Tengo que decir que yo llegué tarde a esto de la militancia política. Mi compromiso tardó porque no llegaba a tenerlo claro, no veía una opción que me convenciera. Todo me parecía discutible y durante muchos años me situé en esa postura en la que no tomaba un camino porque ningún camino me convencía. Quizás se tratase de una larga adolescencia ideológica que me duró hasta los cuarenta. Y llegué a esa edad y pasaron cosas a mi alrededor.

El señor Aznar nos metió en una guerra y de pronto me pareció que todo se estaba volviendo muy loco y peligroso. Sobre todo el Partido Popular y los señores que lo dirigían.

En ese momento decidí que sí, que tenía que tomar partido. Me acordé de aquellos versos del poeta: “Hay que tomar partido, partido hasta mancharse”.

Y decidí dejar esa pureza que te da el “no elegir”. Decidí mancharme con el trabajo y el compromiso allí donde realmente consideraba que había una posibilidad de conseguir, de transformar, de hacer algo, algo para que se acabara aquel dislate de la guerra de Irak, para que la gente pudiera vivir de una manera normal, que pudiésemos tener una sociedad que al menos no nos avergonzara. No quería sentir vergüenza de mi país, y sentía vergüenza del gobierno que en esos momentos estaba haciendo tantos disparates.

Y en ese momento decidí comprometerme con unas siglas. Y decidí tomar partido. Y decidí afiliarme al Partido Socialista Obrero Español, el PSOE. No es que me pareciera el partido perfecto, no es que estuviese de acuerdo con todos ni con todo lo que se decía en el Partido Socialista. Desde luego nunca he sido muy fan de Felipe González, me hacía gracia Alfonso Guerra por lo borde y lo ingenioso, pero no he sido nunca fan de esa generación, de hecho en el momento en el que ellos estaban en la cumbre no me sentí identificada con el Partido Socialista. Creo que la diferencia generacional también tiene mucho que ver con esto. A mis padres les encantaba.

 A mí fue Zapatero el que me convenció, me pareció otra cosa, me pareció alguien honesto, alguien tranquilo, me pareció alguien con quien podía entenderme y también me identificaba con sus propuestas valientes en aquel momento y al mismo tiempo sensatas.

Todo esto para decir que me afilié al Partido Socialista. Y más adelante decidí, no sólo estar afiliada sino también comprometerme,  participar y ser activa. Empecé a ser activa en mi barrio, me impliqué en la Asociación de Vecinos. Decidí ser activa también en el Partido, comprometiéndome  y trabajando en campañas electorales, con las propuestas que planteaba y en dar visibilidad y hacerme visible yo también como parte del proyecto socialista.

Más tarde me llegó la oportunidad de ser representante pública. De ir en unas listas a unas elecciones para el ayuntamiento de la ciudad en la que vivo, Palma, junto a una candidata de la que en aquel momento me sentía orgullosa y a día de hoy sigo sintiéndome, mi compañera Aina Calvo. Me emociono  cuando hablo de ella y cuando pienso en ella porque tanto a nivel político como también humano ha significado y significa mucho para mí.

Durante ocho años he estado ostentando un cargo público como concejal del ayuntamiento de Palma, representando, junto al resto de mis compañeros del grupo municipal del PSOE, a los  ciudadanos que votaron al Partido Socialista en mi ciudad, Palma. Me he sentido muy orgullosa y muy a gusto. Nunca he tenido ni un ápice de duda de que estaba en el sitio adecuado ni de que estaba del lado correcto, no lo he dudado nunca. A pesar de que en paralelo, durante estos años, el Partido Socialista ha ido perdiendo a nivel de calle mucha credibilidad, y a pesar de que a nivel nacional, autonómico y local hemos ido perdiendo unas elecciones detrás de otras.

Quiero decir, también, que dentro del Partido Socialista, yo apoyé y opté por Aina Calvo y perdimos. También apoyé y voté a Eduardo Madina y perdimos. Ganó Francina  Armengol como Secretaria General y Candidata al Govern de les Illes Balears. Ganó Pedro Sánchez como Secretario General del Partido a nivel nacional y también como candidato al gobierno de la nación. Por tanto me encuentro entre el grupo de militantes que no ganamos en las elecciones internas del PSOE y que en este momento no nos encontramos a la cabeza de los órganos de decisión interna. Tampoco me encuentro en estos momentos dentro de ninguno de los equipos de gobierno o de la oposición de las instituciones en las que el partido está presente.

Sin embargo quiero decir, alto y claro, que yo me siento orgullosa de seguir formando parte del Partido Socialista. Me siento orgullosa de Pedro Sánchez y me siento orgullosa de Francina Armengol. Y me identifico con el proyecto que ellos están encabezando y también me identifico con el No a Rajoy, “No es No”.

Puede que a Felipe González no le guste, puede que a determinados sectores del partido no les guste, puede que a parte de la sociedad no les guste. Pero yo creo que tenemos derecho, si, tenemos derecho a expresar que No es No. Que no queremos un gobierno del Sr Rajoy.

 No, No lo queremos. No queremos votarle a favor ni tampoco abstenernos.

El Sr Rajoy representa todo lo oscuro y enfermizo que hay en la política y  que hay también en este país, como en muchos otros. Y como no estoy de acuerdo ni con lo que ha hecho el Partido Popular y el gobierno del Sr. Rajoy, ni con lo que quieren hacer , no quiero que el PSOE le vote a favor ni quiero que el PSOE le dé una abstención que le facilite el gobierno. No, no lo quiero.

Y creo que los ciudadanos y ciudadanas de este país que con todo su derecho y todos mis respetos no han votado al Partido Socialista, tienen que respetar que los militantes y votantes del Partido Socialista que le hemos dado nuestro apoyo a Pedro Sánchez no queramos ni votar a favor ni abstenernos. No queremos un gobierno del Partido Popular ni queremos un gobierno con el Sr. Rajoy.

Por tanto, si el Sr. Rajoy ha tenido más votos, que es verdad que los ha tenido, pues que se busque él los apoyos y las oportunidades de formar un gobierno Pero que no haga recaer, ni sobre mí, ni sobre el resto de los militantes y votantes del Partido Socialista la responsabilidad de que él no tenga suficientes apoyos.

 Rajoy No ha demostrado NADA hasta este momento que haga entrever la posibilidad de que un gobierno bajo su mando no  haga que me sienta avergonzada de ese gobierno y del país que gobierna. Lo siento pero es así. Y yo creo que ha llegado el momento en el que tenemos que plantarnos y decir No es No.