Dibujante, mago, director de teatro, actor, decorador, técnico, productor, realizador y distribuidor pone en la tarjeta de visita de George Méliès, que puso su firma en más de 500 películas entre 1896 y 1912. Hoy tenemos la posibilidad de conocerlo más gracias a la exposición Empieza el espectáculo. Georges Méliès y el cine de 1900, organizada por la Fundación “la Caixa”, con la colaboración del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz.

Se trata de una instalación que se enmarca en la programación de la 20º edición del Festival Internacional de Arte en la Calle de Puerto de la Cruz, Mueca. Con este tipo de exposiciones se pretende enriquecer el ecosistema cultural y creativo, y hacer al público partícipe y divulgador del conocimiento. Después de dos ediciones enmarcadas en la crisis sanitarias, el municipio portuense se vuelve a vestir de arte y cultura.

Uno de los trucos que podemos ver en Vers les étoiles © Georges Méliès, VEGAP, Barcelona, 2014. Foto Stéphane Dabrowski

Esta exposición es un viaje en el tiempo que nos traslada a aquellos años en los que el cine se convirtió definitivamente en un espectáculo popular, gracias, en buena medida, a los inventos y técnicas desarrolladas por George Méliès. El genial artista fue un experto en el género fantástico y en el trucaje cinematográfico. Entre sus aportes podemos contar la introducción del sueño, la magia y la ficción. Hay que tener en cuenta que, hasta ese momento, y desde las producciones de los hermanos Lumière, el cine era únicamente documental. ¿Qué decidió hacer, entonces, Méliès? Combinar la magia moderna de Jean-Eugène Robert-Houdin con la cinematografía de Marey. Para lograrlo, aplicó trucos de magia, pirotectnia, efectos ópticos, desplegables horizontales y verticales, paradas de cámara, fundidos encadenados, sobreimpresiones, efectos de montaje y de color, y muchas más cosas. Sus producciones hicieron un camino que fue seguido por los primeros cineastas en Europa y en Estados Unidos.

La historia, lamentablemente, no tuvo final feliz. La expansión de la industria cinematográfica que trajo consigo la aparición de grandes empresas como Pathé y Gaumont llevaron a Méliès a la ruina y al olvido. Totalmente arruinado, el artista destruyó los negativos de todas sus películas y acabó vendiendo juguetes en la parisina estación de Montparnasse. Fue allí cuando el periodista Léon Druhot lo reconoció y, a partir de aquel momento, colaboró para recuperar su obra y, sobre todo, volver a valorarla.

La muestra incluye objetos que hicieron posible el desarrollo del cine a finales del siglo XIX y principios del XX

La exposición incluye varias películas de Méliès, audiovisuales, copias de fotografías de la época y reproducciones de carteles, dibujos y una maqueta de su estudio en Montreuil, además de tres audiovisuales producidos por la Fundación “la Caixa”. Todo esto se complementa con una selección de films de los hermanos Lumière, y algunos objetos de época, como el cinematógrafo de estos primeros cineastas o la carpeta fantástica de Houdin. La muestra se divide en tres ámbitos: el primero nos presenta el contexto de Georges Méliès, una primera aproximación al cambio de siglo y a los principales aspectos sociales, políticos y populares del mundo de 1900; el segundo presenta el mundo de Méliès y los acerca a la experiencia propiamente cinematográfica; el tercero y último está dedicado a Le voyage dans la Lune, la primera película pensada, creada y distribuida para alcanzar el éxito.

No todo acaba allí, ya que la expo incluye “Participa Méliès”, una actividad educativa y participativa relacionada con la exposición, abierta a todos. En este ámbito se ofrece a los visitantes la posibilidad de crear piezas cinematográficas inspiradas en los trucos del inventor de los efectos especiales. Basta con disponer de un dispositivo que pueda grabar (cámara, vídeo, móvil o tableta) y usar alguno de los trucajes característicos del cine de Méliès.

Una gran ocasión de pasar una jornada aprendiendo, creando y sorprendiéndonos, que se podemos visitar hasta el 3 de mayo en la Explanada del Muelle, en el Puerto de Santa Cruz.