Una vez más, no hubo apocalipsis ni descomposición de la democracia o de España. Las elecciones que presumiblemente iban a derogar el sanchismo han devuelto a los populares y a la demoscopia a la casilla de salida. Andalucía, la comunidad que más escaños aporta, 69 al Congreso de los Diputados, ofrece una visión esclarecedora de este 23J. Sin la variable nacionalista, el bipartidismo sale reforzado y el socialismo resiste a un insuficiente envite popular.

El 23J comenzó por evidenciar la salud democrática en la región más sometida a los rigores de las altas temperaturas. La humedad hacía irrespirable el aire en la costa y en el interior el mercurio se acercaba a los 40º, sin embargo, en ciudades como Córdoba se votó más. La participación crece en la mayoría de mesas andaluzas, un 6,25% respecto a noviembre de 2019. 

La lectura es la misma en Andalucía que en España. Amarga victoria para populares y dulce derrota en los socialistas. Con 25 diputados y 21 senadores, los populares recuerdan que han ganados tres elecciones consecutivas desde 2022, pero los últimos resultados han perdido empuje, sobre todo comparando con la histórica mayoría de Moreno Bonilla en junio de 2022, donde contaron con 1,58 millones de votos en las autonómicas por los actuales 1,55.

Este pequeño receso beneficia en la lógica de los vasos comunicante a los socialistas. Sin medimos qué fiesta fue mejor, gana la de la sede de San Vicente en Sevilla. También es significativa la actitud de los mandatarios: Si Moreno Bonilla continua ausente y sin declaraciones –más allá de dos tuits– mientras se escriben estas líneas, Juan Espadas se mostró eufórico. Tras la media noche salió a clamar que habían frenado “la involución y el retroceso” y que había ganado “el progreso” y había perdido “la mentira”, consenso en el tono y el contenido entre Ferraz y San Vicente.

Respecto al resto del reparto electoral, destaca al igual que en el mapa nacional, el pinchazo de Vox. La caída de los de Abascal y el ‘divorcio duro’ con Macarena Olona se traduce en que la ultraderecha pierde 3 diputados en Andalucía respecto a 2019. En aquel entonces, casi consiguieron los mismos votos que el PP. Hoy eses escenario parece imposible.

Por su parte, Sumar se consagra como cuarta fuerza con más de medio millón de votos y 6 escaños, la mitad serán para representantes de la integrada IU. Sin embargo, Sumar no ha superado los registros de Unidas Podemos, IU y Más País en los anteriores comicios. Los de Yolanda Díaz se dejan cien mil votos menos.

Una de las ausencias más marcadas en Andalucía es, de nuevo, la de una voz en clave nacionalista. Si ya no existe un partido andalucista, tampoco lo habrá, tras el enésimo naufragio de Teresa Rodríguez y Adelante Andalucía, con un discurso en clave andalucista que no será oído en el Congreso.

Remontada sureña y grietas en Génova

El PSOE ha dado la vuelta a la tendencia a la baja que sufre desde abril de 2019. Los de Juan Espadas alcanzaron su suelo de voto en junio de 2022 con 883 mil votos, desde entonces, ha recuperado 547 mil papeletas. Ante estos resultados, el secretario general andaluz quiso recordar que la andaluza era la “primera federación” de los socialistas en España.

Entre las filas socialistas se habla de “fin de ciclo” y ponen la mira en Moreno Bonilla, que sale tocado ante la insuficiente derrota, en San Vicente aventura que al presidente andaluz “se le hará larga la legislatura” tras el quiero y no puedo del 23J.

El modelo–Moreno o ‘moderantismo andaluz’ ha sido la referencia de la campaña de Núñez Feijóo. Culpa de ello la tiene la dirección del coordinador general del PP, Elías Bendodo, artífice de la histórica mayoría absoluta del PP en Andalucía. Moreno Bonilla había sido el espejo en el que Feijóo se miró: el perfil aparentemente moderado y sin estridencias, en busca de un proyecto de “bases sociales anchas”, como define el presidente andaluz.

Ese estilo casi ausente contrasta con el de Ayuso. La grieta entre las dos almas que mantiene el PP vuelve a emerger. Si Moreno Bonilla se expresaban, vía tuits, para aupar y etiquetar a Feijóo por su progreso electoral, Ayuso optaba por omitir el nombre de su presidente tras su chaqueta roja. Curioso, porque no había existido tiempo para que se pudiera exigir apoyo o detracción al líder gallego del PP.

El PP se ha basado en apelar al “voto útil”, al votante desencantado del PSOE o a la lista más votada. Pero la realidad que demostraban las conformaciones de gobierno como el de Extremadura, por ejemplo, ha servido de aviso al elector, que no ha digerido el relato de Moreno en boca de Feijóo.  

Peso de las ministras contra el moderantismo de Moreno

La apelación al voto útil y moderado sí ha contado con otros discursos de éxito. Es el caso de las intervenciones de las ministras Nadia Calviño y María Jesús Montero. Ambas han tenido un peso relevante en el relato de campaña en Andalucía. La responsable de la cartera de Asuntos Económicos y la de Hacienda consiguieron, a través de intervenciones de corte técnico e informativo, traducir el ‘sanchismo’ a resultados y datos económicos.

El alarmismo y las dudosas lecturas de los datos económicos o de empleo que ha venido realizando el PP y Vox han quedado anudados por los discursos de Calviño o Montero, armadas de cifras y estadísticas oficiales.

Sevilla y Jaén, cara y cruz

Afinando la lectura, el socialismo puede respirar aliviado, pero no por mucho tiempo. Su “derrota dulce” es especialmente significativa en el Senado con la pérdida de 12 asientos para el PSOE andaluz que pasan, aritméticamente a poder de los populares.

Los socialistas ensalzan en poder que mantienen en Sevilla, siendo la única provincia donde se imponen a los populares con 5 diputados, y donde Sumar adelanta a Vox, Los populares consiguen la mayoría en la capital, pero no logran capitalizar los buenos resultados de las municipales del 28M, hasta 22 localidad que gobiernan han votado mayoritariamente al PP.

También agridulce es la lectura de Jaén, otro feudo socialista donde los socialistas consiguen 66 municipios, pero donde pierden fuelle a favor de populares, la opción más votada con un 37% del electorado, lo que le permite pasar de un diputado a dos por Jaén. El punto de inflexión del que presumen los socialistas en Andalucía tiene su cruz en la provincia olivarera.