Tras años y años en desuso, ha llegado el momento de decir adiós a uno de los elementos más populares de las calles españolas: las cabinas telefónicas. La propietaria de estos servicios, Telefónica, retirará a partir de este 2022 las casi 15.000 cabinas desplegadas a lo largo y ancho de España. ¿La justificación? Han dejado de ser un servicio universal obligatorio para ser un mero elemento de la calle en desuso. 

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España cuenta en pueblos y ciudades con un total de 14.824 cabinas de teléfono, muchas de ellas reconvertidas en el tablón de anuncios local, con clases particulares, convocatorias del Ayuntamiento o esquelas. Ahora, estos elementos dejarán de ocupar aceras y calles de forma paulatina. Una desaparición que tiene que ver con la Disposición Transitoria Novena del Anteproyecto de la nueva Ley General de Telecomunicaciones.

Las cabinas empezarán a desaparecer este año, sin previo aviso, apenas siete años antes de cumplir su primer centenario. Cien años que cumpliría el servicio en 2028, desde la instalación de la primera cabina de teléfono en España en 1928 en la caseta del antiguo Viena Park -ahora el famoso Florida Park-, en el parque de El Retiro de Madrid.

Telefónica es el operador que debía mantener este servicio hasta ahora, tras ganar un concurso convocado por el Ministerio de Asuntos Económicos y de Transformación Digital y que, a día de hoy, está desierto porque nadie quiere pujar. De hecho, la última adjudicación se produjo en diciembre de 2019 y expiró el pasado 31 de diciembre de 2021, sin interés por ninguno de los operadores del mercado.

Los 2000 y la popularización de la telefonía móvil 

Un desinterés provocado por la popularización de los servicios de telefonía móvil. Ya no es que los hogares cuenten con un teléfono fijo en casa -y por tanto no tengan que bajar a la cabina a llamar por teléfono, ya sea por precio o por intimidad-, sino que la mayoría de los ciudadanos lleva un móvil en el bolsillo. Un móvil que además es inteligente y ofrece una amplia variedad de opciones con las que comunicarse.

El futuro de las cabinas es una muerte anunciada desde hace años. Según las últimas cifras, relativas a 2020, apenas se registraron una media de 0,17 llamadas al día. Es decir, los españoles usaron de media las cabinas telefónicas una vez a la semana. Frente a los años anteriores, esto supone reducir a la mitad el uso de las cabinas y es que en 2018 se contabilizaron 0,37 llamadas diarias, una cada tres días.

Parece que el declive comenzó en los 2000, con la llegada de la telefonía móvil y la popularización de este tipo de comunicación. De hecho, en 2006 ya había más teléfonos móviles que habitantes en España. Una tendencia que ha ido en aumento desde entonces y que ha dejado las cabinas como meros tablones de anuncios. Si el declive se produjo en los 2000, el boom tuvo lugar en los años 80, especialmente entre los más jóvenes, que ahora recuerdan las primeras llamadas para comunicarse entre ciudades o distintas provincias.

El 88% de la población no ha usado nunca una cabina

No es ninguna sorpresa entonces que más del 88% de la población española reconozca no haber usado nunca una cabina telefónica, según los últimos datos disponibles de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), referentes al Eurobarómetro de 2014. Si estos datos son de hace ocho años -cuando las aplicaciones de mensajería instantánea no estaban todavía al alcance de todos- no es de extrañar que el porcentaje ahora sea mayor.

Otro de los datos clave es que solo un 1,1% de la población reconoce haber utilizado una cabina a lo largo de 2020, tal y como desvela el Panel de Hogares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNCM), que hace referencia al cuarto trimestre de 2020. Ya son varias las generaciones que no han realizado nunca una llamada a través de una cabina de teléfono y que ni siquiera sabrían cómo hacerlo.

Y eso que son una realidad en la mayoría de los pueblos de España, especialmente en la España vaciada. El hecho de considerarse como parte del servicio universal de telecomunicaciones suponía que las poblaciones con más de 1.000 habitantes tenían que tener, al menos, una cabina de teléfono en el pueblo. Y otra más si los habitantes pasaban de las 3.000 personas.

Una realidad que ya no tiene mucho sentido si ponemos sobre la mesa los últimos avances en telecomunicaciones, como el propio compromiso de Telefónica de llevar la tecnología 5G a gran parte del territorio español o incluso los primeros detalles de lo que será el 6G. ¿En qué lugar queda la cabina frente a estas nuevas tecnologías? Con este panorama, será una pérdida para los más mayores, acostumbrados a verlas en sus calles y recordando sus primeras llamadas, pero no parece que tenga un gran impacto sobre las generaciones más jóvenes.