Un estudio realizado por el Gabinete Económico de CCOO muestra que la afiliación al sector agrario, es decir agricultura, ganadería y caza, en el agregado del Régimen General y el Sistema Especial Agrario (SEA) en alta por jornadas reales, es decir ocupados, se aceleró en 2019 (2%) con respecto al ritmo observado el año anterior (1,3%), a pesar de la subida del salario mínimo del 22,3%.

Estos datos contrastan con los de la EPA, que estima un recorte del 3,9% del empleo asalariado en el sector privado agrícola en 2019, frente al -0,2% del año anterior. Este desajuste entre los datos de afiliación (al alza) y empleo EPA (a la baja) parece indicar un recorte de la economía sumergida en el sector agrícola.

Por comunidades autónomas, el empleo agrario, estimado por el sindicato, continuó creciendo en 2019 en la mayoría de las comunidades y solo se redujo en aquellas donde la agricultura tiene poco peso, como son País Vasco, Asturias, La Rioja, Baleares, y Madrid. Valencia fue la única comunidad con un peso relevante (9,4% del total nacional), donde el empleo se recortó en 2019, aunque ligeramente (-0,9%) y por debajo de la variación observada en 2018 (-2%),

El ritmo de creación de empleo aumentó en 2019 en aquellas comunidades donde la agricultura tiene un mayor peso, a excepción de Andalucía. Murcia pasó de recortar su empleo agrario (-0,3%) en 2018 a crearlo en 2019 (3%); en Castilla-La Mancha se aceleró una décima su crecimiento hasta el 2,8%; y en Extremadura pasó de reducirse (-1%) a crecer un significativo 4,8%.

En conclusión, los datos de afiliación no acreditan que el alza del SMI de 2019 esté suponiendo un problema para la creación de empleo agrario que, como se ha comentado, continúa aumentando e incluso se acelera en algunas comunidades donde su peso es más relevante.

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Con respecto a las dificultades que señala COAG para los pequeños productores agrícolas, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha manifestado que tienen más que ver con los precios agrarios, que “en España tienen déficits muy importantes” porque “el mercado está sometido a las grandes empresas comercializadoras que determinan precios muy bajos a los productos agrícolas, pero los paganos no pueden ser los trabajadores del campo".

"Estamos en un mercado mediatizado por las grandes comercializadoras y el campo español necesita un reequilibrio en la relación con las grandes distribuidoras”, ha señalado Unai Sordo. “Asimismo, habrá que establecer tratados de libre comercio internacional que garanticen que las producciones de otros países y regiones del mundo garantizan el cumplimiento de estándares de respeto al trabajo digno y bien remunerado y al medio ambiente. Hay que reconfigurar el modelo de desarrollo".