El canal televisivo 13TV y la cadena de radio COPE  “siguen siendo refugio y altavoz de los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad”. Así lo han planteado al arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, los sacerdotes que componen el Foro de Curas de Madrid en una carta abierta que le han remitido ante el retraso en recibirles. En ella apuntan también que la formación que se imparte desde la Universidad Eclesiástica de San Dámaso se basa “en el mismo tipo de doctrina conservadora que ha difundido desde su fundación”. 

“Nos preocupa grandemente que en los Medios de comunicación en los que usted como Obispo de Madrid o como vicepresidente de la Conferencia Episcopal tiene poder de influencia y de decisión se siga difundiendo una espiritualidad poco cercana a quienes viven, no por voluntad propia, en los márgenes de la sociedad y a quienes junto con ellos trabajan para lograr que su situación mejore al menos un poco”, expresan.

Ridiculizan y desprecian

Los sacerdotes informan al obispo en su escrito que en cuanto a estos medios “a menudo en algunos de sus programas y, más en concreto, en muchas de sus tertulias se escuchan opiniones no sólo contrarias a tales personas sino ofensivas para las mismas, pues se las desprecia y ridiculiza”.

Si bien según opinan la situación ha mejorado en los últimas meses en el semanario diocesano Alfa y Omega, encartado en el periódico ABC, “no puede afirmarse lo mismo ni del canal televisivo 13 TV ni de la cadena de radio COPE. Ambos medios siguen siendo refugio y altavoz de los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad”.

Débiles esperanzas de cambio

Estos temas se incluyen en el apartado del escrito que los curas titulan “aspectos que debilitan nuestras esperanzas de cambio”. Se refieren a aquellos hechos de la acción pastoral del prelado que están provocando desilusión entre este sector del clero madrileño partiendo de la base de que  “ llegó a Madrid hablando de que en la Diócesis cabíamos todos, dijo que venía a sumar no a restar, que la suya quería que fuera una “pastoral del encuentro”, más que del enfrentamiento y de la exclusión”.

“Habiendo estado muchos de nosotros y de nuestras comunidades entre los excluidos, entre aquellos con los que no se contaba para sumar, pues se consideraba que nuestra presencia en la Diócesis no sólo era prácticamente innecesaria sino incluso inconveniente, oírle decir esas cosas nos ilusionó. Pero, a día de hoy, nuestras comunidades y nosotros mismos seguimos prácticamente contando tan poco como antes, aunque usted, cuando nos vemos, nos trate con mayor amabilidad y respeto” señalan.

Sin apertura en la formación

Pero más les preocupa, añaden “no haya dado absolutamente ningún paso para proceder a una apertura a las distintas corrientes teológicas, incluida la de corte renovador con la que nosotros nos identificamos, en el seno de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso”. 

“El pasado día 28 de enero renovó por cuatro años en su cargo al rector, dando con ello un espaldarazo al mantenimiento de su línea de acción. Ello supone que desde sus aulas la universidad va a seguir difundiendo el mismo tipo de doctrina conservadora que ha difundido desde su fundación”, denuncian los curas madrileños.

Como en la época de Rouco

Peor aún cuando consideran que “sus alumnos van a seguir recibiendo el mismo tipo de formación que recibían en la época del Cardenal Rouco Varela, que de esa institución seguirán sin salir católicos con las ideas y los argumentos necesarios para llevar a cabo la renovación teológica, moral y estructural que, a nuestro parecer, necesita con urgencia la Diócesis”.

Hay otros aspectos de los hechos pastorales de Osoro que sin causar rechazo si generan dudas entre los integrantes del foro de curas de Madrid. Citan en primer lugar el Plan diocesano de Evangelización. Dicen que  es algo que ya hacían en la Diócesis “antes de que el mentado Plan echara a andar” y  que les parece por tanto “excesivo dedicar a ese asunto tantas personas, tantos recursos y tanto tiempo, tres años enteros”. 

Dudas con los nombramientos

El problema se resume así: “no vemos con claridad cuáles son los mecanismos que se tiene previsto utilizar para conseguir que sus  conclusiones contribuyan de modo efectivo a la renovación de la Diócesis y a la mejora de su funcionamiento”. 

Otro aspecto dudoso que citan es  “la serie de nombramientos que ha efectuado para ocupar los altos cargos que figuran en el organigrama diocesano. Especialmente nos genera dudas la selección de personas hecha para que tengan asiento en el Consejo Episcopal y se sitúen al frente de las Vicarías, de las Delegaciones diocesanas y del Seminario conciliar. Pidió a numerosas personas e instituciones que le sugiriéramos nombres, y lo hicimos”. 

Un catolicismo reformista

“Ignoramos cuál fue el resultado de tal consulta, pero los hechos muestran que muy pocos de los elegidos por usted tienen y actúan con un estilo “teológico-pastoral” distinto a los estilos que han sido promocionados en la Diócesis durante las tres últimas décadas. Un elevado porcentaje de los mismos ya ocupaba altos cargos anteriormente y sólo ha cambiado de ocupación”, resaltan.

Y aquí otro elemento preocupante: “Su acercamiento, señor Obispo, a lo que podríamos llamar el “catolicismo reformista”, un hecho cierto en este último año y medio, no ha dado como fruto una presencia numéricamente significativa de algunos de sus miembros en las instancias diocesanas en las que se debaten y toman decisiones importantes para el funcionamiento de la Diócesis”.

Confesión que culpabiliza

Entre otros temas reseñan “la incitación a recuperar la práctica de la confesión individual. Se nos anima a acudir a ella presentándola como el marco en el que el amor de Dios, perdonando al pecador arrepentido, se muestra con mayor claridad y grandeza, y como el requisito previo para obtener las indulgencias asociadas a la ganancia del jubileo”. 

“Dudamos que todo esto tenga sentido y sea conveniente. No sólo es que la dimensión eclesial del pecado quede oscurecida, sino que se vuelve a conducir a los católicos a vivir con un sentimiento constante de culpabilidad moral, sin haber abordado la necesaria reforma de la lista de conductas a las que el catolicismo carga con el calificativo de pecaminosas”, denuncian.

Los curas, que redactaron esta carta en asamblea ante la tardanza del obispo en recibirles dada la complicada agenda que tiene, señalan también algunos aspectos positivos del año y medio que Osoro lleva en el cargo. Dicen que, aunque no se extiendan mucho sobre ellos, son importantes.  Al Foro de Madrid le parece bien el estilo cercano de relación y el afán de concordia del obispo.

También valoran  especialmente “su afán de llegar a ámbitos en los que imperan el dolor, la injusticia o una desoladora pobreza, y, una vez en ellos, su actitud de escucha atenta de las quejas y de los anhelos de quienes padecen esos males y de quienes junto a ellos tratan de aminorarlos” y su interés por conocer las cuentas de la Diócesis, sanearlas y llevar a cabo una economía transparente.