La Comunidad de Madrid, liderada por Isabel Díaz Ayuso, da una nueva vida al Hospital Enfermera Isabel Zendal después de que esta semana el portavoz del Gobierno regional, Miguel Ángel García, anunciara que el centro -a su vez proyecto faraónico de la presidenta durante la pandemia del Covid- iba a acoger una Escuela de Cuidadores de ELA.

La administración radicada en Sol explicaba que el nuevo espacio convergerá con el Centro Especializado de Atención Diurna para pacientes de la enfermedad, a cuyo tratamiento se dedica el hospital desde que el pasado mes de abril experimentara esta reconversión tras la mala experiencia del Covid, cuando no escapó a la polémica.

El actual uso, aseguran los dirigentes autonómicos, responde a una demanda de familiares y pacientes. Asimismo, celebran que la ELA, que en la región afecta a unas 600 personas, tenga un enclave concreto en el que tratarse. Todo eso es positivo -más allá de las quejas existentes también sobre la nueva vida del sitio-, pero no borra la controversia del pasado -todavía en parte presente- ni de qué manera el Zendal, mesías durante al Covid, ha ido languideciendo entre una suerte de carencias o contratos a dedo.

Contratos a dedo

Los contratos saltándose los procedimientos habituales y la escasez de pacientes han sido seguramente los dos hechos que han marcado la trayectoria del hospital estrella de la autonomía desde prácticamente el momento mismo de su inauguración. Pero también después, cuando lo peor del Covid había pasado sobradamente.

De esta manera, bajo el pretexto de la contratación “de emergencia” que el Ejecutivo madrileño ha empleado en numerosas ocasiones -incluso en escenarios que no eran de urgencia-, el equipo de la presidenta concedió nada menos que 30.445.368 millones de euros a dedo entre 2021 y 2022 repartidos entre 85 contratos con este modus operandi. El primer año del coronavirus (2020), el propio consejero entonces de Hacienda, Javier Fernández-Lasquetty, reconocía que se habían invertido 153 millones de euros, con lo que la suma total entre los tres cursos ascendía a los 183.445 euros cuando el presupuesto inicial era de 50.

Algunos de los acuerdos han sido especialmente controvertidos por la manera poco menos que clandestina que se llevaron a cabo. Un ejemplo claro y muy mediático de esto fue el que la comunidad cerró con Serveo, anterior Ferrovial -por otro lado, habitual beneficiario de obras en el centro- por valor superior al medio millón de euros para el mantenimiento de la infraestructura. Lo que más llamó la atención de este caso concreto fue que el contrato se adjudicó, además de, otra vez, sin someterse a concurso, en Nochebuena.

Ferrovial se ha llevado al menos más de tres millones de euros por hacer obras en el que fuera hospital de campaña, siempre con el mismo procedimiento. En este sentido, en 2020 la Comunidad de Ayuso ya le adjudicó las labores de mantenimiento y conservación del edificio por importe de 1,3 millones de euros asumiendo criterios de urgencia para “garantizar la seguridad, la salud de la población y el interés general, así como posibilitar la atención sanitaria adecuada a la población”.

Y en 2021 la compañía realizó labores de desinfección y desratización por 2,2 millones de euros, otra vez sin que la autonomía diera a otras firmas la posibilidad de optar a la realización del servicio. “Vista la memoria justificativa emitida por la Dirección General de Gestión Económico-Financiera y Farmacia, de fecha 30 de noviembre de 2020, ante la situación actual en España, de infección por Coronavirus y con el fin de garantizar la seguridad, la salud de la población y el interés general, así como posibilitar una atención sanitaria adecuada a la población, se hace necesario acudir a la tramitación de emergencia”, expusieron por aquel entonces.

Ferrovial ha aparecido incluso más recientemente, en la gestión de la región para tratar a los pacientes de ELA. Si en el Zendal se levantaba el centro de atención diurna a estos pacientes, en el anterior Puerta de Hierro se proyectaba un residencial para las mismas patologías, y la adjudicación de los contratos de obra se la llevó la UTE SERVEO (antigua Ferrovial) SERVICIOS, S.A.U y ALYON SERVICIOS, S.A.

Fuera de esta firma se encuentran innumerables ejemplos, con la situación de la pandemia estaba más que normalizada. Hablamos del año 2023, por ejemplo, cuando Silvia Cruz, concejala de Alcorcón por el PP hasta 2017, se llevó más de 4 millones de euros mediante su empresa: Ariete Seguridad.

Ausencia de pacientes y de personal

El fiasco de un sitio que iba a “asombrar el mundo” fue palpable en la cantidad de pacientes que atendió algunas temporadas. En 2022 el centro estaba funcionando a una capacidad mucho menor a las mil camas que se proyectaron inicialmente, pero en 2023 el número de atenciones que se prestaron fue, literalmente, irrisoria; reducida a la máxima expresión si se prefiere: 1,33 de media al día.

El número de ingresos totales fue de 429 en todo el año, mientras que el profesional también brillaba por su ausencia (166 enfermeras y tan solo 11 facultativos). Entretanto, el periodo anterior apenas acogió a medio centenar de personas ingresados en la unidad de rehabilitación funcional (URF).

Cuando más capacidad tuvo el Isabel Zendal -es decir, en pandemia- chocaba directamente con los recursos de los que disponía y al que muchos profesionales directamente se negaban a ir por las condiciones en las que se encontraba y a las que acompañaba el oscurantismo del Gobierno: al principio del Covid no se dijo qué dotación hacía falta, después se habló de traslados voluntarios, más tarde de la obligatoriedad del personal a acudir si quería mantener las mismas oportunidades laborales, etc.

Se ha intentado de todo

Lo que no se puede negar es que para dotar de sentido al Zendal una vez que la crisis del Covid terminó la Comunidad de Madrid ha intentado de todo, desde almacenar aquí la ayuda humanitaria llegada para Ucrania tras la invasión rusa hasta asumir servicios y pacientes de La Paz mientras este segundo era reformado.

Más reciente fue el anuncio de un centro para atender a pacientes de ELA e incluso la promesa de la baronesa del PP de reconvertirlo en un “gran” centro de neurorrehabilitación a finales de 2025.

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