

“Estamos convencidos de que va a contribuir a que en estos momentos de dificultad se mantenga firme la comercialización y la salida de aceite de oliva como lo está haciendo en los últimos meses, a pesar de las dificultades de estos momentos”, ha añadido el secretario general de UPA Andalucía.

El sentir empresarial es unánime. La retirada del IVA beneficia a productores y comercializadores, pero no garantiza que los precios vayan a bajar en consecuencia. Ningún eslabón de la cadena lo ha indicado. Es más, alguno ya ha garantizado que lo que verán los consumidores es las estanterías es más subidas. “El valor del aceite ha subido mucho por las dos malas cosechas consecutivas y eso es difícil que cambie”, afirman desde UPA. Entonces, ¿se notará la reducción del 5% (10% si tenemos en cuenta la reducción que entró en vigor en enero de 2023)?

“Nos parece bien que se lleve a cabo esta rebaja del IVA para favorecer el consumo de aceite de oliva entre los consumidores”, ha trasladado Juan Luis Ávila, secretario general de COAG en Jaén. Resulta complicado que el consumo se incentive si los precios continúan subiendo. De hecho, según los datos de la consultora Circana, el encarecimiento ha propiciado una caída del 43% de la demanda de aceite de oliva, mientras que el de girasol ha aumentado un 10%.

La supresión del IVA, rebaja en algunos casos, de determinados alimentos acumula un año de aplicación y lo cierto es que el impacto en el coste de la cesta de la compra ha pasado desapercibido. La supresión de impuestos indirectos en una cadena tan amplia desdibuja el reparto de la absorción que, con las pruebas de las organizaciones de consumidores, ha sucedido. Topar los precios de los alimentos básicos no parece una opción para el Gobierno, que ha optado por una reducción impositiva que merma la recaudación estatal y apenas notan los consumidores.