La guerra entre los agricultores y la Unión Europea (UE) por la reducción de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) se está extendiendo a todos los países y está perjudicando especialmente al sector primario español. Este jueves, desde primera hora de la mañana, agricultores portugueses han cortado varias carreteras que conectan España y Portugal, impidiendo la circulación de transportistas entre los países de la península ibérica. La protesta se suma a los cortes y ataques que los camioneros españoles están sufriendo en la frontera francesa, donde acusan al sector primario nacional de “competencia desleal”.

La carretera N-521 que une el territorio luso con Extremadura y la autopista A6, a la altura de Badajoz, han sido cortadas “de forma pacífica y ordenada” por el Movimiento Civil Campesino. Fuerzas del Orden de ambos países se han desplazado hacia la localización de la tractorada para supervisar el desarrollo de la protesta. Además, las movilizaciones amenazan con cerrar también alguna las conexiones entre Galicia y Portugal, entre las que se encuentran la zona del Miño en Valença y la región de Trás-os-Montes, pudiendo causar también impacto en Vilar Formoso, colindante con la provincia de Salamanca.

La patronal española también ha anunciado movilizaciones y cortes para la semana que viene, concretamente para el viernes 9 de febrero. Las protestas se repetirán los próximos jueves y viernes del mes, cortando diversas carreteras entre las 09:00 horas y las 17:00 horas. Solo en Badajos se verán afectadas la autovía A-66, a la altura de Almendralejo; la N-432, en el cruce de Feria con Fuente del Maestre; y la N-430, en Valdivia. Se espera convocar a 200 tractores y 500 manifestantes en cada uno de los cortes.

Tensión en Bruselas

Simultáneamente a estos cortes, al menos un millar de tractores han llegado a Bruselas, sede del Ejecutivo europeo, desde distintos puntos del continente. La pretensión de los manifestantes es bloquear la ciudad en donde este jueves se reúnen los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en una cumbre informal, con el objetivo de reclamar más apoyos para el campo y denunciar los altos costes que dicen afrontar para cumplir con los nuevos objetivos climáticos y de sostenibilidad comprometidos por los 27.

Aunque la política agrícola no era parte de la agenda de los líderes europeos, que se citado para tratar de convencer al primer ministro húngaro, Viktor Roban, de que levante su veto a una ayuda común de 50.000 millones en cuatro años a Ucrania, algunos de los mandatarios han adelantado que quieren que este asunto sea discutido también.

A su llegada a la reunión de líderes, el primer ministro de Bélgica, el liberal Alexander de Croo, ha afirmado que considera "en parte legítimas" las quejas de los agricultores porque han hecho ya "muchos esfuerzos" para adaptarse a la transición ecológica y se debe garantizar que "reciben precios justos" por sus productos.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, en cuyo país los agricultores protagonizan ya desde hace días importantes protestas, también adelantó en víspera de la cumbre su intención de elevar la cuestión agrícola a la discusión de Veintisiete, con elementos añadidos como el impacto de los acuerdos comerciales con terceros.

Macron rechaza de plano el pacto de libre comercio que la UE y Mercosur tratan de cerrar y presiona para que cesen las conversaciones, lo que choca con los intereses de otros socios como España, para quien este acuerdo es una prioridad.

En un intento por calmar los ánimos de los agricultores y a pocos meses de las elecciones europeas de junio, la Comisión Europea ofreció el miércoles aplazar un año la obligación para los agricultores de reservar una parte de las tierras de cultivo a barbecho para recibir parte de los apoyos de la Política Agraria Común (PAC). Para poder acogerse a esta flexibilidad, no obstante, los productores deberán reservar una parte de sus tierras a otros cultivos beneficiosos para la salud del suelo.

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