La Fundación ‘la Caixa’ ofrece ahora un espacio donde las personas pueden recibir información para acompañar a sus seres queridos y personas más allegadas en los últimos momentos de la vida. El programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas de la Fundación ‘la Caixa’ pretende brindar acompañamiento emocional y espiritual tanto a las personas afectadas por la enfermedad como a sus acompañantes. 

Para alcanzar este objetivo, el programa de ‘la Caixa’ cuenta con un amplio Equipo de Atención Psicosocial (EAPS) que ha atendido a casi 700.000 personas con enfermedades avanzadas desde 2008. La antropóloga Marta Morente explica la importancia que tiene este tipo de terapia no solo para saber afrontar la muerte sino también para llegar a ella con una buena experiencia de vida. “La espiritualidad ayuda muchísimo no solo a vivir la muerte, sino también a vivir la vida. No te digo que si me dicen que me voy a morir mañana no sienta miedo, confusión o tristeza, pero se abre el panorama y tienes esa sensación de plenitud de vida y de haberte preparado para un buen morir, para hacerlo con mayor paz o confianza”. 

Sin embargo, lejos de los vínculos que se pueden llegar a establecer entre esta espiritualidad y la religión, Morente añade que nada tiene que ver en realidad. “No he encontrado a nadie que no se enamore de una puesta de sol, de un crujir de chimenea, de contemplar a un niño recién nacido o de mirar el mar y escuchar las olas. Y, para mí, esos momentos de quietud donde la persona conecta con otra percepción del tiempo son espiritualidad también”. 

Lo mismo señala Arnaldo Pangrazzi, teólogo sanitario, quien también descarta que esta espiritualidad esté relacionada con las creencias religiosas. “La pertenencia religiosa depende mucho de la geografía. Si uno nace en Portugal, muy probablemente sea católico. Si uno nace en Egipto, seguramente será musulmán. El lugar donde nacemos nos identifica con esa tradición religiosa”. Sin embargo, añade: “La espiritualidad tiene mucho que ver con la historia de la persona: cuáles son las sensibilidades y los valores que ha ido interiorizando a lo largo de la vida y que ahora forman su espina dorsal, que lo guían. Tal vez han sido sembrados en la familia y después los ha interiorizado. Tal vez uno es artista y su manera de leer la vida tiene un toque especial de creatividad. Otro es muy solidario y este valor ha permeado sus relaciones. Otra persona es muy profunda y sabe reflexionar. La espiritualidad abarca un horizonte muy amplio: tiene que ver con la intencionalidad,la profundidad o la capacidad de elevarse de la persona”.

Arnaldo Pangrazzi, teólogo pastoral sanitario. © Gonzalo Cases | Fundación "la Caixa"

Arnaldo Pangrazzi, teólogo pastoral sanitario. © Gonzalo Cases | Fundación "la Caixa"

Además, a través de estas terapias se busca ayudar a la persona que sufre la enfermedad a que viva su vida con plenitud, dando mayor importancia a cómo vive que a cuánto vive. “Realmente no importa cuántos años has vivido, sino qué has hecho con el tiempo que has tenido. Mirando atrás, ¿estás contento? ¿Qué proyectos has realizado? ¿Has sido un campesino, un pescador, un trabajador social? Otro ha creado a su familia o tiene nietos. ¿Estás orgulloso de ellos?”, comenta Pangrazzi.

Acompañar a los acompañantes

Sin embargo, este programa de ‘la Caixa’ no solo centra sus esfuerzos en las personas con enfermedad sino también en aquellos que acompañan y que afrontan el duelo cuando la persona se va. “El primer consejo es afrontar la realidad. La pérdida ha ocurrido, no puedes vivir en la imaginación o intentar cambiar el pasado. Hay que enfrentar lo que ha pasado y honrar el legado de la persona a través de sus valores. Su presencia no está en las cenizas o en el cementerio, sino dentro de ti. Tienes que hacer vivir a tu hijo, tu esposa, tu padre, etc, dentro de ti y ser testimonio de estos valores. No solo llorar o estar triste, sino también dar las gracias por la vida que esta persona te ha regalado y buscar inspiración para vivir con tu dolor”, comenta el teólogo.

Sobre el duelo, Morente señala que, pese a no haber una receta mágica para convertirlo en un buen duelo, lo importante es pasarlo “bien acompañados y escuchados, y no solo escuchados desde las orejas. La naturaleza nos ha dado una boca y dos oídos. Entonces, en los procesos de duelo, escucha el doble de lo que hablas, porque las personas en duelo necesitan ser escuchadas y que las personas de alrededor practiquen más el verbo ser que el verbo hacer: que sepan estar y que sepan ser con tu tristeza, con tu rabia, con tu miedo, pero también con tus alegrías”.