El patrimonio del rey emérito ha vuelto a ponerse esta semana en la diana tras la decisión de la Fiscalía de Suiza de investigar a Juan Carlos I por una presunta comisión de 100 millones de euros que el monarca percibió por parte del rey de Arabia Suadí por la construcción del AVE a La Meca. Un importe del que había hecho una supuesta donación de 65 millones de euros a su amiga Corinna zu-Sayn-Wittgenstein.

El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ha solicitado a la Fiscalía de Suiza información sobre la investigación que está llevando a cabo.

Supuestamente, este donativo se realizó a través de la Fundación Lucum, que fue creada el 31 de julio de 2008 en Panamá. Una semana después de su creación, esta sociedad percibió en una cuenta en Suiza 100 millones de euros procedentes de Arabia Saudí.

Tan solo unos meses después, en su tradicional discurso de Nochebuena, Juan Carlos I exigía “ética” a la población española así como anteponer siempre “el interés general sobre el particular”.

“Juntos podremos vencer problemas y dificultades si actuamos con realismo, rigor, ética y mucho esfuerzo, anteponiendo siempre el interés general sobre el particular, buscando acuerdos y soluciones con generosidad, responsabilidad y amplitud de miras”, afirmó.

Años más tarde, en 2012, 65 millones de euros fueron traspasados supuestamente desde la Fundación Lucum a la cuenta de Corinna. Tras esta operación, dicha sociedad se disolvió pero el monarca seguía impartiendo doctrina en sus discursos de Nochebuena.

Sin ir más lejos, ese mismo año, Juan Carlos I reivindicaba la “política grande”, esa que fija su atención “en el interés general y en el bienestar de los ciudadanos. La que se cimienta en el espíritu de servicio y se acomoda a los principios de la ética personal y social”.